Plan de Grupo
La misión del Grupo no es realizar acciones
apostólicas, sino el posibilitarlas. El Grupo, como los Cursillos, trata de
“hacer del cristiano un apóstol y de su vida un apostolado“. No pretende
directamente un Hacer Cristiano, sino un Ser Cristiano. No busca directamente
la acción, sino la vida que engendra la acción,
Presentado desde siempre como “la perfección de la
Piedad“, el apostolado será ante todo (si hemos de ser consecuentes con la
definición de Piedad) “nuestra vida toda“, en la medida de su
perfeccionamiento, por su orientación a la luz del evangelio y por su unión
vital con Cristo.
“Todo cristiano es apóstol“ -dice Rahner- “en la
medida en que es cristiano“.
Se ha de procurar centrar el concepto de Acción en
su punto preciso, para que no derive hacia un ser sin accción que llega a “no
ser“, o hacia una acción sin “ser” que llega a no ser acción” (Esquemas
Primitivos de Palma de Mallorca).
“Hay quienes HACEN, porque SON; quienes parecen,
porque hacen; y quienes hacen por parecer“... “Cuando se es, se hace mejor todo
lo que se puede“ (Vertebración de Ideas).
No despreciamos las “acciones“ apostólicas. Son
necesarias pero no suficientes, como acciones son algo ocasional,
extraordinario. Pero de cara a la conquista de los ambientes lo que cuenta es
lo normal en cuanto representa la casi totalidad de nuestra vida, hecha casi
toda la normalidad. Algunos han creído que los Cursillistas son poco
exigentes. Que se conforman con bautizar la normalidad. Es lo contrario, no se
conforman con bautizar lo extraordinario, sino que ambicionan mucho más,
bautizar la normalidad, algo más difícil y mucho más eficaz. Opinan así los
que no comprenden que la normalidad de Cristo incluía la cruz, que la
normalidad de los hombres también la incluye, y que el tomarla es condición
para seguirle.
Los Cursillos nacieron de “una persuación íntima de que la VIDA había dejado de ser cristiana a pesar de la existencia de MANIFESTACIONES EXTERNAS que exteriorizaban un cristianismo cuya influencia en la vida era para muchos muy débil o practicamente nula“ (Antecedentes ideológicos). Lo importante sería, por lo tanto, la influecia en la vida y no la manifestación externa octasional.
Normalidad es el cumplimiento gozoso del Plan
Personal de Dios para cada quien. Por ello si Su plan es personal y distinto,
el apostolado de nuestra normalidad no será el realizado CON el Grupo, sino
DESDE el Grupo.
Dado que en el Grupo suele darse una gran variedad
de vocaciones, madurez y carismas, el Plan de Grupo, suponiendo que deba
existir, debe planearse con especial prudencia. Un Plan de Grupo supone casi
siempre el hacer todos una misma cosa y, por ello, conviene constatar primero
si todos pueden, quieren y deben participar en él.
Si agregamos que un Plan de Grupo generalmente
supone, no sólo un hacer todos lo mismo, sino el hacerlo en un mismo lugar, el
problema es aún más delicado porque se corre peligro de trasplante. De cara a
la fermentación cristiana de los ambientes, lo más importante no será que
todos hagan lo mismo, sino que cada uno haga lo suyo y lo haga ocupando su
lugar.
Cada ÉXITO APOSTÓLICO compartido en el grupo es un
susurro de Cristo repitiendo: “ve tú y haz otro tanto“. OTRO TANTO pero no LO
MISMO necesariamente. Evidentemente el señor aquel que preguntó a Jesús
“quién es mi prójimo“, no salió luego a buscarlo en el Camino de Jericó,
sino en el camino de su propia vida.
CONTACTO CON EL SACERDOTE
Al principio decíamos que el Poscursillo en cuanto
Circusntancia Santificante, se concreta en la forma de:
1) Una unión vital con Cristo;
2) Un contacto con Cristo – sacerdote; y
3) Una comunión con los hermanos.
De la unión vital con Cristo hemos hablado ya al
explicar el sentido pleno de las prácticas piadosas como medio de
comunicación con Cristo. Esta comunicación se revisa y mide por la Hoja de
Servicios (en su tríptico completo) y se actualiza en el Momento más Cerca de
Cristo.
El contacto con los hermanos, posibilitado en la
Ultreya, en la Escuela, Clausuras, Aniversarios, etc., se transforma en
comunión íntima y fraterna a niveles del Grupo de Cristiandad y en servicio a
los hermanos por la proyección apostólica desde el Grupo, desde la Escuela, y
en la Ultreya.
Nos falta pues analizar el contacto con el sacerdote en cuanto medio de conversión integral y progresiva. Este contacto se concreta sobre todo en la Dirección Espiritual, que, vista globalmente, no consistirá sino en dar vigencia plena y personal a la Hoja de Sevicio. La Dirección Espiritual así entendida, no consistirá en una simple confesión, ni en una serie de consejos para no pecar.
En esta Planificación corresponde al sacerdote:
1. “Proponer a cada persona un programa recortado a
su medida, en el que sienta todas sus posibilidades rindiendo al máximo en la
economía divina del Cuerpo Místico“. Colmarle su medida. Ayudarle a volcarse,
dando a Dios todo lo que se tiene, a medida que se va teniendo. Es volver a
llenar juntos Hojas de Servicios, no en términos de prácticas, sino de vida y
vocación.
2. “Sacar a flote todos sus auténticos valores y
dar con la solución total de su vida en Cristo, colocándolo en su posición
justa en la iglesia, como célula dinámica de una vivificante Comunión de los
Santos, en la que, junto a las posibilidades microscópicas de cada uno, se
sientan las resonacias infinitas del todo, en una vinculación vital que
mantiene el alma en tensión perenne hacia lo eterno“.
3. “Lograr que el cursillista se sitúe en la
órbita de Dios y aún en el punto de esta órbita en que sus talentos
fructificarán mejor“. (O sea, que alcance la disposición precisa y la
exacta).
“Una Dirección Espiritual, auténtica y verdadera,
será la que en cada momento, en cada nueva encrucijada, determine el ajuste
perfecto de la Hoja de Servicios con la vida, abriendo nuevos horizontes o
cerrando la puerta a peligrosas desviaciones, actuando sobre los puntos vitales
del alma, con lo que se hace más viva, eficiente y personal, sin el peligro de
reducirse a ritual y periódica revisión de una Piedad, que desconectada de la
vida, sin el Estudio se mecaniza, y sin Acción se apoltrona“ (Vertebración de
Ideas).
Esta es, pues, la función principal del sacerdote
en el Poscursillo. Ser sacerdote, todo sacerdorte, y sólo sacerdote. Ser
director, pero Director Espiritual, para dirigir y orientar conciencias, no
para regir y mandar personas. Será el mayor entre nosotros, por ser
precisamente el que más sirve.
Parte 4, continuará…
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