Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

lunes, 8 de marzo de 2021

El Poscursillo por Toño Punyed (Parte 4)


 

Plan de Grupo

La misión del Grupo no es realizar acciones apostólicas, sino el posibilitarlas. El Grupo, como los Cursillos, trata de “hacer del cristiano un apóstol y de su vida un apostolado“. No pretende directamente un Hacer Cristiano, sino un Ser Cristiano. No busca directamente la acción, sino la vida que engendra la acción,

Presentado desde siempre como “la perfección de la Piedad“, el apostolado será ante todo (si hemos de ser consecuentes con la definición de Piedad) “nuestra vida toda“, en la medida de su perfeccionamiento, por su orientación a la luz del evangelio y por su unión vital con Cristo.

“Todo cristiano es apóstol“ -dice Rahner- “en la medida en que es cristiano“.

Se ha de procurar centrar el concepto de Acción en su punto preciso, para que no derive hacia un ser sin accción que llega a “no ser“, o hacia una acción sin “ser” que llega a no ser acción” (Esquemas Primitivos de Palma de Mallorca).

“Hay quienes HACEN, porque SON; quienes parecen, porque hacen; y quienes hacen por parecer“... “Cuando se es, se hace mejor todo lo que se puede“ (Vertebración de Ideas).

No despreciamos las “acciones“ apostólicas. Son necesarias pero no suficientes, como acciones son algo ocasional, extraordinario. Pero de cara a la conquista de los ambientes lo que cuenta es lo normal en cuanto representa la casi totalidad de nuestra vida, hecha casi toda la normalidad. Algunos han creído que los Cursillistas son poco exigentes. Que se conforman con bautizar la normalidad. Es lo contrario, no se conforman con bautizar lo extraordinario, sino que ambicionan mucho más, bautizar la normalidad, algo más difícil y mucho más eficaz. Opinan así los que no comprenden que la normalidad de Cristo incluía la cruz, que la normalidad de los hombres también la incluye, y que el tomarla es condición para seguirle.

Los Cursillos nacieron de “una persuación íntima de que la VIDA había dejado de ser cristiana a pesar de la existencia de MANIFESTACIONES EXTERNAS que exteriorizaban un cristianismo cuya influencia en la vida era para muchos muy débil o practicamente nula“ (Antecedentes ideológicos). Lo importante sería, por lo tanto, la influecia en la vida y no la manifestación externa octasional.

Normalidad es el cumplimiento gozoso del Plan Personal de Dios para cada quien. Por ello si Su plan es personal y distinto, el apostolado de nuestra normalidad no será el realizado CON el Grupo, sino DESDE el Grupo.

Dado que en el Grupo suele darse una gran variedad de vocaciones, madurez y carismas, el Plan de Grupo, suponiendo que deba existir, debe planearse con especial prudencia. Un Plan de Grupo supone casi siempre el hacer todos una misma cosa y, por ello, conviene constatar primero si todos pueden, quieren y deben participar en él.

Si agregamos que un Plan de Grupo generalmente supone, no sólo un hacer todos lo mismo, sino el hacerlo en un mismo lugar, el problema es aún más delicado porque se corre peligro de trasplante. De cara a la fermentación cristiana de los ambientes, lo más importante no será que todos hagan lo mismo, sino que cada uno haga lo suyo y lo haga ocupando su lugar.

Cada ÉXITO APOSTÓLICO compartido en el grupo es un susurro de Cristo repitiendo: “ve tú y haz otro tanto“. OTRO TANTO pero no LO MISMO necesariamente. Evidentemente el señor aquel que preguntó a Jesús “quién es mi prójimo“, no salió luego a buscarlo en el Camino de Jericó, sino en el camino de su propia vida.

CONTACTO CON EL SACERDOTE

Al principio decíamos que el Poscursillo en cuanto

Circusntancia Santificante, se concreta en la forma de:

1) Una unión vital con Cristo;

2) Un contacto con Cristo – sacerdote; y

3) Una comunión con los hermanos.

De la unión vital con Cristo hemos hablado ya al explicar el sentido pleno de las prácticas piadosas como medio de comunicación con Cristo. Esta comunicación se revisa y mide por la Hoja de Servicios (en su tríptico completo) y se actualiza en el Momento más Cerca de Cristo.

El contacto con los hermanos, posibilitado en la Ultreya, en la Escuela, Clausuras, Aniversarios, etc., se transforma en comunión íntima y fraterna a niveles del Grupo de Cristiandad y en servicio a los hermanos por la proyección apostólica desde el Grupo, desde la Escuela, y en la Ultreya.

Nos falta pues analizar el contacto con el sacerdote en cuanto medio de conversión integral y progresiva. Este contacto se concreta sobre todo en la Dirección Espiritual, que, vista globalmente, no consistirá sino en dar vigencia plena y personal a la Hoja de Sevicio. La Dirección Espiritual así entendida, no consistirá en una simple confesión, ni en una serie de consejos para no pecar.

En esta Planificación corresponde al sacerdote:

1. “Proponer a cada persona un programa recortado a su medida, en el que sienta todas sus posibilidades rindiendo al máximo en la economía divina del Cuerpo Místico“. Colmarle su medida. Ayudarle a volcarse, dando a Dios todo lo que se tiene, a medida que se va teniendo. Es volver a llenar juntos Hojas de Servicios, no en términos de prácticas, sino de vida y vocación.

2. “Sacar a flote todos sus auténticos valores y dar con la solución total de su vida en Cristo, colocándolo en su posición justa en la iglesia, como célula dinámica de una vivificante Comunión de los Santos, en la que, junto a las posibilidades microscópicas de cada uno, se sientan las resonacias infinitas del todo, en una vinculación vital que mantiene el alma en tensión perenne hacia lo eterno“.

3. “Lograr que el cursillista se sitúe en la órbita de Dios y aún en el punto de esta órbita en que sus talentos fructificarán mejor“. (O sea, que alcance la disposición precisa y la exacta).

“Una Dirección Espiritual, auténtica y verdadera, será la que en cada momento, en cada nueva encrucijada, determine el ajuste perfecto de la Hoja de Servicios con la vida, abriendo nuevos horizontes o cerrando la puerta a peligrosas desviaciones, actuando sobre los puntos vitales del alma, con lo que se hace más viva, eficiente y personal, sin el peligro de reducirse a ritual y periódica revisión de una Piedad, que desconectada de la vida, sin el Estudio se mecaniza, y sin Acción se apoltrona“ (Vertebración de Ideas).

Esta es, pues, la función principal del sacerdote en el Poscursillo. Ser sacerdote, todo sacerdorte, y sólo sacerdote. Ser director, pero Director Espiritual, para dirigir y orientar conciencias, no para regir y mandar personas. Será el mayor entre nosotros, por ser precisamente el que más sirve.

Parte 4, continuará…


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