Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

viernes, 9 de septiembre de 2022

(10) La bondad de Cristo molesta a los puritanos


Viendo su Fe (del paralítico), Jesús dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.
Los escribas y fariseos comenzaron a murmurar: ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?
(Lc. 5, 20 s)

- Los que creen en Cristo son un problema. Unos dicen que “creen”, pero usan la etiqueta de su fe para salirse con la suya. Este problema es fácil de solucionar. Es cuestión de distinguir bien. Pero otros creen de veras, y viven en las mismas limitaciones que los demás hombres. Tienen sus defectos, pasan por las mismas penalidades... Pero su fe en Cristo les ayuda a esperar y amar a los demás hombres. Las limitaciones de estos cristianos auténticos son un problema, pero en realidad presenta la única solución: Cristo ha venido a salvar a los “pobres” (los que reconocen sus limitaciones y se esfuerzan por corregirlas) ...

- Los teóricos y los fanáticos no aguantan la postura bondadosa de Cristo. Los teóricos quieren siempre lo más perfecto, pero no dan un paso en el terreno práctico. Los fanáticos se empeñan en algo que a ellos les ha salido bien (les consuela, les ha costado sacrificio), pero que no es precisamente el amar de verdad a Dios y al prójimo. Todos tenemos un poco de teórico y de fanático (“de músicos...”) El reconocer la propia limitación es el único camino para descubrir a Cristo.


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