LOS
SECRETARIADOS
1. Responsabilidad suprema del
Movimiento de Cursillos
EI Movimiento de Cursillos de
Cristiandad nació en el seno de la Iglesia, fue aprobado y bendecido
repetidamente por la Iglesia, y ha sido reconocido por ella misma como
instrumento valido para ayudarla en su misión de implantar el Reino de Dios en
el mundo.
Es, por consiguiente, la Iglesia
misma la suprema responsable de su eficaz funcionamiento.
Por ser Obra netamente diocesana,
habrá de ser siempre el Obispo, último responsable de toda acción pastoral
que se desarrolle en su Diocesis, a quien corresponda por derecho propio el
aceptar, usar y dirigir en ella el Movimiento de Cursillos.
Claro está que el Movimiento
tiene una mentalidad, finalidad y núcleo básico metodológico propios, que
han probado su bondad y eficacia a través de tantos años y en países tan
dispares, que habrán de ser siempre respetados por quienes quieran utilizarlo
como tal en la Pastoral de la Iglesia. Reformados según el parecer de cada
Pastor en sus Iíneas esenciales, lógicamente los Cursillos dejarán de ser
tales y habrán de pasar a llamarse de otro modo.
Por otra parte, la experiencia
prueba suficientemente que el Obispo recibe la mayor eficacia de este
instrumento pastoral, cuando se Ie acepta y se Ie hace funcionar respetando sus
Iíneas esenciales, aunque los «modos concretos» de lograr esa finalidad y esencia propias puedan y deban
variar en cada lugar y situación específica. Es precisamente aquí donde el
Movimiento habrá de tener siempre una actitud atenta, abierta e insatisfecha,
que Ie haga captar las realidades concretas de la Iglesia y del mundo donde
vive, con miras a una proyeccion pastoral más efectiva en cada circunstancia.
Es, pues, sobre los Obispos, a
nivel diocesano, y sobre las Conferencias Episcopales, a nivel nacional, sobre
quienes recae la plena autoridad y responsabilidad del Movimiento, tanto para
conservar íntegros los elementos que aseguren su autenticidad, como para hacer
o autorizar las necesarias adaptaciones que exija su inserción en la realidad
concreta en que se desenvuelvan.
2. Responsabilidad delegada
Los Obispos vieron tanto a nivel
de Diócesis como a nivel de País la necesidad de establecer los SECRETARIADOS
DIOCESANOS Y NACIONALES, como organismos mandatarios suyos para la promoción,
desarrollo y dirección del Movimiento en las Diócesis y en la Nación.
3. Naturaleza de los
Secretariados
Como definición los
Secretariados:
SON LOS ORGANISMOS ESPECIFICOS
QUE, POR ENCARGO DIRECTO DE LA JERARQUIA, TIENEN LA MISIÓN, AUTORIDAD Y
RESPONSABILIDAD DE PROMOVER, DESARROLLAR Y DIRIGIR EL MOVIMIENTO DE CURSILLOS
EN UNA DIÓCESIS O PAIS (según sean Diocesanos o Nacionales) DE TAL FORMA QUE,
SIN PERDER NUNCA SU PROPIA IDENTIDAD, LOGRE INSERTARSE EFICAZMENTE EN LA
PASTORAL DE LA IGLESIA.
4. Aptitudes y actitudes
Las personas que integren los
Secretariados del Movimiento deberán poseer ciertas actitudes y aptitudes
necesarias y deseables:
a) Sentido de Iglesia: Suprema
imperiosa y comprometida actitud de todo dirigente del Movimiento de Cursillos
habrá de ser siempre y antes que nada el sentirse miembro vivo y servidor
responsable del Pueblo de Dios y constructor del Reino del Padre en el mundo.
EI Movimiento de Cursillos no podrá nunca ser con- siderado ni atendido como
fin, sino como medio e instrumento que asegure la realización eficaz de esa
suprema aspiración. Jamás podrá ser ni funcionar, si no quiere traicionar
prácticamente su propia esencia y finalidad, como obra aparte, independiente.
Es esencial, en quienes lo manejen y dirijan, la conciencia de su necesaria
integración al servicio del hombre y del mundo en la Iglesia local o
universal.
b) Espíritu comunitario: EI Movimiento descubre y hace
vivencia gozosa el principio de que «el Cristianismo no puede ser vivido, si no
es conviviéndolo». Difícilmente, más aún, «practicamente será imposible,
que el Secretariado se convierta en una realidad dinámica dentro de la única
gran comunidad, de no existir en él un verdadero espíritu comunitario». Si a
todas las estructuras del Movimiento de Cursillos debe exigírseles ser
«testimonios vivos de espíritu comunitario» -auténtico «clima» de Reunión de
Grupo -, por razones muy particulares y obvias habrá de exigirse esto con
mucho mas motivo a los Secretariados.
En el Secretariado; sin mayor
dificultad, casi como consecuencia necesaria, brotará el inapreciable tesoro
de la auténtica amistad humana, que tanto contribuye a estrechar la
vinculacion e integración de quienes constituyen un Equipo de vida y trabajo.
Por ser el Movimiento de
Cursillos Obra «ECLESIAL», la comunidad que integre los Secretariados habrá de
ser siempre igualmente «eclesial»: sacerdotes y seglares, hombres y mujeres, de
tal forma que se posibilite por un lado el necesario ejercicio de las
responsabilidades propias en los laicos y la no menos necesaria asistencia
sacerdotal.
c) Acción en equipo: Los Secretariados deberán
trabajar «EN EQUIPO»:
- «Donde decir la verdad con
caridad no solo sea posible, sino agradecido:
- Donde, al detectarse
divergencias, no sufra la amistad ni la disposición de lIegar a un acuerdo;
- Donde, exista más
preocupación por la unión de todos en Cristo, que por la coincidencia en todo
entre los miembros del Grupo» (“ldeario”).
Las tareas son comunes a
sacerdotes y seglares en el Movimiento de Cursillos y deben realizarse
constantemente en cuanto sea posible, por una auténtica amistad.
Leyes fundamentales de este
trabajo en Equipo, habrán de ser:
- Libertad de opinión,
- Sincera aportación de
iniciativas y personales puntos de vista,
- Decisión siempre conjunta,
- Y, sobre todo, lealtad
incondicional a lo conjuntamente decidido por el Grupo.
5. Funciones
Las funciones de todo
Secretariado del Movimiento de Cursillos habran de agruparse siempre en una
doble vertiente:
a) Hacia el Movimiento mismo.
Esta primera función exigirá
siempre en quienes integran los Secretariados un suficiente conocimiento, una
entrañable estima y una prudencial experiencia del Movimiento. Como
responsables con la Jerarquía, deben tener conciencia de que están manejando
una herramienta apostólica preciosa y precisa, que no es de ellos, y que sólo
podrán usarla eficazmente si han dado pruebas tangibles de competencia y amor
al Movimiento.
Un posible doble peligro, en el
que frecuentemente hemos caído, podría concretar más estas funciones del
Secretariado “hacía adentro” del Movimiento mismo:
- EI peligro de querer
arriesgar nuestra propia identidad en la busqueda de adaptaciones
precipitadas e irreflexivas, impondrá a los Secretariados el deber de
conservar con fidelidad, tanto a nivel de diócesis como a nivel de nación, la
“mentalidad” que originó e informó y debe seguir informando al Movimiento, la
“finalidad” que debe pretender y el “núcleo básico, metodológico” que
propiciará el logro que se desee alcanzar.
- EI peligro de creer que en
el Movimiento todo está logrado y perfecto, les impondrá un segundo
deber: la responsabilidad de revisar y comprobar constantemente si el estilo,
la temática y el fun- cionamiento del Movimiento van del todo acordes con las
actitudes fundamentales de la Iglesia y del mundo de hoy, y con las realidades
circunstanciales de cada lugar y tiempo.
b) Hacia la Iglesia toda, y hacia
su acción pastoral de conjunto, que entendemos como la coordinación y
complementación de todos los esfuerzos apostólicos que la Iglesia -local,
diocesana y nacional- realiza para responder en forma eficaz a la realidad
concreta del mundo en que se desenvuelve.
En el I. Encuentro
Latinoamericano, celebrado en de Cursillos es un agente con función
específica dentro de la Acción Pastoral de Conjunto” y declaramos que “el
Movimiento está dispuesto a colaborar en la planificación y ejecución de los
planes pastorales diocesanos”.
Por otra parte, reconocimos en el
mismo Encuentro que, “dada la situación actual del Movimiento y la necesidad
de una Pastoral de Conjunto, creemos deber recalcar la urgencia de que los
Secretariados reconozcan la importancia de su misión de relación, tanto
interna en el Movimiento, como externa con los demás Movimientos de la
Iglesia”.
Años después, en Tlaxcala e
Itaicí, se volvía a insistir en este deber esencial de los Secretariados por
incrustar de una manera real y eficiente al Movimiento de Cursillos en la
Acción Pastoral conjunta de la Iglesia.
Todos los Secretariados estaran
obligados:
- Constante relación con la
Jerarquía: informando al Prelado puntualmente de la marcha y de las
incidencias del Movimiento; consultando sus deseos Pastorales y las prioridades
de los mismos; manifestandole, con el respeto, la libertad y la confianza que
conviene a los hijos de Dios, las necesidades, deseos y aspiraciones de los
responsables del Movimiento; consultandole, sobre las dificultades que hayan
podido surgir...
- Relación con los demás
responsables de la planificación Pastoral: Los Secretariados deben
brindarse generosamente para tomar parte activa en la elaboración de la misma.
Si este ideal no se consiguiera, siempre pesará sobre el Equipo del
Secretariado y sobre la Escuela, como uno de sus deberes esenciales, el
procurar tener la mas completa y actualizada información de dicha
planificación.
- Relación con otros
Movimientos, Obras Apostólicas y Organizaciones de la Iglesia para que ellas,
en esa necesaria acción de conjunto pastoral, conociendo nuestra propia
mentalidad, finalidad y método, puedan pedir al Movimiento lo que debe dar, y
para que los Secretariados y Escuelas conozcan los múltiples campos de posible
realización apostólica que presentarán a quienes hagan la experiencia de un
Cursillo con respeto siempre a la vocación apostólica personal.
Continuará parte 9
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