Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

jueves, 11 de marzo de 2021

El Poscursillo por Toño Punyed parte 6


 

Por Medio de la Reunión Colectiva

Es necesaria la Ultreya, pero no es lo único; ni siquiera lo más importante. Sin embargo, en la mente de algunos esta Reunión ES la Ultreya. Se sacrifican entonces los periódos de convivencia y reunión individual para prolongar lo que suele ser más sensacional, pero es siempre menos convivencial.

Los monumentalistas prepararán efectos dramáticos, vivencias sangrantes, acontecimientos o presencias solemnes y así la Ultreya pasa de lo vivencial a lo anecdótico. Deslumbran o entretienen, pero no iluminan ni comprometen. Porque se trata en este momento de presentar una panorámica de posibilidades, pero se ofrece una panorámica de imposibles, en donde predomina lo anormal y lo extraordinario. Lo inaccesible no compromete, como no compromete lo “barroco”.

Los pastoralistas, por otro lado, querrán que la Ultreya directamente se sitúe como pista de educación o enseñanza. Pierden de vista que lo importante no es saber más sino vivir mejor lo que se sabe. La tónica vivencial les suena a sensiblería, y la aceptan simplemente como una necesidad pedagógica para hacer comprender a los torpes, por medio de anécdotas, las verdades que ellos mismos expondrán.

Es la Reunión Colectiva se pretende que las inquie- tudes de la Iglesia repercutan en cada uno, y las inquietudes de cada uno repercutan en la Iglesia. No es, sin embargo, el momento de exponer teorías, sino de mostrar realidades. Más que presentar lo que “debemos ser” se presentará lo que ya estemos siendo, que es en cada momento el punto de partida para ser algo más, el peldaño asequible en la serie de peldaños que pueden llevarnos a la cumbre, y a la que llegaremos, si tenemos los ojos puestos en la cumbre, pero los pies firmes en cada peldaño sucesivo.

Algunas Normas para el Desarrollo de la Reunión Colectiva

1. Las “Presidencias” en la Ultreya están tan fuera de lugar como lo estarán los cargos honoríficos en el cielo.

2. Toda presentación de la persona que va a contar una vivencia, que exceda el decir su nombre, también estáfueradelugar,puessituaríalaReuniónColectiva en pista de alabanzas más que mutua edificación.
3. Conviene que sean seglares de ambos sexos quienes la dirijan. Que no sean siempre los mismos, y que si el equipo es amplio, se renueve por mitades. El seglar que la dirige tiene funciones similares a las del Rector en la Clausura; y de su elasticidad, humanidad y simpatía, dependerá en gran parte que el tono de la Reunión Colectiva no divide ni hacia el drama, ni
hacia el sermón.
4. En las vivencias debe evitarse la propaganda de lo propio. La vivencia es un reto, pero no debe convertirse en un reclamo. Si el expositor presenta sus penas como llamadas de socorro y sus acciones como realidades que DEBEN TODOS DUPLICAR, estará haciendo la anti-Ultreya.

5. Las vivencias deben desarrollarse con naturalidad y sinceridad. “Cuando se dice lo que vive, siempre se dice bien, a menos que se viva para decirlo. Lo importante no es que lo “hagamos bien” en la Ultreya. Donde hay que hacer bien las cosas es en la vida”. En la Ultreya solo hay que hacerlo sinceramente; y recordar que no se puede convivir lo que no se vive, de la misma manera que no se puede compartir lo que no se tiene.

6. La iluminación de las vivencias a la luz del Evangelio deberá ser hecha preferiblemente por un sacerdote, y éste no será siempre el mismo. No se trata aquí de lucirse con profundidades teológicas, ni de trazar un diagnóstico moral definitivo, como no se trata de aprobar o calificar las vivencias a la manera de una tarea escolar.

Se trata de poner a la luz del Evangelio las vidas que nos han sido presentadas, haciendo resaltar que la dimensión cristiana tiene cabida en las vidas más diversas, y que todas ellas tienen un lugar en la verdad del Evangelio.

7. En los anuncios es peligroso añadir notas sociales, ya que la lista podría hacerse interminable, y al omitir a alguien podrían venir resentimientos.

8. Es recomendable terminar la Ultreya con una Visita a los pies del Santísimo, donde se le ofrezca y agradezca lo vivido y compartido. Esta visita es una oportunidad, para el que la dirige, de urgir ante el Señor que el testimonio de santidad de unos se convierta en imperativo de autenticidad para todos.

FINALIDAD DE LA ULTREYA

La finalidad de la Ultreya es el conseguir a plenitud y con eficacia la finalidad misma de los Cursillos; y lo logra mediante la misma sistemática de todo el Movimiento. Es decir:

1. Posibilitando la vivencia y convivencia de lo Fundamental Cristiano, que en la Ultreya como en el Cursillo se logran:  

a. Mediante una convivencia y un clima (Actitudes y circunstancias) que permiten la penetración psicológica de unas verdades que, por estar ecarnadas en unas vidas, invitan a creerse y a vivirse.
b. Mediante la experimentación personal y vital del Amor a Dios, del amor al prójimo, y del amor al mundo, “hechos presentes“ y testimoniados en la Ultreya.


2. Procurando progresivamente la conversión integral del individuo.

a. Por la Dirección Espiritual, facilitada en la Ultreya, para ir reorientando toda la vida a la luz de todo el evangelio.
b. Por el contacto con los mejores.
c. Por el reto de las vivencias a «hacer otro tanto».
d. Por el descubrimiento de su propia vocación y lugar, dentro del abanico de posibilidades que en ellas se presenta.
e. AI ayudarle a situarse en la Circunstancia Santificante de una Reunión de Grupo.
f. Por la revisión de vida, de cara a lo Fundamental Cristiano en sus Reuniones.
g. Por el enriquecimiento mutuo con personas ajenas a su Grupo.
h. Por el esfuerzo de los Dirigentes en conocer, situar, iluminar y acompañar.


3. Posibilitando la Vertebración de la Cristiandad:

a. Por el testimonio comunitario de la Ultreya misma.
b. Por el testimonio individual de quienes ma- duran como cristianos en la Ultreya.
c. Por la ocupación responsable de su lugar en el mundo y en la Iglesia, cuyo descubrimiento se procura en la Ultreya.
d. Por su condición de «Iaboratorio de amor al prójimo».
e. Par su función de «suscitar núcleos» al suscitar reuniones, contactos y encuentros plenos que fomentan la amistad que hace
posible los grupos.
f. Por la cristianización progresiva de esos grupos.

MISIÓN

La Ultreya es la Vertebración de la Cristiandad lo que el corazón al organismo, al que vivifica congregando, purificando y oxigenando la sangre; más no para guardarla, sino para lanzarla inmediatamente a todos los ámbitos del cuerpo.

La misión verdadera de la Ultreya no se agota, pues, en el acto mismo de la Ultreya, sino en el ir logrando hacer de cada familia, de cada ambiente, de cada estructura, una pequeña UItreya: comunidad de fe, de esperanza y de amor.

AI igual que en la misa, cabe decir al finalizar la Ultreya: «La Ultreya ha terminado. Id pues a vivir vuestra Ultreya».

Parte 6, continuará...

 



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