Por
Medio de la Reunión Colectiva
Es necesaria
la Ultreya, pero no es lo único; ni siquiera lo más importante. Sin embargo,
en la mente de algunos esta Reunión ES la Ultreya. Se sacrifican entonces los
periódos de convivencia y reunión individual para prolongar lo que suele ser
más sensacional, pero es siempre menos convivencial.
Los
monumentalistas prepararán efectos dramáticos, vivencias sangrantes,
acontecimientos o presencias solemnes y así la Ultreya pasa de lo vivencial a
lo anecdótico. Deslumbran o entretienen, pero no iluminan ni comprometen.
Porque se trata en este momento de presentar una panorámica de posibilidades,
pero se ofrece una panorámica de imposibles, en donde predomina lo anormal y
lo extraordinario. Lo inaccesible no compromete, como no compromete lo
“barroco”.
Los
pastoralistas, por otro lado, querrán que la Ultreya directamente se sitúe
como pista de educación o enseñanza. Pierden de vista que lo importante no es
saber más sino vivir mejor lo que se sabe. La tónica vivencial les suena a
sensiblería, y la aceptan simplemente como una necesidad pedagógica para
hacer comprender a los torpes, por medio de anécdotas, las verdades que ellos
mismos expondrán.
Es la
Reunión Colectiva se pretende que las inquie- tudes de la Iglesia repercutan
en cada uno, y las inquietudes de cada uno repercutan en la Iglesia. No es, sin
embargo, el momento de exponer teorías, sino de mostrar realidades. Más que
presentar lo que “debemos ser” se presentará lo que ya estemos siendo, que es
en cada momento el punto de partida para ser algo más, el peldaño asequible
en la serie de peldaños que pueden llevarnos a la cumbre, y a la que
llegaremos, si tenemos los ojos puestos en la cumbre, pero los pies firmes en
cada peldaño sucesivo.
Algunas
Normas para el Desarrollo de la Reunión Colectiva
1. Las
“Presidencias” en la Ultreya están tan fuera de lugar como lo estarán los
cargos honoríficos en el cielo.
2. Toda
presentación de la persona que va a contar una vivencia, que exceda el decir
su nombre, también estáfueradelugar,puessituaríalaReuniónColectiva en pista
de alabanzas más que mutua edificación.
3. Conviene que sean seglares de ambos sexos quienes la dirijan. Que no sean
siempre los mismos, y que si el equipo es amplio, se renueve por mitades. El
seglar que la dirige tiene funciones similares a las del Rector en la Clausura;
y de su elasticidad, humanidad y simpatía, dependerá en gran parte que el
tono de la Reunión Colectiva no divide ni hacia el drama, ni hacia
el sermón.
4. En las vivencias debe evitarse la propaganda de lo propio. La vivencia es un
reto, pero no debe convertirse en un reclamo. Si el expositor presenta sus
penas como llamadas de socorro y sus acciones como realidades que DEBEN TODOS
DUPLICAR, estará haciendo la anti-Ultreya.
5. Las
vivencias deben desarrollarse con naturalidad y sinceridad. “Cuando se dice lo
que vive, siempre se dice bien, a menos que se viva para decirlo. Lo importante
no es que lo “hagamos bien” en la Ultreya. Donde hay que hacer bien las cosas
es en la vida”. En la Ultreya solo hay que hacerlo sinceramente; y recordar que
no se puede convivir lo que no se vive, de la misma manera que no se puede
compartir lo que no se tiene.
6. La
iluminación de las vivencias a la luz del Evangelio deberá ser hecha
preferiblemente por un sacerdote, y éste no será siempre el mismo. No se
trata aquí de lucirse con profundidades teológicas, ni de trazar un
diagnóstico moral definitivo, como no se trata de aprobar o calificar las
vivencias a la manera de una tarea escolar.
Se trata de
poner a la luz del Evangelio las vidas que nos han sido presentadas, haciendo
resaltar que la dimensión cristiana tiene cabida en las vidas más diversas, y
que todas ellas tienen un lugar en la verdad del Evangelio.
7. En los
anuncios es peligroso añadir notas sociales, ya que la lista podría hacerse
interminable, y al omitir a alguien podrían venir resentimientos.
8. Es
recomendable terminar la Ultreya con una Visita a los pies del Santísimo,
donde se le ofrezca y agradezca lo vivido y compartido. Esta visita es una
oportunidad, para el que la dirige, de urgir ante el Señor que el testimonio
de santidad de unos se convierta en imperativo de autenticidad para todos.
FINALIDAD
DE LA ULTREYA
La finalidad
de la Ultreya es el conseguir a plenitud y con eficacia la finalidad misma de
los Cursillos; y lo logra mediante la misma sistemática de todo el Movimiento.
Es decir:
1.
Posibilitando la vivencia y convivencia de lo Fundamental Cristiano, que en la
Ultreya como en el Cursillo se logran:
a.
Mediante una convivencia y un clima (Actitudes y circunstancias) que permiten
la penetración psicológica de unas verdades que, por estar ecarnadas en unas
vidas, invitan a creerse y a vivirse.
b. Mediante la experimentación personal y vital del Amor a Dios, del amor al
prójimo, y del amor al mundo, “hechos presentes“ y testimoniados en la
Ultreya.
2. Procurando progresivamente la conversión integral del individuo.
a.
Por la Dirección Espiritual, facilitada en la Ultreya, para ir reorientando
toda la vida a la luz de todo el evangelio.
b. Por el contacto con los mejores.
c. Por el reto de las vivencias a «hacer otro tanto».
d. Por el descubrimiento de su propia vocación y lugar, dentro del abanico de
posibilidades que en ellas se presenta.
e. AI ayudarle a situarse en la Circunstancia Santificante de una Reunión de
Grupo.
f. Por la revisión de vida, de cara a lo Fundamental Cristiano en sus
Reuniones.
g. Por el enriquecimiento mutuo con personas ajenas a su Grupo.
h. Por el esfuerzo de los Dirigentes en conocer, situar, iluminar y acompañar.
3. Posibilitando la Vertebración de la Cristiandad:
a.
Por el testimonio comunitario de la Ultreya misma.
b. Por el testimonio individual de quienes ma- duran como cristianos en la
Ultreya.
c. Por la ocupación responsable de su lugar en el mundo y en la Iglesia, cuyo
descubrimiento se procura en la Ultreya.
d. Por su condición de «Iaboratorio de amor al prójimo».
e. Par su función de «suscitar núcleos» al suscitar reuniones, contactos y
encuentros plenos que fomentan la amistad que hace posible
los grupos.
f. Por la cristianización progresiva de esos grupos.
MISIÓN
La Ultreya es la Vertebración de la Cristiandad lo
que el corazón al organismo, al que vivifica congregando, purificando y
oxigenando la sangre; más no para guardarla, sino para lanzarla inmediatamente
a todos los ámbitos del cuerpo.
La misión verdadera de la Ultreya no se agota,
pues, en el acto mismo de la Ultreya, sino en el ir logrando hacer de cada
familia, de cada ambiente, de cada estructura, una pequeña UItreya: comunidad
de fe, de esperanza y de amor.
AI igual que en la misa, cabe decir al finalizar la
Ultreya: «La Ultreya ha terminado. Id pues a vivir vuestra Ultreya».
Parte 6, continuará...
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