Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

sábado, 26 de enero de 2013

Jesús. No hay otro nombre. Solamente en ése está la salvación.

¿Os acordáis de Luis XIV?

El Rey Sol. El que hacía y deshacía. Una sonrisa suya valía un ministerio, una baronía, un marquesado. Un enfado del gran Luis suponía el ostracismo, el destierro, acaso la muerte. Temblaban los cortesanos ante él, ávidos de su mirada, de su sonrisa. Lo esperaban todo de él. Pero el Rey Sol se eclipsó: para siempre jamás, amén.

¿Os acordáis de Hitler?

Ídolo de millones. Multitudes rugientes lo esperaban todo de él, satélites en torno al astro. Reich de los mil años que se quedaron en doce. Los jóvenes de hoy, ni le conocen. Quienes le recuerdan es para maldecir su nombre, otrora venerado o temido. ¿Y dónde para Hitler? Se eclipsó: para siempre jamás, amén.

¿Os acordáis de tantos astros brillantes, estrellas fugaces, meteoros humanos, bólidos humanos, poderosos un día y eclipsados muy pronto?

Todos tuvieron a su lado una corte esperanzada, una corte servicial, una corte anhelante que esperaba toda suerte de milagros del poderoso señor. En él ponían su salvación. En su nombre creían ser salvos, libres, dichosos. ¿Dónde paran esas estrellas fugaces? Se eclipsaron. Desaparecieron: para siempre jamás, amén.

¡Qué pena dan todos estos hombres que tanto esperan de los hombres...! De Hitler. Del Rey Sol. O de don Felipe, jefe de negociado. O del capataz. O del abogado de prestigio, compañero de colegio. O del director general, cuñado en terceras nupcias de nuestra tía Natalia.

¿Buscar la salvación en un nombre de hombre?

¿Pero qué salvación puede dar? Nadie da lo que no tiene: todos son mortales, falibles, débiles. Pueden tener jaquecas, sífilis, cáncer. Y tienen caspa, piorrea, flatos, presbicia, obesidad. ¿Ése ha de ser mi Dios? ¿En ése he de poner yo mi confianza, mi esperanza, lo mejor de mí? ¡Ca!

Pero el hombre que buscas, existe. Y no hay más que uno. Su nombre, el nombre de salvación, es Jesús. El hijo de María. El hijo de Dios. En él está la salvación. Ayer. Hoy. Hasta el fin de los tiempos.
Valentín Galindo

lunes, 21 de enero de 2013

Aquel seductor

Cristo arrebataba. Cristo seducía. "Aquel seductor". Así fue llamado ante Pilatos.

Su doctrina también seduce. El martirologio está lleno de hombres y de mujeres arrebatados y seducidos por su doctrina. Los conventos y los monasterios se nutren de hombres y de mujeres a los que esa doctrina mantiene puros, angelicales, santos.

El cristianismo tiene una fuerza y un vigor a prueba de malos cristianos. A prueba de apóstatas y de herejes. A prueba de tibios, de rutinarios, y de perezosos.

A veces nos asombramos de que no haya más cristianos practicantes.

Metidos en nuestro cristianismo particular, cómodo, raquítico, fácil y aburrido, pasamos por la vida y nadie se nos acerca. Nadie quiere parecerse a nosotros. Nos ven poco atrayentes. ¿O mejor, poco atractivos?

Realmente, ¿vale la pena convertirse en lo que yo soy? Te brindo esta pregunta, después de hacérmela a mí mismo. Pero háztela también tú. Seriamente.

Hay quien juzga al cristianismo por los escotes: a más escote, menos cristianismo. Y por las faldas: a menos faldas, menos cristianismo. Y eso no es siempre verdad, ni es toda la verdad. Tampoco se cristianiza uno cambiando su timba de póker en el casino por una partida de ping-pong en la sala parroquial. Hace falta algo más hondo y más comprometedor. Algo más vital. Algo que Cristo ofrece a manos llenas. Ese Cristo compasivo, amigo, consolador. Ese Cristo que vino a redimir. Ese Cristo que se comprometió hasta las cejas.

Cristianismo atrayente. Cristianismo que vertebra. Que llena la vida toda. Que hace de una delicada y débil doncella una heroína capaz de soportar el martirio con una sonrisa. Y cristianismo seductor. Capaz de enamorar a esa doncella, que por amor se convertirá en heroína.

A muchos cristianos se les podría preguntar: ¿dónde está tu cristianismo seductor, atractivo, en definitiva, apóstol? ¿Qué has hecho de él? ¿Qué has hecho de Cristo? ¿En qué le has convertido?

Muchos hablan de ejemplo, de la importancia del ejemplo.

¿Y cómo es el ejemplo que tú das? ¿Tiene garra? ¿Tiene atractivo? ¿Habla la gente de ti y de tus cristianadas valientes y llenas de caridad? Porque si no es así, si no hablan de ti, si no te admiran, si no te quieren imitar, es que tu cacareado ejemplo vale muy poco.

Un gesto poco religioso


Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente.
Los evangelios presentan a Jesús concentrado, no en la religión sino en la vida.
Jose Antonio Pagola
Un gesto poco religioso
14.01.13 | 07:42.
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"Había una boda en Galilea". Así comienza este relato en el que se nos dice algo inesperado y sorprendente. La primera intervención pública de Jesús, el Enviado de Dios, no tiene nada de religioso. No acontece en un lugar sagrado. Jesús inaugura su actividad profética "salvando" una fiesta de bodas que podía haber terminado muy mal. En aquellas aldeas pobres de Galilea, la fiesta de las bodas era la más apreciada por todos. Durante varios días, familiares y amigos acompañaban a los novios comiendo y bebiendo con ellos, bailando danzas festivas y cantando canciones de amor.
El evangelio de Juan nos dice que fue en medio de una de estas bodas donde Jesús hizo su "primer signo", el signo que nos ofrece la clave para entender toda su actuación y el sentido profundo de su misión salvadora.
El evangelista Juan no habla de "milagros". A los gestos sorprendentes que realiza Jesús los llama siempre "signos". No quiere que sus lectores se queden en lo que puede haber de prodigioso en su actuación. Nos invita a que descubramos su significado más profundo. Para ello nos ofrece algunas pistas de carácter simbólico. Veamos solo una.
La madre de Jesús, atenta a los detalles de la fiesta, se da cuente de que "no les queda vino" y se lo indica a su hijo. Tal vez los novios, de condición humilde, se han visto desbordados por los invitados. María está preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede terminar una boda sin vino? Ella confía en Jesús.
Entre los campesinos de Galilea el vino era un símbolo muy conocido de la alegría y del amor. Lo sabían todos. Si en la vida falta la alegría y falta el amor, ¿en qué puede terminar la convivencia? María no se equivoca. Jesús interviene para salvar la fiesta proporcionando vino abundante y de excelente calidad.
Este gesto de Jesús nos ayuda a captar la orientación de su vida entera y el contenido fundamental de su proyecto del reino de Dios. Mientras los dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión, Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente.
Los evangelios presentan a Jesús concentrado, no en la religión sino en la vida. No es solo para personas religiosas y piadosas. Es también para quienes se han quedado decepcionados por la religión, pero sienten necesidad de vivir de manera más digna y dichosa. ¿Por qué? Porque Jesús contagia fe en un Dios en el que se puede confiar y con el que se puede vivir con alegría, y porque atrae hacia una vida más generosa, movida por un amor solidario.
José Antonio Pagola
20 de enero de 2013

miércoles, 16 de enero de 2013

LOS CURSILLOS, FACTOR DE CREATIVIDAD PERSONAL Y EVANGÉLICA

Transformar Estructuras

Conocemos y compartimos con gozo que numerosos cursillistas, desde el seno de organizaciones políticas, sindicales, empresariales, o simplemente cívicas, y desde muchos medios de comunicación, o al menos con el ejercicio de su sufragio, intentan mejorar las estructuras de la sociedad en que viven.

Pero al propio tiempo reiteramos que los Cursillos, como ideario y como movimiento, creen que los cambios estructurales podrán hacer la sociedad menos injusta y más habitable, pero no la harán por ello más evangélica. Es decir, que actúan coadyuvando al Precursillo colectivo, haciendo más viable la búsqueda, pero no generan el encuentro. Y creen también los Cursillos que una sociedad más evangélica sabrá darse sin esfuerzo en las estructuras acordes con la mejor creatividad de sus más lúcidos protagonistas.

Pensamos que si una estructura es formalmente más justa, más solidaria o más libre que el ambiente de la sociedad a la que se aplica, o bien crea tantas distorsiones como la previa estructura caduca, o bien no tarda en desintegrarse creando víctimas innecesarias y desesperanza quizá irreversible.

Alguien -muchos- tiene que cuidarse desde su seglaridad y vocación específicas, en cada tiempo y en cada lugar, de mejorar las estructuras y de afinar su funcionamiento, para que vayan acogiendo las mejores dimensiones colectivas del ambiente al que se aplican. Pero lo que nos parece más urgente y más trascendente -y para lo que los Cursillos sí están pensados-, es mejorar esos ambientes; incluidos lo ambientes políticos y sindicales, por supuesto.

En línea con lo anterior nos hemos opuesto y seguimos oponiéndonos a los enfoques directamente estructuralistas que se han querido dar a los Cursillos, desde los "Cursillos de Militantes" de la JACE española de los años 50, a recientes ensayos de laudables progresismos.

Extracto del libro
Colaboración en la Revista Testimonio
Eduardo Bonnín.
Ediciones 4° Día

domingo, 13 de enero de 2013

La Ultreya según el OMCC


“La Ultreya se desarrolla en tres actos: Un primer momento de Reunión de Grupo entre personas, de 3 a 6, preferentemente diferentes en cada Ultreya, donde se comparten las vivencias de cada uno con los demás. Un segundo, en el que un componente de la comunidad da testimonio ante todos de su realidad de vida, de su participación en el Proyecto del Evangelio. Se termina ante el Señor, dando gracias por todo y pidiendo su protección para todo y para todos.
En esta sencillez de fiesta no caben otras celebraciones. No cabe destinar la Ultreya como lugar de predicación, de información o de control. La Ultreya no debe mezclarse con otros actos que, siendo en sí muy buenos, tienen su lugar y ocasión en otros lugares y ocasiones.
La finalidad de la Ultreya es animar a vivir la Fe, posibilitando que lo mejor de cada uno llegue a los más posibles, mediante testimonios personales, para que cada persona se sienta amada, comprendida, ayudada y admirada.
La Ultreya es la ocasión en que la vida entra en la Ultreya y el momento en que la Ultreya entra en la vida, quitando miedos a quien los tenga y haciendo brotar compresión y confianza para vivir en gracia y dar testimonio del Amor de Dios en los ambientes por los que se mueva el metro cuadrado en el que cada uno vive.
¡Solo eso! y ¡Nada menos que eso!”
Carta del OCM de julio del 2009,
Juan Ruiz

Nueva Evangelización


ZS13010906 - 09-01-2013
Permalink: http://www.zenit.org/article-44091?l=spanish

ESPAÑA: "ANUNCIAR A JESUCRISTO A QUIENES AÚN NO LO HAN ENCONTRADO"


Unos setencientos participantes en las I Jornadas de Pastoral de Toledo

Redacción
TOLEDO, Wednesday 9 January 2013 (Zenit.org).
Durante los días 11 al 13 de enero, la Archidiócesis de Toledo celebrará en el Salón de Actos del Colegio de Infantes, las I Jornadas de Pastoral, con el lema “Llamados a evangelizar”, en el contexto del Año de la Fe.
En dichas jornadas --informa a ZENIT la Oficina de Prensa del Arzobispado de Toledo- intervendrá monseñor Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, Francia, que pronunciará tres conferencias sobre “El cristianismo frente a los desafíos de hoy”.
En las jornadas participarán cerca de setecientos asistentes, que yan han formalizado su inscripción, procedentes de parroquias, comunidades religiosas y miembros de apostolado seglar.
Aprender a ofrecer mejor el anuncio
Con motivo de estas jornadas, el arzobispo de Toledo Braulio Rodríguez Plaza ha escrito un mensaje en el que afirma: "Estamos a punto de comenzar una experiencia de fe que afecta a toda la Archidiócesis de Toledo: unas Jornadas en las que queremos aprender mejor a ofrecer el anuncio de Jesucristo a quienes aún no lo han encontrado, y a tantos que le conocen sólo desde fuera y, precisamente por eso, no le reconocen".
Según el arzobispo, este es "un encuentro de apenas dos días en la ciudad de Toledo en los que queremos sentir que estamos 'llamados a evangelizar'".
Afirma que pide al Señor, "no que tengamos éxito, sino que cale en nosotros la urgencia a acercarnos a nuestros contemporáneos y les anunciemos de modo realista a Jesucristo y su Iglesia, teniendo en cuenta cuál es su situación concreta respecto a la fe. Pudiera ser que muchos nos digan que sería mejor que les dejemos en paz, que están bien sin conocer a Cristo ni la vida cristiana, pero no les obedeceremos; ciertamente sin imponer nada, sino proponiendo al Cristo vivo, porque sabemos que Él es bueno para su vida".
Pide, a los que no puedan asistir, "orar con hondura para que seamos más idóneos para evangelizar e iniciar en la vida cristiana".
"¿Con qué fuerza contamos nosotros para implicar a otros a seguir a Jesús y encontrarse con Él, que no tenemos la capacidad de persuasión que tiene Cristo?", se pregunta el arzobispo. Y responde: "Aquí estamos ante un misterio. A nosotros, los que anunciamos a Cristo, sólo nos queda espera y esperanza, pero sabemos que la palabra del anuncio es eficaz allí donde en el hombre y la mujer existe la disponibilidad dócil para la cercanía de Dios; donde el hombre está interiormente en búsqueda y en camino hacia el Señor. También conocemos que entonces la atención de Jesús por esa persona a la que anunciamos le llega al corazón y, después, el encuentro con el anuncio suscita la santa curiosidad de conocer a Jesús más de cerca".
"¿Comprendéis, mis queridos hermanos, lo decisivo que es que cuantos somos parte de la comunidad de la Iglesia, en su Cuerpo, estemos bien entrenados para vibrar con los que entren en contacto con nosotros? Ahí radica una de las fuerzas que queremos dar a esta I Jornadas de Pastoral", concluye.

Supongo que me enseñaron bien los verbos.

Supongo que me enseñaron bien los verbos.
Por lo menos, me los enseñaron mucho. Presente, pretérito, pluscuamperfecto, imperativo y todo eso.


Pues no señor. Algo va mal. Los he olvidado, han cambiado las cosas, ahora se conjuga de otra manera... Algo ha de ser. Porque de un tiempo a esta parte la gente no usa los verbos como a mí me los enseñaron. Por más que me fijo y por más que escucho, todo lo que oigo son cosas como éstas:

-Yo gano poco. Yo tengo mis necesidades. Yo sé. Yo discurro. Yo, aunque me esté mal el decirlo, soy discreto. Yo me he comprado un coche. Yo tengo mi opinión. Yo no me bajo del burro. Yo entiendo los periódicos. Yo sé nadar y guardar la ropa. Yo, modestia aparte, sería un alcalde estupendo. Yo sé mover las orejas. Yo sé escupir por el colmillo. Yo tengo a las mujeres así. Yo pido. Yo exijo. Yo no doy. Yo no quiero. Yo, si no fuera por cuatro envidiosos. Yo, si tuviera un poco de suerte. ¡¡Yo!! ¡¡Viva!!

-Tú estás equivocado. Tú eres un melón. Tú a mí de qué. Tú tienes un coche con ascensor, pero todos sabemos de dónde ha salido. Tú has subido más alto, pero todos sabemos cómo. Tú escribes, pero vaya memeces. Tú hablas y hablas, pero eres un patán. Tú lo que has tenido es muchísima suerte. Tú lo que tienes es poquísima vergüenza. Tú no sabes nada de nada. Tú eres un chambón. Tú has nacido de pie. Tú has encontrado todo hecho. Tú, si no fuera por los dineros de tu mujer. Tú. ¡Bah...!

-Él es un granuja. Él es un ladrón. Él se ha comprado el chalet estafando a cuatro desgraciados. Él es un cretino. Él torea como un bonzo. Él juega al fútbol como un rinoceronte reumático. Él legisla como un plantígrado mongol. Él manda como un furriel. Él construye como un esquimal borracho. Él escribe como un gorila. Él canta como una almeja con anginas. Él pinta como un bantú. Él baila como un pingüino. Él tiene ojos de besugo. Él se ha comido los orejones. Él es feo. Él es tonto. Él babea cuando habla. Él es malo. Él. ¡¡Puaff...!!

-Nosotros queremos. Nosotros exigimos. Nosotros necesitamos. Nosotros vamos a arreglarlo todo. Nosotros entendemos las cosas así. Nosotros decimos que eso no puede ser. Nosotros pedimos aumento de sueldo. Nosotros no podemos pasar por ahí. Nosotros no somos tontos. Nosotros no nos chupamos el dedo. Nosotros no estamos dispuestos a que nos exploten de esa manera. Nosotros somos seres humanos. Nosotros tenemos nuestros inalienables derechos. Nosotros gobernaríamos mejor. Nosotros somos los guapos. Nosotros somos los inteligentes. Nosotros somos los honrados. Nosotros y luego el diluvio. Nosotros. ¡Y olé!

-Vosotros no sabéis. Vosotros no tenéis. Vosotros habéis perdido. Vosotros vais a echar a perder. Vosotros no tenéis en cuenta. Vosotros lo habéis estropeado. Vosotros decís mentiras. Vosotros tenéis golondrinos en el sobaco. Vosotros sois unos charlatanes. Vosotros queréis hacernos comulgar con ruedas de molino. Vosotros sois anticuados y cursis. Vosotros no lo entendéis. Vosotros os ahogáis en un vaso de agua. Vosotros no pintáis nada aquí Vosotros ver, oír y callar. Vosotros, de política, ni hablar. Vosotros, de economía, ni pum. Vosotros no tenéis ni media bofetada. Vosotros. ¿De qué, morena?

-Ellos tienen la culpa de todo. Ellos metieron la pata. Ellos le mataron. Ellos le robaron. Ellos se lo comieron. Ellos son unos zopencos. Ellos trajeron los piojos. Ellos sobornaron al árbitro. Ellos son unos mastuerzos. Ellos fueron por lana y volvieron trasquilados. Ellos se pringan las manos en sus sucios negocios. Ellos viven en la inopia. Ellos son unos tales por cuales. Ellos nos están llevando a la ruina. Ellos están esquilmando al país. Ellos se lo reparten todo. Ellos se lo han comido. Ellos tienen la culpa de que no llueva. Ellos tienen la culpa de que no deje de llover. Ellos son los feos. Ellos son los malos. Ellos. ¡Mala angina de pecho...!

Y cosas así.

Y mi viejo maestro, el bueno de don Antonio, que me enseñaba pacientemente: "yo amo, tú amas, él ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman".

Si levantara la cabeza, se volvería a morir del susto.
De Alforjas del Peregrino, Ediciones Cuarto Día

viernes, 11 de enero de 2013

Resumen “MI TESTAMENTO ESPIRITUAL”

“El conocimiento del Movimiento de Cursillos de Cristiandad es el más importante de los bienes que poseo y creo que lo mejor que puedo legar a los que vengan después de mí, es dejar escrito y pormenorizado en qué consiste, cual es su finalidad y cuáles son los objetivos que debe perseguir dicho Movimiento, que no es sino tratar de conseguir que la Buena Nueva del Evangelio, llegue a los más posibles, y preferentemente a los más alejados”.
“La idea germinal de Cursillos nació del choque que se produjo en mí, al enfrentarse en mi persona la educación que había recibido en el hogar familiar, con el que se vivía en el cuartel, cuando me incorporé, a mis 18 años, al servicio militar, que duró 9 años. Allí se valoraban y se vivían unos valores completamente diferentes y opuestos a los que habían sido para mí norte y guía desde mi juventud”.
“Los más tenían un concepto errado y temeroso de la religión. Para ellos la religión era una serie de prohibiciones que les obstaculizaban su vivir y que les impedían emplear a su antojo la libertad de que podían disfrutar, especialmente entonces al vivir lejos de su entorno familiar. Por la noche, a la vuelta al cuartel, eran en extremo interesantes sus conversaciones, todas ellas casi siempre girando alrededor de sus frecuentes incursiones en los ambientes de vicio. Traté de saber cómo era la gente y de profundizar en lo nuclear del cristianismo. Mis ganas de leer se centraron en los libros cuyos autores estaban en la cresta de la ola de lo cristiano: Hugo y Karl Rahner, el P. Plus, el matrimonio Maritain, Leon Bloy, Van der Meer de M., Gustave Thibon, Eric Fromm, Jacques Leclerc, etc.”
“Llegó a mis manos un libro titulado "S.S. Pío XII y la Acción Católica", donde dice textualmente, "De este doble aspecto de su pueblo es deber del párroco formarse una rápida y ágil mirada un cuadro claro y minuciosamente detallado, diríamos topográficamente, calle por calle, es decir, por un lado, de la población file y señaladamente de sus miembros más elegidos, de los que pudiera sacar los elementos para promover la Acción Católica; y por el otro, de los grupos que se han alejado de la práctica de la vida cristiana. También éstas son ovejas pertenecientes a la parroquia, ovejas descarriadas; y también de éstas y aún de ellas particularmente, sois guardianes responsables, dilectísimos hijos; y como buenos pastores no debéis esquivar trabajo ni esfuerzo para buscarlas, para ganarlas de nuevo, ni concederos reposo hasta que todas encuentren asilo, vida y alegría, en el retorno al redil de Jesucristo". (Discurso a los párrocos y cuaresmeros de Roma, 6 Febrero 1940)”.
“Este escrito me llevó a la resolución de que lo más importante para empezar era poder contar con un "detallado estudio" de la situación dada, conclusión que me llevó a estudiar cada una de las constelaciones de individuos existentes en mi mundo y en la Iglesia que yo conocía”.
“Después también me pareció necesario observar cada una de las individualidades, por separado intentando tener una idea de cómo era el joven soldado, el joven estudiante, el joven obrero, el joven universitario, el joven oficinista, etc. para poder tener una idea lo más real posible de la realidad.
De todo esto, el año 1943, nació el "Estudio del Ambiente", principio y origen de todo lo que vino después”.
“Yo no pertenecía a la A.C., pero frecuentaba sus reuniones y después me dieron el cargo de Presidente del Consejo Diocesano de los Jóvenes. La Rama de los Jóvenes de A.C. estaba entregada en preparar la Peregrinación a Santiago de Compostela. El Presidente Nacional, Manuel Aparici, había lanzado la idea de reunir en Santiago 100.000 jóvenes que vivieran en gracia de Dios. Y los Dirigentes del Consejo Superior dedicaban sus vacaciones de Navidad y Pascua para recorrer los Consejos Diocesanos de España, con el fin de entusiasmar a los jóvenes para la gran cita de Compostela. Y lo hacían dando unos cursillos a los que daban el nombre de Cursillos de Adelantados de Peregrinos, buscando candidatos en los centros parroquiales y en los Consejos Diocesanos. Asistí al segundo, que se realizó en la Semana Santa de 1943. Me gustó el clima de compañerismo que allí se respiraba y el ánimo y el talante alegre con que se exponían las lecciones o conferencias”.
“De estos cursillos aprendí mucho y sobre todo descubrí la solución de lo que desde siempre me había preocupado, que era el cómo conseguir explicar las ideas que quería contagiar a los demás para darlas a conocer con alguna posibilidad de eficacia, y me di cuenta que lo que desde siempre había sido mi preocupación dominante se solucionaba tratando de reunir a la gente en régimen cerrado y aislado y que ésta era la mejor manera de lograr conseguir lo que yo buscaba. Allí aprendí que debía reunirse la gente por grupos, hacer periódicos murales, lograr que intervinieran los más posibles. Todo esto lo descubrí en aquellos cursillos”.
Lo que no me gustaba era que duraran una semana, pues pensé que en ese plan se podía conseguir tan sólo un auditorio muy limitado: Los estudiantes en Navidad, Pascua y verano o los que estuvieran dispuestos a vivir esta experiencia empleando unos días de sus vacaciones”.
“Después de mucho rezar y buscar quien rezara, pensar, planear, estructurar, reunir y seleccionar una vez más el material acumulado en fichas, en notas y en libros subrayados, reunimos unos cuantos candidatos y nos atrevimos a planear un “nuevo” cursillo con José Ferragut, que había sido Presidente Diocesano, con Jaime Riutort y este cristiano que escribe y suscribe este relato, al que se le designó como Rector”.
Éste fue el primer Cursillo y, si bien le llamamos de Jefes de Peregrinos, porque no nos hubieran dejado celebrarlo con otro nombre, no se parecía en nada a los que se habían dado en Mallorca con este nombre.
Esto sucedía el año 1944, en un chalet de Cala Figuera. Así las cosas, confiando en las oraciones de muchos y la colaboración de unos pocos, nos lanzamos a la aventura de hacer un cursillo por nuestra cuenta. Aunque hablamos de Santiago era un cursillo distinto de los demás, con una estructura diferente con el propósito de contagiar el ideal de Cristo en un ambiente cálido, sincero, agradable y festivo, salpicando los rollos de anécdotas que cuidadosamente habíamos recopilado”.
“Necesitábamos un Sacerdote para que nos explicara los rollos místicos y que cuidara de la dirección espiritual del Cursillo. Don Juan Juliá aceptó. Con mucha fe en Dios, las oraciones de muchos y el sacrificio de unos cuantos nos lanzamos a la aventura”.
“Sabíamos a lo que íbamos y lo que queríamos conseguir. Teníamos claro lo que gracias a Dios nunca se nos ha oscurecido: que el Evangelio es verdad y que, realizado en la vida y metido en el corazón y en la inteligencia de cada persona que cree en Cristo y se abre de verdad a su Verdad, correspondiendo a su gracia, tiene una potencia arrolladora capaz de entusiasmar a los más remisos”.
“En Cursillos se trata de presentar la Verdad de Cristo escueta, acentuando lo más importante que es su Resurrección, el descubrir que nos ama a cada uno en particular y personalmente y que está presente cuando dos o más se reúnen en su Nombre”.
“Estas verdades llevadas a la vida, esto es momentalizándolas, tratando de meterlas en el vivir de cada momento, dan sentido a la vida”.
“El Señor nos inspiró la Reunión de Grupo y la asistencia a la Ultreya. Vimos que la persona tiene dos polos, uno personal y otro social. Del personal cuida la Reunión de Grupo y el social se va consiguiendo asistiendo a la Ultreya”.
“El Cursillo de Cristiandad persigue una sola finalidad: que el Espíritu del Señor se encuentre en Cristo con la libertad de la persona humana y que ésta, al descubrir que es amada por Dios, cambie de horizonte y de perspectiva, porque se ha dado cuenta de que Dios le tiene en cuenta. Cuando esto sucede normalmente se produce un proceso personal de conversión, lo que exige de los dirigentes -sacerdotes y seglares- un cuidado personalizado, atento y detallista, seguido y conseguido por medio de la amistad, sin presiones paternalistas, ni ayudas no solicitadas, que no hacen más que demostrar que se ignora que en los bautizados, conscientes de su bautismo, actúa sin cesar la gracia de Dios”.
“Conectado con la fuerza divina que obra en los sacramentos, el cursillista va descubriendo que si él va aportando su ilusión, su entrega y su espíritu de caridad, viviendo en gracia, va comprobando que, salvando todos los avatares y aventuras del vivir, lo más importante es la vida, el hecho de vivir, lo que le impulsa a vivir agradecido, saboreando que la vida es bonita, que la gente es importante y que vale la pena vivir”.
“La persona que ha vivido el cursillo y ha aportado en él lo que en la primera noche le pide el Rector: su ilusión, su entrega y su espíritu de caridad, que es tanto como decir estar en disposición de captar las tres virtudes teologales y se ha abierto a las verdades que en el cursillo se explicitan, sale libre y liberado, cambiando de mentalidad y, como la gracia es creativa, va aplicándola a su escala de valores primero y después, o simultáneamente, a su óptica, a su enfoque y a su perspectiva, en una palabra, a su manera de ver las cosas. Es aquello de ver con ojos nuevos las cosas de siempre”.
“Ahora bien, a esto, que es tan sencillo y claro y que ha dado tan buenos frutos en tantas personas, se ha pretendido tergiversarlo muchas veces con el deseo de "actualizarlo" y de "ponerlo al día" o bien han tenido la “originalidad" de añadir cosas innecesarias, que no han hecho más que complicar la santa simplicidad de lo pretendido”.
“Si comparamos el Movimiento de Cursillos a un árbol, que ha crecido porque la semilla evangélica sembrada en muchos corazones y cultivada con la oración ha dado su fruto, nos alegra, pero así mismo nos duele que en algunos sitios, sin duda con la mejor intención, han tomado el árbol de los cursillos como el árbol de Noel y le han ido colgando luces y muñequitos, (sus genialidades preferidas) y han ido afeando su claro y sencillo perfil”.
“Al Cursillo de Cristiandad podríamos compararlo a un árbol. El árbol tiene raíces, tronco, ramas, hojas y produce frutos; para crecer y desarrollarse tiene que estar afincado en tierra”.
“El Cursillo exige estar afincado en la realidad. Sus raíces son su motivación, las ideas fuerza que impulsan la savia de las inquietudes que suscita su misma vitalidad. El tronco y sus ramas son su estructura, que está toda orientada a ser vehículo del mensaje evangélico, enfocado especialmente de cara a los alejados”.
“Para convivir con los alejados los cristianos de siempre han de entender la parábola del Hijo Pródigo, pero por lo que se refiere al hermano mayor, que no tiene que enojarse porque el Padre haga una fiesta para celebrar la vuelta del hermano y hasta que nos alegrará que en lugar de uno fueran dos”.
“Todas estas sinceridades que siguen y que me creo en el deber de tener que expresar para que todo quede lo más claro posible, no lo hago en plan de querer ser protagonista, pues siempre que se me ha pedido quien era el autor de todo he dicho categóricamente que era el Espíritu Santo, pero cuando se me ha preguntado quién hizo la estructura, quién recopiló las anécdotas, quién hizo los rollos seglares, quién ideó la Reunión de Grupo y la Ultreya, para no mentir, he tenido que decir que era yo”.
“A punto de concluir este relato, me doy cuenta que, sin darme cuenta, he empleado, como siempre, el plural mayestático, lo que induce a pensar que había otros a mi lado que me ayudaban a aportar ideas. Lo que sí pasó es que les iba leyendo lo pensado y ellos lo escuchaban con atención”.
“Lo aportado por otros lo recuerdo perfectamente:
Don Sebastián Gayá fue el único que tuvo fe en nosotros pero sus múltiples ocupaciones no le permitieron una dedicación más efectiva. Escribió la Guía del Peregrino”.
“Don Juan Capó, que estudiaba en Roma cuando la gestación del Cursillo, al volver a Mallorca se entusiasmó con la idea que le explicamos. Su presencia en el cursillo de San Honorato, en Enero de 1949, se limitó a dar las dos meditaciones de la primera noche, el día 7, tras lo cual volvió a Palma.
Él fue el que dio nervio teológico a los rollos místicos y a las meditaciones”.
“Tengo que mencionar también, porque su influencia ha sido grande, a Guillermo Estarellas. Él fue quien aportó la canción "De Colores". Se buscaba para cantar precisamente algo que no fuera pío, por no asustar a los alejados y con el "De Colores", canción sacada del folklore, se cumplió rotundamente el objetivo. El "De Colores" con el tiempo ha llegado a ser el himno y el santo y seña de los cursillistas de todo el mundo”.
“También quiero hacer constar que la idea primigenia fue seglar. Para mayor gloria de la Iglesia, creo que esta nota merece destacarse”.
“Cuando llegó el Dr. Hervás a Mallorca nos habló de sus planes pastorales. Yo le interrumpí diciéndole que en Mallorca teníamos un procedimiento para acercar a la juventud, que era lo que en el tiempo se llamaría el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Cuando después hablamos con él, se entusiasmó. Cuando pasó de la Diócesis de Mallorca a la de Ciudad Real, le entregué toda la documentación que yo tenía sobre Cursillos. Él, con un grupo de sacerdotes, lo estudió atentamente. Sin duda ninguna a él se le debe el que los cursillos fueran aceptados por la Iglesia. Él escribió una pastoral sobre ellos titulada "Los Cursillos de Cristiandad, Instrumento de Renovación Cristiana", que siempre será la Carta Magna de los Cursillos de Cristiandad. Él ha sido el que consiguió que los Cursillos de Cristiandad entraran por la puerta grande de la Iglesia”.
“Si los Cursillos han de ser fieles al motivo por el que fueron pensados, rezados y agradecidos, no han de bajar la diana y han de servir para dar a los que asistan a ellos una vivencia viva, sencilla, simple, clara y auténtica del Cristo del Evangelio que, con su resurrección, se have por su gracia vivo, normal y cercano en cada uno.
Esto requiere y precisa que haya un encuentro de cada persona con Cristo.
Los cursillos han de ir al fondo de la persona, no a sus circunstancias concretas que le envuelven, si es casado, soltero, practicante o indiferente etc. No tiene que haber nada que le desvíe de la diana a que se debe apuntar. El encuentro tiene que ser con Cristo y la persona, cara a cara, de tú a tú y a eso tiene que ir enfocado toda la existencia insoslayable de un magnetismo de género o la presencia condicionante de algún testigo cualificado por relación profesional, familiar o de pareja, lo imposibilita”.
“La reacción tiene que ser personal, radical y auténtica. No tiene que haber nada que impida o dificulte esta radicalidad, perplejidad y entusiasmo, que causa en la persona el CREER de verdad y en serio que Cristo le ama. Como en el cursillo se descubre una nueva dimensión mucho más profunda que la fe normal, no es la misma cuando la persona es observada por otra que está pendiente de su reacción. Por esta razón los cursillos no deben ser mixtos, así como tampoco no es de ninguna manera conveniente que vayan a un mismo cursillo juntos padre e hijo, madre e hija o dos hermanos o hermanas, o Jefes y subordinados o un matrimonio. Si van mujeres y hombres juntos, ninguno se porta como se portaría si fueran por separado. Cristo busca a la persona, no a lo que le envuelve”.
“El cursillo no da por supuesto ningún supuesto. En el cursillo, si se have como se debe, al final todo el mundo es veraz”.
“Lástima que después se creyeron omnipotentes los del OMCC y cambiaron el nombre de algunos rollos y el orden de los mismos; modificaron "Ideas Fundamentales" que, en su primera edición, cumplieron su finalidad: Que se conociera el por qué y el para qué de los cursillos, su mentalidad, su estrategia, etc. todo elaborado por personas que conocían y amaban el Movimiento y no tenían la obsesión de querer mandar sino de servir”.
“Pero después un grupo reducido, en el que no había ningún integrante que hubiera estado presente en su gestación, empezaron a modificar, codificar y enumerar las Ideas Fundamentales, a "actualizarlas", a clericalizarlas y, creo suponer que con buena intención, inventaron el apartado -el 86- donde se cuenta una historia imaginaria en rosa, algo así como un cuento de hadas, para explicar el "nacimiento" de los Cursillos.
Y, como si esto no bastara, cambiando los rollos, desmedularon la idea intencional del Movimiento, porque se olvidaron de que su óptica tenía que ser enfocada pensando en los alejados”.
“Prueba palpable de ello es que introdujeron el rollo Fe y el de Iglesia, cambiando el de Piedad por Santidad, el de Estudio por Formación y el de Estudio del Ambiente por el de Fermentación Cristiana de los Ambientes. El tener la idea de meter un rollo llamado Fe y otro llamado Iglesia no encaja de ninguna manera con la auténtica mentalidad de cursillos, que siempre ha tenido como objetivo preferente, aunque no exclusivo, el acercamiento de los alejados, sin tener en cuenta que la Fe no puede colgarse como un collar, sino que nace por gracia de Dios y, como reacción, en el corazón de la persona que admite y cree que Dios le ama”.
“El Cursillo no pretende que los mejores sean cristianos, ni que los cristianos sean mejores, sino que los cristianos sean cristianos.
“Que entiendan que ser cristianos conscientes es convertirse en cada momento”.
“Y todo, para que vayan descubriendo, desde el preciso lugar donde Dios les ha plantado, que Dios en Cristo les ama”.
“En realidad, de verdad, para el cristiano de verdad, existe tan sólo un problema, que es aceptar, sin morir de alegría, la grandeza de ser tanto”.
Eduardo Bonnín

domingo, 6 de enero de 2013

Cuando un dirigente del MCC renuncia


Cuando un dirigente renuncia porque no puede ser amigo de todos sus compañeros, quizás no le explicaron que la amistad en el MCC debe entenderse como una atmósfera y no como una relación obligada de todos con todos.

Cuando un dirigente renuncia porque se ofendió por alguna expresión de los demás, quizás no le explicaron que el MCC es una escuela de vida, donde no cabe la hipersensibilidad, porque todo el espacio está ocupado por la tolerancia.

Cuando un dirigente renuncia porque el monto de la cuota no es acorde con su presupuesto (por defecto o por exceso) quizás no le explicaron que el MCC es un corte transversal de su comunidad y que esto es válido también en lo económico.

Cuando un dirigente renuncia porque no le hicieron justicia a la hora de repartir los cargos, quizás no le explicaron que en el MCC no hay “carrera”, que todos los cargos son puestos transitorios de servicio, que en el MCC “no se consigue, se da”.

Cuando un dirigente renuncia por falta de información (no me lo dijeron, no me avisaron, no me enteré) quizás no le explicaron que todos los dirigentes tienen a su alcance toda la información, que lo único que se requiere es consultarla porque el proceso de comunicación precisa además de emisores creativos, receptores activos.

Cuando un dirigente renuncia porque viaja mucho o tiene poco tiempo y no puede hacer cosas, quizás no le explicaron que el MCC es ante todo un fenómeno individual y recién después un fenómeno colectivo (una importante diferencia con otras instituciones parecidas) que en nuestra escuela se es dirigente las 24 horas del día y no sólo durante la reunión semanal.

Cuando un dirigente renuncia porque el MCC hace poco en su comunidad, quizás no le explicaron que el MCC hace filantropía, pero no es una institución filantrópica, que el MCC hace caridad pero no es una institución caritativa, que el MCC hace cosas pero que su misión es hacer gente cristiana, como alguien dijo: “Las buenas obras no son lo único que existe en el MCC, las buenas obras son sólo expresión de algo que yace detrás.”

Cuando un dirigente renuncia porque las conductas de algunos dirigentes no tienen – a su criterio – las características acordes a nuestros principios en un ciento por ciento, quizás no le explicaron que el MCC está formado por hombres, no por ángeles, por hombres que tienen conciencia de su imperfección y el deseo de mejorar tal condición. Que el MCC más que un cónclave de perfectos es un campo de entrenamiento para perfeccionarse.

Cuando un dirigente renuncia porque la Escuela no atiende suficientemente los problemas del hambre y la salud, quizás no le explicaron que la misión del MCC es atender la dignidad del hombre y que la dignidad del hombre pasa por el hombre y la salud pero no se agota allí.

Cuando un dirigente renuncia porque no le dejaron actuar o no requirieron su participación, quizás no le explicaron que lo genial en el MCC es la acción individual, que el voluntariado en la escuela y en el MCC se dan por añadidura, que ser convocado puede facilitar la tarea pero que no serlo no es pretexto para no participar. Que en el MCC no cabe lo de “si precisas una mano me avisas”. Nadie debe avisarnos que se nos precisa, es nuestra tarea darnos cuenta.

Publicado en la Escuela Virtual de Dirigentes de Cursillos de Cristiandad