Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

viernes, 28 de diciembre de 2012

UNA IGLESIA CATÓLICA Y... LAICA


Artículo bajado del blog, autor P. Eloy Roy

TODO EL MUNDO VA AL CIELO

http://todoelmundovaalcielo.blogspot.com/

PARA UNA EVANGELIZACIÓN REALMENTE NUEVA

Un simple detalle respecto a la "nueva" evangelización: dentro de una sociedad en la que la laicidad es prácticamente norma, 
la iglesia, que es masivamente constituida de laicos, 
no debería sentirse como pez fuera de agua,
pues la iglesia católica está formada de 
99.9997% de laicos, 
y ¡Jesús es uno ellos!


            UNA IGLESIA CATÓLICA Y... LAICA



El vocablo “laico” es un viejo término que la Iglesia utiliza para designar a sus miembros que no forman parte del “clero”.  A escala mundial, el clero católico cuenta alrededor de 413 000 miembros, mientras que el número oficial de laicos – por cierto no todos practicantes- asciende a más o menos 1 195 600 000.

Ya que  el clero representa el 0.0003%  y los laicos, el 99.9997%, pende de un pelo que la iglesia católica sea enteramente laica.

Él mismo Jesús no formaba parte de ningún clero; no era sacerdote. En nuestro lenguaje, era “laico” (Hebreos 8, 4). Aunque después de su muerte, la fe de sus seguidores lo haya proclamado sacerdote para servir de puente entre Dios y los humanos, Jesús, mientras vivía en la tierra, no fue más que un laico.

Lo cual no impidió que fuera religioso.

Pero religioso ¿de qué religión?

La religión del laico Jesús era la de sus antepasados judíos tal como la entendía la gran mayoría de la gente religiosa de su pueblo. Pero, dentro de esta religión, Jesús hacía papel de verdadero revolucionario. Decía y hacía cosas que sorprendían.

¿El Dios de los antepasados? Sí, decía él, pero no exactamente como lo ven. ¿La religión heredada de los sabios y santos? Sí, pero no exactamente como la entienden.

Dios no tiene dueños. Nadie tiene el derecho de encerrarlo  en los conceptos y las declaraciones de ninguna época. No se le puede guardar en una jaula de hierro cuya llave quedaría para la eternidad en manos de una casta de individuos ungidos para ser los intérpretes exclusivos y los portavoces infalibles de él.  

El Dios que vive es el Dios de hoy para los humanos de hoy. No alumbra primero por medio de leyes y tradiciones del pasado, por muy sagradas que sean, sino por su Espíritu, que no se puede encadenar, pues no es una cosa fija. Por lo contrario, él es la energía creadora del mundo. Está  siempre en acción. Sopla en todas las direcciones del universo.

El Espíritu de Dios no lleva bandera. No obedece a las normas de ninguna religión en particular y de ninguna secta. Es como el viento. No conoce barreras ni fronteras (Juan 3, 8).

Este Espíritu, Dios lo derrama amplia,  alegre y gratuitamente sobre todos aquellos y aquellas que tienen hambre y sed de colmarse de vida (Joel 3, 1; Hechos 2, 14-17; Lucas 11,13).

Los molestosos cuestionamientos del laico  Jesús exasperaron tanto a los “dueños” de la religión (o sea el clero de su época) que rápidamente se lo sacaron de encima mandándole a crucificar.

Tras el laico Jesús,  tenemos el deber nosotros también de distinguir entre religión y religión, entre iglesia e iglesia.

Existe una iglesia que sabe hacer esta distinción.

Siguiendo al laico Jesús, y dentro de la gran corriente de la laicidad de la sociedad moderna, esta iglesia se pone al servicio de la libertad de los humanos. No acepta más que haya separación entre lo sagrado y lo profano, entre  clérigos y no clérigos, cristianos y paganos, hombres y mujeres.

Esa iglesia,  no solo no teme conciliar los grandes valores  del mundo moderno con el evangelio, sino que, muy al contrario, estimulada por ellos, reanuda con el increíble espíritu de libertad de Jesús y las más hermosas audacias de los primeros testigos del Evangelio.

Ahora bien,  esta iglesia no es herética ni cismática. Es genuinamente “una, santa, católica, apostólica” y… ¡LAICA!

Sacerdotes, obispos, religiosos y religiosas forman parte de esta comunidad de laicos en la que prestan servicios determinados, sin hacerse por ello los amos de la misma.

La laicidad moderna, de por sí, no se opone al evangelio. Puede mirar con ojo crítico, pero no suele burlarse del testimonio glorioso de centenas de millares de hombres y  mujeres de iglesia que, durante siglos,  y por amor al evangelio de Jesús, se han echado entre pecho y espalda la miseria del mundo. Lo que rechaza es el  clericalismo.

No sin razón, los laicistas se sublevan contra el sistema eclesiástico que, acorazándose abusivamente detrás del evangelio, desarrolló un poder inmenso, absolutamente  extraño al propio evangelio.

Convencido de ser conducido por la mano de Dios, este poder, durante siglos,  no escatimó esfuerzos para imponer su dominio a toda la sociedad. Resguardándose detrás de un derecho pretendidamente divino, nunca se molestó demasiado en pisar las libertades más elementales de la persona y de la comunidad humana.

En reacción a esta amenaza del control de la religión sobre todos los aspectos de la vida humana, el mundo laico moderno no admite que el gobierno de los  pueblos se someta  a los dogmas de toda especie de ayatolas,  incluyendo a los ayatolas católicos… Porque el mundo moderno es, antes que nada,  la comunidad humana que se hace cargo de sí misma y asume la plena responsabilidad de todo lo que la atañe.

Aunque muchos de sus partidarios no sean creyentes, la laicidad del mundo moderno no se opone tanto a Dios como a lo que avasalla la sociedad, la infantiliza, la vuelve dependiente de absolutos que hacen peligrar el ejercicio de su libertad y de sus derechos.

La laicidad del mundo moderno no es una amenaza a Dios, ya que ella misma es la madre de las libertades civiles, de las cuales van al frente la libertad de religión y la libertad de conciencia.


De hecho, dicha laicidad, que no se identifica con ningún credo o religión, hace un gran favor a los cristianos. Porque la gloria de ese Dios de Jesús, del que los cristianos tienen la misión de dar testimonio, se puede comparar a la gloria de todo buen padre o madre de la tierra. Después de haber sufrido con sus hijos para que se emancipen y se liberen, los padres no tienen orgullo más grande  que verlos volar, por fin, con sus propias alas.


¿Emanciparse de Dios, liberarse de él? ¡Qué satanismo! Pero no, pues nadie se puede liberar de Dios, porque Dios es pura libertad. Y el varón y la mujer son su imagen.


Las personas que creen en Dios que es la fuente inteligente y amorosa de todo lo que existe,  saben muy bien que este Dios, contrariamente a lo que se dice, cree en el ser humano. Tiene una confianza profunda en los seres de carne que somos, a pesar de que a menudo lo rechazamos y crucificamos la vida.

Los creyentes de este Dios saben que la humanidad no está trabajada solo por fuerzas de destrucción sino que también por grandes energías de sabiduría y de vida. Saben que el mundo de los humanos tiene todo cuanto necesita para realizarse en medio de sus contradicciones, y que un día saldrá  victorioso. Con heridas, por cierto,  pero rebosando de vida.  

Si no, ¿cómo podrían creer aún que el Espíritu de Dios llena el universo y que él mismo da aliento al gran proyecto de la humanidad? …

Es aquí donde el mundo laico, sin darse cuenta, sintoniza con el laico Jesús, el que nunca ha admitido que en nombre de Dios o de leyes supuestamente divinas, el más sencillo de los mortales esté perseguido, discriminado, oprimido, marginalizado o abandonado. El que por haber “emancipado” a mucha gente cuyas espaldas doblaban bajo la carga que les imponía el mundo religioso, fue, a causa de ello y por ello, asesinado por…la religión…

Gracias a Dios, existen actualmente en la Iglesia católica  corrientes que se sitúan en esta línea “laica” según el espíritu de Jesús… Y eso, bajo las mismas narices de venerables “padres” que desde sus cátedras se rasgan las vestiduras, multiplican  advertencias y amenazas y condenan al limbo a esos atrevidos que rasguñan su poder.

Se sabe también de otros padres que bendicen discretamente  a esos “perturbadores”. Como la valentía no es su carisma, lo hacen con infinita discreción hasta que los vientos les sean favorables…

Lo cierto es que va a venir el  día en que, sobre todos los techos, se escuchará de nuevo una iglesia liberada de sus trabas proclamar con credibilidad que “ Dios tanto ama a nuestro mundo  - con sus errores, sus sueños, sus audacias y sus bellezas -  que le da su hijo, no para condenarlo, sino para que por él halle vida (Juan 3, 16-17), y la halle  en abundancia” (Juan 10, 10).

Esta es la palabra que el mundo moderno tiene sed de oír. Una palabra verdaderamente buena,  que libere y sea fuente de un constante renacer.

                                                               
                                                    Eloy Roy

jueves, 27 de diciembre de 2012

¿PORQUÉ INTERESA TANTO BORRAR DEL MAPA A EDUARDO BONNÍN ?


¿PORQUÉ INTERESA TANTO BORRAR DEL MAPA A EDUARDO BONNÍN ?
La razón es muy sencilla:
El Movimiento de Cursillos es un verdadero “parteaguas” en la vida de todos los que hemos tenido la dicha de vivir los tres días de esta inolvidable experiencia.
Al suceder y acontecer lo inexplicable de la metanoia –cambio profundo- en tantas personas, provoca que muchos de los protagonistas (dirigentes) lleguen a ser presa fácil del orgullo y la vanidad, la soberbia y la ambición, que termina por matar el verdadero espíritu por el cual Dios ha suscitado un carisma tan valioso.
Esta tentación se remonta hasta los mismos inicios del Movimiento de Cursillos:
1.- Bartolomé Torres Gost era el rector del Seminario Diocesano de Palma de Mallorca a principios de los años 50. Mucho le molestaba ver que los laicos que vivían un Cursillo, sin ninguna formación académico-religiosa, profesaran una fe tan viril y descarada, que mucho chocaba con las costum- bres pietistas de esa época. Por ello no tuvo reparos para expresarse ante los seminaristas mediante ataques contra los Cursillos y contra el obispo Hervás (por apoyarlos), quien al enterarse le hizo ver la posibilidad de quitarlo del Seminario.
Un hermano de Torres Gost era un alto personaje en el Opus Dei y muy allegado al gobierno de Franco. Mediante esa influencia, se sabe que solicitó la salida del obispo Hervás de Mallorca. El nuevo obispo, Jesús Enciso, llega a Mallorca con la consigna de desaparecer el Movimiento y emite una Carta Pastoral para suspender indefinidamente toda actividad cursillista.
2.- Como respuesta, el obispo Hervás redacta una Carta Pastoral desde su nueva diócesis de Ciudad Real: “Los Cursillos de Cristiandad, instrumento de Renovación Cristiana”, que se convierte en la Carta Magna de los Cursillos, y los devuelve a la vida en la Iglesia. Le pide a Eduardo Bonnín todo el material que ha elaborado sobre la Mentalidad, Esencia, Finalidad y Metodología del Movimiento y le solicita también que lleve un equipo de iniciadores para implantarlos en esa diócesis. Eduardo gustoso acepta, por lo que desde Ciudad Real parten oficialmente a todo el mundo.
3.- Sin embargo no se le permite a Eduardo participar en la estructuración organizativa, por lo que se nombran sacerdotes para elaborar los materiales y manuales operativos, que terminan por clericalizar el Movimiento, quitándole su punta seglar.
4.- Esta tentación se ha repetido desde entonces en todas las etapas históricas de los Cursillos y coincidentemente, siempre han sido sacerdotes apoyados por algunos monaguillos que ocupando la dirigencia de secretariados y grupos internacionales, poco les ha interesado estudiar las raíces del Movimiento, y créanlo, la mayoría lo hace pensando hacer un bien a los Cursillos y a la Iglesia.
5.- Desde los años 70 hasta los 90, el padre Cesáreo Gil –un sacerdote que mucho trabajó por los Cursillos toda su vida, pero que no entendió su esencia fundacional pues nunca aceptó que fuera seglar- fue siempre la cabeza visible que todo decidía en el Movimiento, culminando su influencia en Las Segundas Ideas Fundamentales que salieron a la luz en 1990, haciendo de lado las opiniones que desde Mallorca los iniciadores (incluido Eduardo Bonnín) le enviaron por escrito a la comisión que él manejaba, en desacuerdo por la clara intensión de convertir en reglas lo que nació como líneas de criterio, además de desviar la finalidad primordial de ir siempre a la Persona y nunca a sus circunstancias ni al Personaje al que era llamado a representar en la vida. El Manifies- to, el Comunicado del Secretariado Diocesano de Mallorca al IV Encuentro Mundial, Las Sugeren- cias al Proyecto de Actualización de Ideas Fundamentales, hechas por Bonnín- Francisco Suárez- Forteza, en nada hicieron mella en una ilógica posición clerical, que deseaba borrar del mapa a Eduardo Bonnín y a Mallorca, pues restaría poder y protagonismo a quienes se encumbraron a la cabeza de la estructura, que desde un principio nació para servir y nunca para mandar.
Latinoamérica es, desgraciadamente, el área geográfica donde más se ha repetido esta historia, y en la actualidad, son los que satanizan a quienes tenemos la “osadía” de investigar en las fuentes cuál es el verdadero Carisma que el Espíritu Santo ha derramado en Cursillos.
Hoy en día, son otros sacerdotes quienes han tomado la estafeta del protagonismo mundial desde este lado del globo, autonombrándose adalides del MCC, inventando incluso un Carisma Diferente, llamándolo “ Original” para diferenciarlo del Fundacional y poco les falta para decir que Eduardo y Mallorca nunca existieron realmente.
Y claro, no les faltan los monaguillos que tiran la piedra en esta Escuela Virtual, con la única finalidad de crear polémica y dudas entre los “mal informados, desinformados o no informados”.
LA VERDADERA RAZÓN ES QUE SON PATADAS DE AHOGADO, PORQUE DIOS YA HA SUSCITADO UNA OLA IMPARABLE DE HAMBRE POR RESCATAR AL MCC, REGRESANDO A SU VERDADERO ORIGEN, EMPEZANDO POR DOCUMENTOS DE LOS PAPAS JUAN PABLO SEGUNDO EN 1998 Y BENEDICTO XVI EN 2006, Y HOY CULMINANDO CON MUCHOS OBISPOS QUE HAN DETERMINADO REGRESAR A LAS FUENTES, RECORDANDO QUE CURSILLOS ES UN MOVIMIENTO EMINENTEMENTE DIOCESANO, COMO LO DECLARAN LAS MISMAS IDEAS FUNDAMENTALES EN EL APARTADO 693, RECORDÁNDOLE A LAS ESTRUCTURAS QUE SU FUNCIÓN ES DE SERVICIO Y UNIDAD, Y NUNCA DE MANDAR NI MUCHO MENOS DE ATACAR , PERSEGUIR Y SATANIZAR A QUIENES ESTÁN CUMPLIENDO CON EL PAPEL QUE A ELLOS LES CORRESPONDERÍA REALIZAR.
DE COLORES
Luis Reyes Larios

''El Kerigma, en las chabolas con los pobres''


''El Kerigma, en las chabolas con los pobres''
Kiko Argüello relata el giro que dio su vida al encontrarse con Cristo tras una crisis existencial
Por Nieves San Martín
MADRID, lunes 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- ''El Kerigma, en las chabolas con los pobres'' es el primer libro que escribe el iniciador del Camino Neocatecumenal. La obra de Francisco José Gómez Argüello, popularmente conocido como Kiko, sale a la venta en toda España mañana 27 de noviembre. El fundador de un camino eclesial extendido por el mundo se decide, por fin, a contar su experiencia límite en las chabolas del extrarradio de Madrid, España y su conversión, de la que brotó un carisma fundado fuertemente en el testimonio personal de sus integrantes.
"El Kerigma, en las chabolas de los pobres" es de la editorial BuenasLetras.
El Camino Neocatecumenal, realidad eclesial presente en 101 países de los cinco continentes, es el fruto de Argüello, un inspirado que ha preferido siempre expresarse con la música, la pintura, la poesía, o sus intervenciones orales ante los integrantes del, primero movimiento, y luego encuadrado por el Consejo Pontificio para los Laicos en el nuevo código de derecho canónico con su propia idisosincracia y sus estatutos.
Que cuente hoy su historia al mundo –porque los neocatecumenales ya la saben por tradición oral- es un modo de ahondar en los orígenes de esta llamada eclesial que, como tantas otras, surge al borde del precipicio.
“En un momento trágico de mi existencia, entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios: '¡Si existes, ven!, ¡ayúdame porque ante mí tengo la muerte!'”, es uno de los recuerdos del iniciador, Kiko, que por fin se decide a contar algunos aspectos del comienzo de su respuesta a la llamada de Dios, en medio de una vida que había perdido el sentido.
Kiko experimentó la conversión en un Cursillo de Cristiandad, una iniciativa nacida en Palma de Mallorca, España, de un grupo de seglares, en lo que se estaba fraguando en muchos países y que fue el humus para el Concilio Vaticano II: la llamada de los laicos a ser mayores de edad y con plenos derechos y deberes en una Iglesia clericalizada.
Al obispo de Mallorca, monseñor Juan Hervás, su apoyo al Cursillo de Cristiandad le valió el “destierro” a las llanuras manchegas. Una decisión providencial. Desde el centro de la península, el Cursillo se extendió, gracias a un grupo entusiasta de laicos, jóvenes matrimonios, por la península primero y luego por Alemania, Italia, Portugal, e Iberoamérica, y suma y sigue. Era una experiencia de inmersión de tres días dirigida en su totalidad por seglares, aunque con un capellán, que buscaba devolver su belleza a los compromisos del bautismo, olvidados por muchos hombres y mujeres católicos con una vida tibia.
Aquí experimentó Kiko su conversión. El Cursillo fue el caldo de cultivo para lo que hoy es la pujante realidad del Camino Neocatecumenal. Hoy, el “de colores”, que proclama el Cursillo, sigue dando vocaciones para la Iglesia: laicos, religiosos, sacerdotes, en toda una variedad cuya principal motivación es precisamente “hacer Iglesia”, allí donde estén.
“Intenté vivir como si Dios no existiera. Fue entonces cuando se me cerró el cielo. Se me formó encima como un cielo de cemento y la vida empezó a ser muy dura”. Así cuenta Argüello en “El Kerigma, en las chabolas con los pobres” cómo comenzó su camino de conversión.
“Había muerto interiormente y estaba literalmente sorprendido de que la gente fuese capaz de vivir cuando yo no era capaz de hacerlo –escribe–. La gente se ilusionaba por el fútbol, el cine... sin embargo, a mí esas cosas no me decían nada (…). Me preguntaba: '¿Pero cómo vive la gente?, ¿cómo logra vivir la gente?'. Veía a la gente normal y pensaba: '¿Pero no se preguntan: quién soy, quién me ha creado, qué es la vida?', '¿es que la gente no se plantea esos problemas?', '¿no será que estoy un poco loco, que soy un narcisista, un tipo raro?'. Todo esto también me lo planteaba porque sentía que tenía sobre mí como una manta mojada que me hacía buscar la verdad constantemente: '¿Quiénes somos y qué hacemos en el mundo?'. Para mí no era indiferente si Dios existía o no existía, sino que era una cuestión de vida o muerte”.
''En un momento trágico de mi existencia –señala Argüello–, entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios: '¡Si existes, ven!, ¡ayúdame porque ante mí tengo la muerte!'”.
El cardenal Antonio Cañizares señala en el prólogo que “es el Camino Neocatecumenal un don que el Espíritu Santo ha hecho a la Iglesia en el postconcilio, como vía o itinerario para la iniciación o reiniciación cristiana, y como instrumento para impulsar una nueva y vigorosa evangelización”.
El prefecto de la Congregación para el Culto Divino subraya: “Damos gracias a Dios por las grandes maravillas que Él viene obrando a favor de su Iglesia y de la humanidad a través de este Camino, por las grandes bendiciones y frutos que por medio y a través de este Camino está derramando a favor de su pueblo: frutos de conversión, de vida cristiana, de vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida consagrada y a la acción misionera de la Iglesia; frutos, asimismo, de caridad, de vida conforme a las bienaventuranzas, de entrega generosa, de familias renovadas y abiertas a la vida”.
El cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, comenta una catequesis titulada “Tres Ángeles”. Señala que “este Camino, tantas veces confirmado y animado por los Pontífices Pablo VI, el Beato Juan Pablo y nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, mediante el anuncio de la Buena Noticia, del Kerigma, ha abierto a muchas personas la puerta de la fe”.
“La catequesis de Kiko que se publica aquí –escribe el cardenal– representa una fuerte 'instrucción para discípulos'. Es una llamada a la conversión personal. De esta catequesis me impresiona el hecho de que muestra claramente –y personalmente también a mí– que sin conversión personal no se puede evangelizar. El misionero tiene que ser evangelizado él primero”.
Argüello afirma en su libro que “es necesario pasar en la parroquia de una pastoral de sacramentalización a una pastoral de evangelización. Porque si la parroquia tiene, supongamos, un territorio con unas quince mil personas, de éstas sólo un diez, un cinco por ciento, sigue viniendo a Misa el domingo; todavía hay un grupo de gente que se casa por la Iglesia, que bautiza a sus hijos, etc; pero hay otra enorme cantidad de gente que ya no va a la iglesia. ¿Cómo llegar a tanta gente secularizada?”.
También es muy útil para los profanos de esta realidad eclesial saber qué entiende Argüello por kerigma. Da unas cuantas “pinceladas” sobre el argumento: “En los Hechos de los Apóstoles se dice cómo: mediante los milagros. En los Hechos cada kerigma va precedido por un milagro que crea estupor, que crea sorpresa, que abre el oído a las personas, que las prepara a escuchar. Porque la fe viene a través del oído. (…) Son milagros que preparan a la gente a escuchar el anuncio de la Buena Noticia, de la gran noticia que salva al mundo”.
“No hay cosa más grande en el mundo que el anuncio del Evangelio. 'Dios ha querido salvar al mundo a través de la necedad del kerigma'. El kerigma no es un sermón, no es una meditación. ¿Qué es el kerigma? Es el anuncio de una noticia que se realiza cada vez que se proclama. ¿Y qué es lo que se realiza? La salvación. Si hoy os anuncio el kerigma, vuelve a realizarse ante vosotros la salvación (…) La palabra evangelio significa Buena Nueva, Buena Noticia. Evangelio y kerigma es lo mismo. Anunciar el Evangelio es anunciar el kerigma. Es importante poder escuchar el kerigma”, añade.
Kiko Argüello nació en León, España, el 9 de enero de 1939. Estudió Bellas Artes en la Academia de San Fernando de Madrid, donde obtuvo el título de profesor de Pintura y Dibujo. Sus reconocimientos en el mundo del arte están acreditados. En 1964, se va a vivir a las chabolas del barrio de Palomeras Altas, en el extrarradio. Más tarde, conoce a Carmen Hernández y deciden buscar juntos una síntesis kerigmático-catequética de la que nace una pequeña comunidad cristiana. Es la primera comunidad, semilla que, afirma el texto contenido en esta obra, “gracias al entonces arzobispo de Madrid Casimiro Morcillo, se siembra en las parroquias de Madrid y, más tarde, en las de Roma, Italia, y después en otros países”. Kiko Argüello, Carmen Hernández y el sacerdote italiano Mario Pezzi son hoy los responsables a nivel mundial del Camino Neocatecumenal.