Antonio Punyed
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Nos compete, sin embargo, señalar sus repercusiones en el Poscursillo, y se nos ocurre las siguientes:
1. La función primordial y permanente del Poscursillo deberá ser ante todo la de renovar, acelerar y perfeccionar la conversión de cada uno de los asistentes a un Cursillo, por cuanto esta conversión es un proceso progresivo pero siempre inacabado, y por cuanto la trasformación de los ambientes se logrará sólo en la medida de nuestra propia conversión. En consecuencia, las estructuras del Poscursillo deben ser eminentemente kerigmáticas en su intención.
2. Si la transformación de los ambientes y estructuras debe lograrse desde dentro, debe evitarse el desubicar o reubicar a las personas, y el Poscursillo deberá posibilitarles el descubrimiento, aceptación y ocupación responsable de su lugar en el mundo.
3. Si los candidatos salieron de ambientes, estructuras y actividades diversas, debe evitarse el asociarlos o agruparlos para la consecución de metas parciales y concretas, comunes a todos, por cuanto ello frustraría la consecución de la finalidad que se pretende. Lo importante no será que todos hagan lo mismo, sino que cada uno haga lo suyo.
4. Si no se pretende crear nuevas estructuras, sino cristianizar las existentes, se evitará en el Poscursillo la creación de nuevos compromisos, procurando solamente la realización en cristiano de nuestro mismo compromiso temporal.
5. Si el candidato nos interesó por su repercusión en el mundo y sus estructuras, cuya transformación es la meta misma de Cursillos, su proyección no será necesariamente intraeclesial, sino eminentemente "intramundana".
6. Para asegurar la conversión progresiva de quienes por otra parte deben permanecer inmersos en ambientes y estructuras con frecuencia hostiles a la vida de la gracia, el Poscursillo deberá facilitar una CIRCUNSTANCIA SANTIFICANTE. El término santificante debe entenderse en su sentido más dinámico que supone no sólo el permitir o conservar la santidad, sino el procurarla, acrecentarla y perfeccionarla; y el término circunstancia, como una realidad envolvente, estable en la normalidad de nuestras vidas.
Todo lo anterior coincide exactamente con los siguientes pasos:
1. 2. 3.
(Buscar y) Forjar las piezas. Situarlas en su justo lugar, Vincularlas organícamente entre sí.
En donde:
FORJAR LA PIEZAS: No consistirá primordialmente en que los Cursillistas sepan más, sino en que sean mejores, procurando su conversión integral (de toda la persona) y progresiva (cada día mayor) por la orientación de su vida toda a la luz de todo el evangelio y la configuración de toda su personalidad conforme la ilusión del Padre y el ejemplo del Hijo.
SITUARLAS EN SU JUSTO LUGAR: No consistirá en encuadrarlos o asociarlos, ni en distribuir tareas o repartir responsabilidades.
Situar es hacer lo que las acomodadoras en las salas de cine: salirles al encuentro en la oscuridad con una lámpara en mano, para ayudarles a encontrar el justo lugar que les corresponde, porque ellos mismos han escogido o porque Cristo lo ha escogido para ellos.
Situar será ayudarles a encontrar y ocupar con responsabilidad su lugar en el mundo como iglesia a la luz de Cristo y de los hermanos.
Situar no es comprometer, sino procurar que SE comprometan. A veces por COMPROMETER no sólo no logramos que cada uno ocupe su lugar, sino que con frecuencia los desubicamos y al transplantarlos les privamos de su eficacia como fermento. Si llevamos a Cursillo a un editorialista, porque escribe influye, solo debemos esperar que a; salir "piense" distinto, no que "haga" algo distinto. Lo importante será que siga escribiendo para que siga influyendo ahora en cristiano.
Solo nos compete procurar:
Que SE comprometan... TODOS. Que SE comprometa en lo propio... CADA uno. Que SE comprometa en su medida y nivel... DE HOY. Que SE comprometa cada día mas... SIEMPRE.
Sólo cuando cada uno se compromete en lo propio y en su medida se logra la eficacia, porque entonces el compromiso es:
1. Ineludible, porque es intransferible.
2. Eficaz, porque responde a sus carismas.
3. Gozoso y continuado, porque responde a su vocación.
4. Auténtico y normal, porque responde a su madurez.
5. Cada día mayor, porque brota de su insatisfacción interior.
Lanzar a lo de "otros" resulta ineficaz:
1. Porque al ser inmaduro en vez de comprometerse se retira.
2. Porque al ser transferible se suele transferir.
3. Porque el hacerlo de otros sirve con frecuencia de excusa para no hacer lo propio.
4. Porque el éxito de los demás nos hace satisfechos, al disimular nuestras propias omisiones.
5. Porque el hacer lo ajeno no es normal ni suele ser auténtico.
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