Entonces se fue uno de los doce, llamado Judas Iscariote, a los príncipes de los sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar y os lo entrego?
(Mt. 26,14 s.)
- ¿Es posible haber encontrado de veras a Cristo y traicionarle tan cobardemente? El corazón humano es un abismo. También las mejores cosechas quedan arrasadas por un pedrisco. Y los frutales se hielan en flor. Pero no exageremos las cosas. Porque Judas no se empapó nunca de Cristo. Aceptar a Cristo a medias es prepararse para una traición completa y bochornosa. Hoy se marchan algunos... ¿por qué? Alguien recuerda su adolescencia o juventud facilona, o una tendencia mal curada...
- Convertirse en un problema insoluble es el precio de la traición a Cristo. Cualquier cosa, con tal de alejar la “quimera” de Cristo... Cristo es una losa para los que creen a medias. Lo saben muy bien los que ya se fueron o los que se negaron a recibir a Cristo. Por esto la demanda y la oferta continúa. Según como esté el corazón, basta con una frasecilla, con una “moda”, con un “snob”, o con una dificultad minúscula... Y luego se sigue la intranquilidad... Porque nadie ha amado a Cristo impunemente... Algo le quedaba a Judas que le atormentaba...
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