5. LA ESCUELA Y EL CURSILLO
La Comunidad de la Ultreya demanda
y encomienda al Secretariado y éste a la Escuela la realización del Cursillo.
EI Secretariado escoge un grupo designado y preparado por la Escuela para
dirigir el Cursillo. La Escuela realiza el Cursillo para que la Ultreya lo
utilice integrándolo en el Movimiento.
EI Cursillo no es un fin. EI
proporciona, usando el testimonio y la palabra, la vivencia de lo Fundamental
Cristiano. Proporciona, es decir, crea las condiciones para que se dé la
vivencia.
Obra carismática en la que se
ejerce la acción del Espíritu, el Cursillo requiere en su brevedad e
intensidad, una preparación cuidadosa. AI Secretariado junto a la Escuela Ie
incumbe el estudiar y promover todo el conjunto de factores y acciones que
componen la realización del Cursillo, sin perder jamás de vista la
perspectiva de los objetivos que se encuentran más allá, en el cuarto día.
Para la Escuela constituida como
auténtica unidad, con perfecta conciencia de su sentido de servicio, y basada
en la amistad, en la comunión, en la humildad, en el respeto y en la
admiración mutua, la realización del Cursillo es algo que Ie resulta
enteramente natural.
EI grupo destacado para ese
servicio está plenamente mentalizado para la misión, que Ie incumbe.
La proclamación que va a hacerse
en el Cursillo, si es cierto que vale por la Verdad que encierra, penetra en
los que la escuchan, gracias al testimonio individual y comunitario de los que
la comunican.
6. LA ESCUELA Y LA ULTREYA
EI quehacer de la Ultreya es una
maravillosa aventura; se trata de la edificación o de la vivificación de una
comunidad cristiana. Esta tarea compete a todos, tanto si frecuentan, como si
no frecuentan la Escuela. Con todo, la Escuela tiene una responsabilidad bien
determinada en esta misión, pues para ella y por ella existe.
En el esquema de la Escuela la materia
“ULTREYA” debe ocupar un lugar especialísimo, no sólo para mentalizar todos
sobre lo que es la Ultreya, sino para mentalizar sobre la misión de los
Dirigentes en la Ultreya.
La Escuela ha de entregarse a una
profunda reflexión sobre todo lo que hace referencia a la comunidad, a la que
sirve; debe estudiar sus problemas, su vida, su evolución, sus signos y sus
anhelos.
En el grupo de la Escuela los que
asisten aprenden y ejercitan lo que van a practicar en el grupo de la Ultreya o
fuera de ella.
Y como la Ultreya es mucho más
un proceso en marcha, que una sucesión de reuniones, su quehacer no puede ser
obra de la improvisación o de casualidad, sino resultado de una larga
reflexión.
También, por no ser solamente
“una reunión de reuniones de grupo”, sino un encuentro de todos con todos, una
vivencia comunitaria de promoción cristiana, esto obligará al Dirigente a
entregarse con el máximo empeño a esta tarea apostólica.
Y toda esta acción edificadora
ha de apoyarse en una estrecha colaboración de sacerdotes y seglares, señal y
fundamento de la propia Iglesia. De esa colaboración íntima de esa
corresponsabilidad, depende la eficacia de la Escuela, la solidez del Cursillo,
la realización plena de la Ultreya y la reflexión para una progresiva
evolución.
7. LA RESPONSABILIDAD DEL
DIRIGENTE
Los Dirigentes pueden y deben
descubrir otros lideres en sus grupos, y promoverlos con la certeza de que
todos son dirigentes. De hecho, sin dirigir, sin controlar, pero promoviendo a
cada uno de los elementos de un grupo fundamentado en el ideal común -Cristo-y
en una fuerte amistad cristiana, el Dirigente ayuda al grupo a dinamizarse y a
adquirir adultez. Entonces es cuando los nuevos Dirigentes se hacen aptos para
volver a sus ambientes (masa esclavizada y despersonalizada), para promocionar
a otros hombres que esperan su liberación.
Tres veces pregunta Cristo a Simón Pedro:
“¿ME AMAS?”
Cuando Dios nos hace esta
pregunta, está preguntandonos:
-¿TE DEJAS CONDUCIR POR MI
ESPIRITU?
-¿TE FIJAS EN LA MANERA COMO MI
ESPIRITU CONDUCE A AQUELLOS DE LOS QUE TU ERES RESPONSABLE?
Cristo no dio a Pedro ni una situacion
social, ni una vara de mando, ni un título honorífico. Le encomendó un
servicio de amor “APACIENTA MIS OVEJAS”. Apacentar es estar al servicio de
aquellos que el Señor puso en tu camino (metro cuadrado). No es otra la
responsabilidad de los Dirigentes en la Iglesia y en el Mundo, a través del
Movimiento de Cursillos. Para eso deben ser promovidos en la Escuela.
8. INTENDECIA
Todas las acciones que emprenda
el Secretariado, la Escuela y el Movimiento en general serán inspiración del
Espíritu mediante la INTENDENClA, el trabajar con espíritu de Intendencia.
EI Dirigente integrado en la
Escuela tiene que vivir necesariamente en espíritu de Intendencia, por su
disponibilidad, por su humildad, por la disciplina, por su aceptación (incluso
de no sentirse debidamente aprovechado), por la atención y constante servicio
de la Comunidad, que es la Ultreya.
Continuará, parte 9
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