Estimados amigos y amigas, hoy festividad de 'todos los santos' he recuperado este artículo que escribí en 2016, y que deseo compartir con todos vosotros. ¡Felicidades!:
-- Quiero ser santo! ¡Yo quiero ser santo!... dijo Juan en aquel momento de su testimonio... acababa de contarnos como tiempo atrás había descubierto a un Cristo vivo, normal y cercano, y cómo desde aquel encuentro con Cristo, había abierto su vida a la Gracia, la Gracia de Dios... causa del sentido de su vida, y de su actitud actual... le salía del corazón, lo decía en serio, y con gozo... quería ser santo!
En aquel momento del Cursillo de Cristiandad al que yo asistía, tuve la sensación de que aquellos nuevos conceptos del cristianismo que nos transmitían seglares y sacerdotes no sólo iban en serio, sino que eran coherentes, porque ellos mismos, al comunicar cómo los habían hecho vida, hacían que aquella pequeña comunidad reunida los viviéramos, y comprendí porque me habían dicho que "el Cursillo hay que vivirlo".
El sentido que Juan daba a su expresión era de adhesión personal a Dios en Cristo, bien normal entre los primeros cristianos, y que como unión espiritual de todos los creyentes, vivos y muertos, se manifiesta en la expresión "la comunión de los santos".
Lo que me mueve a esta reflexión, es el recuerdo de tantos amigos cercanos, que en el curso de mi vida, me despertaron una sana admiración, por las chispas de santidad que transmitían, y que cuando nos encontrábamos compartíamos la amistad y la fe en un clima de admiración mutua, que nos despertaba el hambre de las cosas de Dios, nos alentaba, y nos daba fuerzas para el camino... Deseo hacer patente, en estos momentos, mi agradecimiento y homenaje, a tantos y tantos amigos con los que he compartido camino, consciente de que han participado en la historia de la salvación, con la mentalidad y el estilo de los que un día, como resultado de un Cursillo de Cristiandad, aceptaron ir llenando las áreas de su personalidad con las ideas, valores y actitudes, de este Cristo vivo, normal y cercano con Quien se habían encontrado, habían aceptado, y habían decidido seguir, convirtiéndose en Amigo fiel para toda la vida.
Y una anécdota, imaginada, simbólica, que se contaba en aquellos tiempos: "dice que los Cursillos, en los años de sus inicios, estaban haciendo tanto bien a las personas, que en el reino del mal creció la alarma, y para paliar tanta derrota se convocó una asamblea general... al tomar la palabra cada delegado, exponía las dificultades en que se encontraba, por la determinación y el entusiasmo de las personas en hacer el bien... todos coincidían en que, cuando salían del Cursillo, orientaban hacia el bien el sentido de su vida, con tanta firmeza que resultaban inexpugnables... el que frecuentaba los burdeles los dejaba para ser fiel a su esposa y familia, el que antes bebía hasta emborracharse, ahora bebía con moderación y se presentaba sobrio a su casa, el que acostumbraba a hacer negocios sucios ahora sólo aceptaba los limpios, el que explotaba a los trabajadores ahora los trataba como compañeros con respeto y justicia, el que antes era bueno ahora era mejor. los enemigos se reconciliaban, se ayudaban unos a otros... y se quejaban con razón, porque, decían, no podían hacer nada! ... Después de más de dos horas de altercado, a punto de cerrar sin soluciones, dieron la palabra a un diablillo que hacía tiempo la pedía, pero como que era bajito y desdentado no le habían hecho caso ... y este les dijo: "yo me iría a sus reuniones, y cada vez que expresaran su contagioso entusiasmo, les diría -- afloja un poco tío, que no hay para tanto!, me mantendría cercano y cada vez que fueran a ayudar a alguien les diría: --cuidado!, no lo hagas, piensa que primero eres tú!, y les iría aguando sus ansias de ser buenos y hacer el bien, hasta debilitar y desbaratar sus planes"... y esta propuesta se llevó los aplausos ...
Y es que se trata de la adhesión a un Cristo no sólo muerto en cruz, sino resucitado y vivo, cercano, presente en espíritu en las personas, en el grupo, en la comunidad, que provocaba actitudes tales como la de Miguel, que al llegar de su Cursillo, de madrugada, fue a despertar a su amigo para comunicarle el gozo del encuentro! ... o la actitud de Luis que siempre tenía en su casa uno o más platos en la mesa para quienes no tuvieran qué comer... un Cristo normal en la normalidad de la profesión, como Adolfo, licenciado en medicina, que atendía gratuitamente a los enfermos que no podían pagar y hasta los regalaba los medicamentos. Dios en Cristo encarnado para apoyar a los que sufren... recuerdo a Cesc dando una transfusión de sangre al amigo de Grupo mientras el propio hermano lo abandonaba... o Francesc, gravemente enfermo, quien consciente de acercarse a la Jerusalén celestial decía expectante y esperanzado: -- que importante es ir a encontrarse con el mismo Cristo!... era, es, para todos estos "santos", repito, el Cristo vivo incorporado a la vida, que se puede recibir cada día en la Eucaristía... compañero de camino que se puede escuchar, hablar, pedir, obsequiar... con qué Fe vivieron y con qué Fe murieron!... "Y miré; y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos. Y era su número miríadas de miríadas y millares de millares” (Ap, 5,11)..."Después de esto, miré; y apareció una muchedumbre inmensa que nadie podía contar…” (Ap, 7,9).
Muchas veces, cuando empezamos la Eucaristía en aquel Monasterio de Solius, pienso que estamos en comunión con todo el Cuerpo Místico de Cristo... y me imagino la presencia espiritual de estos amigos que hemos conocido, presentes en forma invisible alrededor de la mesa del Cielo, como nosotros, orando y alentándonos, ellos que han pasado por caminos similares a los nuestros, a los que ahora nos podemos dirigir para pedirles: -- amigos, interceded por nosotros!, a continuación, el mismo Cristo se hace presente para celebrar todos juntos su encarnación, vida, muerte y resurrección, historia de la salvación de nuestra Fe, a la que el Señor nos ha asociado, sin nosotros merecerlo... es el momento central del "para Quién" de la aventura de cada día, en la normalidad, en el servicio, mientras Él cada vez nos repite:…"Yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos…" (Mt, 28,20), y ..."Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt, 18,20).
Amigos que ya habéis llegado a destino, que más que nadie sabéis de la misericordia de Dios, os decimos que contamos con vuestra "palanca"; deseamos haceros presentes, ahora y aquí, porque a buen seguro, vosotros nos diríais: ¡ánimos!, ¡adelante!, ¡aprovechad vuestro camino para llegar a cuantos más mejor, para comunicar a cada persona que es amada por Dios!
Entonces, como dice Henri J.M.Nouwen en su libro ‘El regreso del hijo pródigo’: ... "La pregunta no es: -- ¿Cómo lo haré para encontrar a Dios?, sino: - ¿Cómo lo tengo que hacer para dejarme encontrar por él? ... la pregunta no es: -- ¿Cómo lo haré para conocer a Dios?, sino: -- ¿Cómo lo tengo que hacer para dejarme conocer por él? ... la pregunta no es "-- ¿Cómo lo haré para amar Dios?, sino" -- ¿Cómo lo tengo que hacer para dejarme amar por Dios? "...
La respuesta, amigo, está en el viento... ¡en todo caso, la respuesta lógica, esperada por Dios Padre que te ama y respeta tu libertad, no es tanto un "lo creo", como más bien un... "Acepto!”
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(En recuerdo de Carles, Lluís, Cesc, Salvador, Jesús, Rosa, Antonio, Adolfo, Joan, Ramon, Narcís, Maria, Pere, Cristóbal, Anna, Constantí, Alfonso, Amós, Josep, Maite, Margarida, Lluïsa, Manel, Medi, Francesc, Victoriano, Jordi, Fernando, Teresa, Miquel, Rafel, Alicia, Joaquim, Paquita, Damià, Santii... y tantos y tantos hermanos en la Fe, que es imposible enumerar, incluso los que no hemos coincidido en el camino, pero que siempre nos hemos sentido cercanos en la Comunión).
Joaquín Arpí, Lloret de Mar, junio de 2016
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