Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

lunes, 15 de noviembre de 2021

NUESTRO AREÓPAGO



Autor: Rodolfo Letona C.

 

Las lecturas de hoy miércoles 12 de mayo de 2021 de la 6ª semana de Pascua nos presentan, en primer lugar, a nuestro patrono San Pablo, en una escena poco citada y menos meditada, como es su arenga a una ciudad famosa por sus filósofos y pensadores: Atenas. Luego de hacer un rápido estudio del ambiente, descubre que los atenienses son un pueblo extremadamente religioso, cualidad que toma en cuenta para dirigirse a ellos en estos términos:

[Primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22–18,1):]

<< Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido”. Pues eso que veneran sin conocerlo os lo anuncio yo. “El Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene”, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. >>

Para completar la idea que deseo transmitir, cito a continuación, del Evangelio de hoy, a san Juan (16,12-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: << Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. >>

Meditando alrededor de la situación que se vive actualmente en el Movimiento de Cursillos a nivel internacional, considero que para quienes tratamos de vivir el espíritu del Carisma Fundacional, tal como le fuera instilado al fundador por el Espíritu Santo, nuestro areópago lo constituyen en primer lugar “los atenienses del momento”, es decir nuestros hermanos hacia quienes queremos y debemos dirigir nuestro mensaje. En este preciso momento ellos son los “alejados”.

El ambiente de la “Atenas” así constituida, la componen las diferentes visiones, no de un dios desconocido, pero sí de un Carisma desconocido. Todo un tinglado montado para desvirtuar un hecho tan real como delicado que ya Jesús previó. Era imposible que él vertiera sobre sus discípulos toda la verdad de Su Padre. No la habrían comprendido y menos la habrían diseminado, porque menos la habrían comprendido los sujetos de ese primer anuncio.

Eso no ocurre sólo a Cursillos, ha constituido la tónica con toda la Iglesia a lo largo de dos siglos. Es el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, quien “habla de lo que oye y comunica lo que ha de venir”. Infinito es Dios, infinita es Su Palabra; Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Esta verdad responde ampliamente a la inquietud de porqué cuando escuchamos una prédica, un sermón, nos da la sensación de que no es tan solo para mí, sino que todos resultamos incluidos. Su palabra siempre es actual.

La manera en que San Pablo se dirige a los atenienses es muy importante. No les recrimina, les otorga su beneplácito por ser religiosos. No les dice que sus “dioses” no sirven ni representan nada, les llama ‘monumentos sagrados’; les habla del “dios desconocido” del que les quiere hablar; es decir que “entra con las de ellos para salir con la suya”. Quizá se anticipe a mencionar la resurrección y eso le acarrea un rechazo inicial, pero lo hace calculadamente para descubrir a quienes les interesa o bien conocen el tema. Estos fueron los que finalmente se acercan y no solo le escuchan, sino que aceptan el mensaje y hasta le agasajan.

Creo que a veces nos pasa, a mí el primero, que comemos ansias y deseamos que todo suceda en la medida de nuestro tiempo; es que, siendo limitados, pensamos linealmente, para nosotros la eternidad es un misterio, para Dios no existe. Esto lo comprobamos cuando leemos la Biblia. Para nosotros los acontecimientos allí narrados ocurrieron uno tras otro, en cortos intervalos de tiempo, cuando en realidad entre un evento y otro han pasado siglos. Debemos, aunque nos cueste y precisamente por que cuesta, adaptarnos al pensamiento de Dios y tratar de comprender sus razones.

Recuerdo que, cuando salieron publicados los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II, nuestro obispo, Mons. Eduardo Fuentes Duarte (QEPD) nos decía con muy buen tino que él pensaba que pasarían 200 años antes de que todo aquello se convirtiera en realidad para la Iglesia. Quizá algunos piensen que exageraba, pero … ¿desde cuándo nos dijo el Señor que el mundo creería en Él cuándo nos amaramos los unos a los otros?...

 

12 de mayo de 2021

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