Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

lunes, 26 de septiembre de 2022

 


(28) Cristo procesado

Le dijo Pilato: ¿Tú eres rey?
Respondió Jesús: Tu dices que soy rey.
Yo para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad... Pilato le dijo: ¿Y qué es la verdad?

(Jn.,18, 37 s.)

- Cristo no ha venido a predicar una teoría. Ha venido a establecer una nueva sociedad: la sociedad de los que aman. Cristo sabe muy bien que sus palabras, sus hechos y su persona no caen en el vacío. Cristo sabe que la historia le dará la razón, aún a fuerza de tropezones. Cristo tiene la fuerza del Hijo de Dios Amor y se saldrá con la suya: reunir a los hombres en el amor. A Cristo no le espanta el fracaso inmediato porque cuenta con el Dios que triunfa en la historia. Siembra, se siembra a sí mismo en el amor, para cosechar una nueva familia humana en la que no exista ni lucha de clases ni lucha de razas, ni lucha de generaciones... ¿Han nacido ya los hombres capaces de implantar con los métodos de Cristo la doctrina que puede salvar a la humanidad?...

- Hay preguntas que son un suicidio. Pilato ha preguntado bien en la expresión externa, pero no le interesa la respuesta que le dé Cristo. Sólo le interesa salir fácilmente de un apuro. Quien pregunta sobre Cristo ha de tener la suficiente hombría para no escapar. Si has preguntado alguna vez sobre Cristo como problema, verás que la respuesta te ha comprometido. No escapes, por favor, porque Cristo está a la vuelta de la esquina, en tu circunstancia... Tus problemas sólo tienen solución en Cristo...

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(29) Volver a lo de antes, no

El procurador les dijo: ¿A quién de los dos queréis que os suelte? Ellos respondieron: A Barrabás.
Díjoles Pilato: ¿Qué queréis que haga con Jesús el llamado Cristo? Todos dijeron: que le crucifiquen...

(Mt., 27, 21 s.)

- Es una escapatoria. Hay que aprovechar lo que se hacía antes, pero ante los nuevos problemas (hambre, incultura, genocidios, ignorancia de Cristo...) hay que buscar nuevas soluciones. Refugiarse en lo de antes, es crucificar a Cristo. Pilato encontró la escapatoria de soltar un reo, y así prescindió de la propia responsabilidad de declarar a Cristo inocente. Aprovechando todos los valores de antes hay que correr al paso de Dios que dirige la historia hacia una nueva familia humana en la que no se crucifique a Cristo que vive en el hermano...

- Tampoco puede lanzarse al vacío. La historia humana es todo un conjunto. Nadie puede aportar lo nuevo que debe aportar, si no descubre lo que otros han aportado y deben aportar. El pueblo es la primera víctima. El pueblo nunca crucifica a Cristo, pero muchos se aprovechan de la opinión de una masa indefinida para hacer lo que les dé la gana. Y entonces se crucifica a Cristo en nombre del pueblo, en nombre de una democracia o de un diálogo. Y hasta se crucifica a Cristo en nombre del “amor” como disfraz de la violencia. Todo es posible...

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(30) El fracaso de Cristo como problema

Uno de los malhechores crucificados le insultaba, diciendo: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate, pues, a ti mismo y a nosotros.
(Lc. 23, 39 s.)

- Son dos hombres que, junto a Cristo, están sumergidos en la agonía. Uno ha descubierto a Cristo: en su actitud de amar y perdonar. El otro..., piensa como muchos. No ha encontrado solución a su dolor y limitación; y si durante las circunstancias más o menos placenteras podía olvidar, ahora no. Pero ahora no encuentra más solución que el insulto, el desprecio, el odio... ¿Solución? Si Cristo, inocente, ha fracasado, ¿tiene sentido la vida del hombre? La vida ha de tener sentido. Entonces Cristo no fracasó, ¿por qué? He ahí el problema de Cristo que cada uno debe solucionar. Porque el encuentro con Cristo es algo personal, intransferible...

- Todos buscan la “salvación”. Algunos la buscan en una “religión” que no es la de Cristo (aunque ellos digan que lo es). No puede ser religión de Cristo la que distrae al hombre de sus responsabilidades: trabajo, solidaridad, progreso... Otros, desesperados, se refugian en la angustia. Otros ya no esperan la solución... Sólo queda un camino: la esperanza. Sin ironía, sin desesperanza, con plena responsabilidad en cuanto a las consecuencias, pedir a Cristo nos ayude a descubrir el sentido del dolor en la familia humana: el dolor nace del egoísmo. Donde hay, o ha habido, egoísmo, existe una fuente de dolor para los demás... y para sí mismo...

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