Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

domingo, 31 de julio de 2022

CARTA DE MONSEÑOR JUAN HERVÁS A EDUARDO BONNÍN



6 de abril de 1964.

Sr. Eduardo Bonnín Aguiló

…Confidencialmente me he enterado que durante tus viajes se te ha llamado Fundador de los Cursillos de Cristiandad y no lo desmientes, sino que con un chiste dejas la cosa en el aire y hasta parece que lo confirmas.

Sinceramente, creo que tienes el grave deber de conciencia de aclaración siempre que se te dé tal titulo que eres uno de los fundadores pero no “el Fundador”; Ya que sabes que los Cursillos fueron fundados con espíritu de Iglesia por un grupo de sacerdotes seculares y religiosos, con algunos seglares, entre los que principalmente estabas tú, presididos por el Obispo Diocesano. Conviene, pues, que dejes bien claro este punto para que nadie vea en tí, ni sospeche, vanidades ni ambiciones, que estoy seguro que tú no quieres alimentar. 

Acordémonos siempre de la primera y decimotercera Regla de San Ignacio para sentir con la Iglesia.

Juan Hervás, Obispo Prior, Cd

RESPUESTA DE EDUARDO BONNÍN A MONSEÑOR JUAN HERVÁS.

S. E. Monseñor Juan Hervás

Obispo Prior Ciudad Real.

…Con sinceridad, entiendo que ha llegado la hora de decirle, no para recoger ningún laurel, ni para que lo sepa nadie, pero sí para que lo sepa Vuestra Excelencia que los Cursillos en sus líneas esenciales, y hasta en sus detalles concretos, estaban ya estructurados y perfilados en casi todos los pormenores que lo integran ahora, en el año 1946, y que los concibieron y estructuraron”seglares únicamente”. Los sacerdotes iban siempre a contrapelo a los Cursillos y nunca asistieron a las reuniones previas para preparar los que ya se tenían entonces; Unos por sus múltiples ocupaciones y otros por su poco interés. Basta saber el nombre de ellos para poder suponer con qué actitud fueron y lo que aportó cada uno de ellos, y lo que tuvimos que luchar para que fueran. Don Juan Juliá fue el primero a quien pedimos que nos acompañara a un Cursillo Él estuvo de director espiritual en el que se celebró en Cala Figuera(Santanyí)en el año 1944, en el que se dieron por primera vez casi todos los Rollos con que se empezó en el año 1949, y, por lo que a mí respecta, tengo los mismos apuntes y son desde entonces los únicos que he empleado.

Inicialmente, no había ningún sacerdote en el grupo que los concibió y estructuró.Comprendo que sería más bonito lo otro, pero esto es lo verdadero. Lo recuerdo perfectamente y el relato de la PROA citada y su fecha, lo sitúa fuera de toda duda. Por esto cuando me han hecho preguntas concretas al respecto no he dicho mas que la verdad, porque no creo que haya nada ni nadie que pueda obligarme a decir mentiras. Los Cursillos se gestaron los años 1944,1945 y 1946 valiéndonos de las notas y de las experiencias que teníamos de los que se celebran el año 1941 y 1943 por los del Consejo Superior. Esta es la verdad.

No le extrañe que tenga cierta manía a la aplicación de la décimotercera Regla de San Ignacio, porque, a mi pobre juicio más de la mitad de los líos que han caído sobre mí, y quizá también sobre los Cursillos, han sido provocados precisamente por aplicarla. Si la primera vez que, de seguro de buena fé, se faltó a la verdad histórica, me hubiera apresurado a decir la verdad con caridad, callándome, que era blanco lo que sabía bien que era negro, tal vez no habríamos llegado a este estado de cosas en que uno parece que se defiende a sí mismo con decir tan sólo lo que siempre fue verdad aunque nadie lo dijera. 

La realidad de los hechos, sin culpa de nadie más que mía por haber callado, se ha ido tergiversando de tal manera que hasta Vuestra Excelencia ha podido decir, creyendo decir verdad, que los Cursillos fueron “Fundados” por un grupo de sacerdotes y “algunos” seglares, entre los cuales estaba yo.

Eduardo Bonnín Aguiló.

Nota:

El Dr. Hervás llegó a Mallorca el 1 ro. De Marzo de 1947, cuando el tren de los Cursillos llevaba tres años en marcha

Reunión de Mons. Hervás y Eduardo Bonnín Aguiló


ANÉCDOTA.

Monseñor Juan Hervás estaba tan empeñado en fijar el año1949 cómo fecha clave de los Cursillos que invitó a Eduardo Bonnín a ir a Ciudad Real para hablar con él.

Eduardo acudió a la cita, me imagino que con la mosca en la oreja. Llegado que hubo al palacio episcopal fue objeto de un trato exquisito y se vio rodeado de toda suerte de atenciones. 

Baste con decir que durmió en la alcoba reservada para el Nuncio Apostólico de Su Santidad. En la entrevista celebrada en el despacho del Obispo Hervás, éste trató de convencerle para que firmara un documento en el cual se hacía constar que los Cursillos comenzaron el año 1949 y no en 1944. Y viendo que no lograba convencerle por las buenas comenzó a hablarle de Averroes y otros herejes con el fin de infundirle miedo. 

Pero Eduardo se mantuvo firme, negándose a firmar, gesto que le honra y que por sí sólo da la talla del personaje: un hombre de carácter que sabe decir no cuando debe decirse no. Luego en la comida el Obispo anfitrión se permite bromear: “parece que Eduardo está triste”, ciertamente, no había motivos para la alegría tras la escena del despacho.

De regreso en Mallorca, lo contó a Monseñor Álvarez Lara, su Obispo Diocesano, el cual le alabó por su entereza y dijo que había hecho bien al no firmar el documento.

Guillermo Bibiloni.

Historia de los Cursillos de Cristiandad Pág.162.