Los injertos ocasionales en el árbol de los Cursillos, fruto a veces de un acentuado protagonismo, casi siempre complican. Si bien hay que tener una amplitud de perspectiva suficiente para dar alcance al sentido integral de las ideas y actitudes embrionarias, que constituyen en todo tiempo el mundo fascinante y fecundo de sus orígenes.
Es claro que los organismos creados para cuidar de la identidad del Movimiento de Cursillos, son los que han de discernir no es cortar de raíz con las raíces, para poder clericarizarlos y orientarlos hacia el mayor confort de los “buenos”, o al mejor servicio del sector intraeclesial que mas les interesa. Sino que ha de estar orientado hacia el mundo y preferentemente, aunque no exclusivamente, teniendo en cuenta a los alejados.
Eduardo Bonnín Aguiló
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