Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la
gente.
Los evangelios presentan a Jesús concentrado, no en la religión sino en
la vida.
Jose Antonio Pagola
Un gesto poco religioso
14.01.13 | 07:42.
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"Había una boda en Galilea". Así comienza este relato en el que se nos dice algo inesperado y
sorprendente. La primera intervención pública de Jesús, el Enviado de Dios, no
tiene nada de religioso. No acontece en un lugar sagrado. Jesús inaugura su
actividad profética "salvando" una fiesta de bodas que podía haber terminado muy
mal. En aquellas aldeas pobres de Galilea, la fiesta de las bodas era la más
apreciada por todos. Durante varios días, familiares y amigos acompañaban a los
novios comiendo y bebiendo con ellos, bailando danzas festivas y cantando
canciones de amor.
El evangelio de Juan nos dice que fue en medio de una de estas bodas
donde Jesús hizo su "primer signo", el signo que nos ofrece la clave para
entender toda su actuación y el sentido profundo de su misión
salvadora.
El evangelista Juan no habla de "milagros". A los gestos sorprendentes que realiza Jesús los llama siempre
"signos". No quiere que sus lectores se queden en lo que puede haber de
prodigioso en su actuación. Nos invita a que descubramos su significado más
profundo. Para ello nos ofrece algunas pistas de carácter simbólico. Veamos solo
una.
La madre de Jesús, atenta a los detalles de la fiesta, se da cuente de
que "no les queda vino" y se lo indica a su hijo. Tal vez los novios, de
condición humilde, se han visto desbordados por los invitados. María está
preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede terminar una boda sin
vino? Ella confía en Jesús.
Entre los campesinos de Galilea el vino era un símbolo muy conocido de
la alegría y del amor. Lo sabían todos. Si en la vida falta la alegría y
falta el amor, ¿en qué puede terminar la convivencia? María no se equivoca.
Jesús interviene para salvar la fiesta proporcionando vino abundante y de
excelente calidad.
Este gesto de Jesús nos ayuda a captar la orientación de su vida entera
y el contenido fundamental de su proyecto del reino de Dios. Mientras los
dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión,
Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la
gente.
Los evangelios presentan a Jesús concentrado, no en la religión sino en
la vida. No es solo para personas religiosas y piadosas. Es también para
quienes se han quedado decepcionados por la religión, pero sienten necesidad de
vivir de manera más digna y dichosa. ¿Por qué? Porque Jesús contagia fe en un
Dios en el que se puede confiar y con el que se puede vivir con alegría, y
porque atrae hacia una vida más generosa, movida por un amor
solidario.
José Antonio Pagola
20 de enero de 2013
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