TERCERAS CONVERSACIONES DE CALA FIGUERA
Antonio Pérez Ramos (qepd)
Segunda parte
LO AQUÍ PRETENDIDO BAJO “CRISTIANÍA EN DIÁLOGO”
2.1. EL PENSAMIENTO DE EDUARDO
En un homenaje puntual a su memoria, trayendo aquí y ahora a colación un tema que él intuyó y vivió, y sobre el que se pronunció con gran agudeza y precisión, al tiempo que con la sencillez y humildad de un “aprendiz de cristiano”. Todo ello partiendo de sus contactos con incontables hermanos en la fe – un medio centenar – cabalmente en los Estados Unidos de Norte-América.
Empiezo por la precisión de Eduardo, en su especie de greguerías a lo Gómez de la Serna, respecto del Ecumenismo, distinguiendo el de “puertas adentro” y el de “puertas afuera”.
Resultando de ahí que, tanto en nuestros CURSILLOS, como en los MOVIMIENTOS que integran el ECUMENISMO de referencia, las personas a las que van dirigidos: “Se acercan; se conocen; DIALOGAN; se respetan y hasta se admiran (Historia de un carisma, p.198).
Asimismo, en el libro “Signos de esperanza” (Madrid, 1998, pp.67-70), se refiere la pregunta dirigida por el Cardenal CORDES a Eduardo: “ ¿En que relaciones está Vd. con quien no tiene fe o que pertenece a otra religión u otra confesión cristiana?”.
A lo que el interrogado respondió, sin titubear:
“Óptimas, mejores que con los CRISTIANOS DE SIEMPRE que se creen – quiero creer que de buena fe – que ya han llegado y están convencidos de que las prácticas religiosas son una meta y no un medio para poder llegar”.
“Que les cuesta creer que un cristiano tenga que convertirse un poco cada día.”
“Que todo lo que se refiere a Dios se comprende mejor sabiendo creer que creyendo saber.”
Y proseguía EDUARDO:
“Una cosa por la que no acabo de dar gracias a Dios, y ciertamente uno de los regalos más bellos que me ha hecho, es el haber sido invitado repetidamente por nuestros hermanos protestantes de los Estados Unidos. Hermanos que yo llamaría hermanos deseados.
“Me han invitado varias veces, y siempre he aceptado, para que les explicase qué es y qué quiere nuestro Movimiento de Cursillos. Todas las veces se ha registrado una cálida y fructuosa convivencia que ha hecho bien a todos. He podido hablar con plena libertad.
2.2. Resonancias del mentado criterio de Eduardo:
Primera: Se afirma en el libro colectivo de varios autores, titulado “Esencias. Nervio teológico de los Cursillos de Cristiandad, año 2002, p.199”:
“El mundo avanza y si bien la esencia y mentalidad de los Cursillos de Cristiandad, por lo que tiene de Fundamental Cristiano, permanece siempre vivo y actual; avivando y actualizando todo lo que se deja penetrar por su espíritu, no podemos dejar de notar que su mismo nombre de “Cristiandad” suscita hoy comprensibles suspicacias.
Sin duda cuadraría mejor con lo que se quiere conseguir y se va consiguiendo con ellos, llamarles CURSILLOS DE CRISTIANÍA”.
Segunda: ALBERTO MONTEAGUDO, en “Volviendo a las fuentes”, pp.89-90 ha escrito. “Es curioso que tanto protagonismo cambiador con que se ha pretendido complicar, adulterar, edulcorar, clericalizar y tergiversar el Movimiento de Cursillos, desde su nacimiento, a nadie se le haya ocurrido que, precisamente es el nombre lo que debiera ser cambiado, ya que, hoy por hoy, la palabra CRISTIANDAD no precisa ni da a entender lo que el Movimiento de Cursillos es, persigue y consigue”.
Tercera: SUÁREZ DEL REAL, en “Eduardo Bonnín, Aprendiz de cristiano, Madrid, 2001, p.52, transcribió, tomándolo de su singular entrevistado:
“Cuando se habla de renovación, puesta al día, creo que los Cursillos han de empezar por renovar el nombre. Lo de Cristiandad tiene connotaciones que dan a entender que lo que se quiere es un retorno a lo que fue el cristianismo oficial, aceptado sin más por todos…La palabra CRISTIANÍA expresa mucho mejor y da a entender con más claridad de lo que se trata. CRISTIANÍA es algo personal: de alegría viva…”
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