Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

jueves, 1 de septiembre de 2022

(3) ¿Todavía más pruebas?



(3) ¿Todavía más pruebas?

Vosotros me buscáis no porque habéis visto los milagros, sino porque os habéis saciado.
Ellos le dijeron: Pues tú ¿qué señales haces para que veamos y creamos?
(Jn. 6, 30.)

- Jesucristo pasó haciendo el bien. Toda su vida era un milagro. Nunca se buscó a sí mismo, ni hizo un solo milagro para su propio bien e interés. Curaba a los enfermos, perdonaba a los pecadores, se sentía solidario y responsable de todo problema humano. Todos eran testigos de su comportamiento, porque Él no hizo nada a escondidas. Los cinco mil hombres que participaron del milagro de la multiplicación de los panes lo testificaron... cuando el reconocer a Cristo no suponía compromiso. Pero al día siguiente, las cosas cambiaron, porque las cosas son del cristal con que se miran. Creer en Cristo es un compromiso...

- Muchos “creen” cuando les conviene. Aceptan a Cristo cuando les interesa, cuando les satisface algún interés propio. Pero Cristo no puede ser un juguete de nuestros caprichos, aunque éstos puedan parecer muy “santos”. Creer en Cristo equivale a reconocerle como resucitado, viviente entre nosotros, y exigiendo una vida de resucitado (amar). Y como esto compromete, uno prefiere dar largas al asunto exigiendo enfermizamente pruebas y más pruebas sobre la realidad de Cristo... Con esta postura, Cristo resulta un problema insoluble...

----------oOo----------

No hay comentarios:

Publicar un comentario