Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

jueves, 22 de septiembre de 2022

(23) Una argumentación absurda


Convocaron entonces los príncipes de los sacerdotes y los fariseos una reunión y dijeron: ¿Qué hacemos, pues este hombre hace muchos milagros?

Si le dejamos así, todos creerán en Él, y vendrán los romanos y destruirán...

(Jn.,11,47 s.)

- Si Cristo dice, piensa y obra la verdad, ¿qué hay que hacer? Aceptarle, sin más. Pero, ¡es que fastidia y trae consecuencias! ¿Y qué?, ¿no es más problema vivir sin Cristo y al margen de Cristo? ¡Qué absurdos se siguen cuando, a sabiendas, no se acepta a Cristo!: el corazón no vive tranquilo, se atropella a los demás, se quiere olvidar, se procura aquietar la conciencia, y hasta se realizan una serie de cosas “religiosas...” Todo para huir de la verdadera religión: relacionarse íntimamente con Cristo que vive entre nosotros, en el prójimo...

- Cuando uno está situado, es difícil arrancarle de la comodidad. Una sociedad podrida tampoco quiere salir de su “impasse”. Y mientras tanto se crucifica a Cristo. Las excusas son a miles: vale más mal conocido que bueno por conocer... Pero Cristo sigue anunciando el mandamiento del amor, que está casi sin estrenar en el ambiente social... Cristo se valdrá de otros que no aman (y que odian) para zarandearnos y despertarnos de nuestra pesadilla. ¡Cuánto le duele a Cristo tener que permitir esos rodeos!

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