(7) Una entrevista a Cristo
En la Ley, nos ordena Moisés apedrear a éstas (la adultera); ¿tú qué dices?...
El que de vosotros esté sin pecado, arrójele la piedra el primero. (Jn., 8. 5 s.)
- Cristo no puede aprobar el pecado. En su tiempo, y ahora, existe ambiente de corrupción. Las guerras no son más que el fruto maduro de egoísmos escondidos en cada uno de nosotros. No hay miseria humana en la que no tengamos algo que ver. Y a Cristo le presentaron una de esas miserias, una piltrafa. Pero acusaban, sin acusarse. Y Cristo ayudó a la adúltera, e hizo un gran favor a los acusadores: les ayudó a reconocerse limitados y responsables.
- Es inexplicable la conducta de Cristo. Es un verdadero problema. Es el Hijo enviado de Dios, y busca a los hombres más hundidos. Se presenta como el responsable y protagonista de la historia particular de cada cual. Con estas disposiciones internas va la pasión. ¿Cómo puede ser que Cristo, tan honrado e inteligente, se equivocara? Los que han experimentado su propia miseria, saben que Cristo tiene razón. Sólo que Él es el único inocente y nosotros nos empeñamos en decir que lo somos...
----------oOo----------
No hay comentarios:
Publicar un comentario