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3 A la vida hay que vivirla
A la vida hay que vivirla, no puede uno pararse, tiene que ir hacia o huir de. La vida fluye y este fluir tiene lugar en un mundo cambiante. Todo cambia, las cosas, las ideas, los hechos, las estructuras, los hombres. Tan sólo lo Fundamental Cristiano tiene siempre toda la fuerza comprometiente de lo simple. Es la buena y fecunda semilla que, al dar en la tierra apropiada -el corazón del hombre- y ser acogida por él, hace germinar en su interior lo que Cristo llama en el Evangelio el Reino de Dios, y nos dice que se halla dentro de cada uno.
Todos los despistes de los cristianos de siempre, son siempre causados por el obstinado empeño de querer situar elReino de Dios en otra parte y, muchas veces, hasta por mandato.
Cuando esto ha sido así, cuando se ha pretendido situarlo y buscarlo en vano en otra parte, siempre ha sido el hombre el perjudicado, pues lo cristiano cuando no tiene el imprescindible pedestal de lo humano, suele derivar hacia el fanatismo, el moralismo, el ritualismo, la espiritualidad cerrada o el proselitismo agresivo. Todo esto además de confundir, desconecta al hombre llano y corriente de su ambiente normal: porque lo Fundamental Cristiano tan sólo puede encarnarse, manifestarse, hacerse visible, expresarse, contagiarse y expandirse a través del ser humano.
Extracto del libro
Colaboración en la Revista Testimonio
Eduardo Bonnín.
Ediciones 4° Día
www.cuartodia.org
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