Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

martes, 21 de febrero de 2023

Xisco Pilas partió a su Quito Día

Sentimientos encontrados. Un amigo que parte a su Quito día es triste, pero es alegre saber que tenemos un angel que verará por todos nosotros. Xisco estará viendo su Ultreya Celestial en unión de Eduardo y todos los que ya se nos adelantaron.

De Colores querido Xisco





𝐍𝐨𝐬 𝐯𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐆𝐫𝐚𝐧 𝐅𝐢𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐂𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐗𝐢𝐬𝐜𝐨 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 !!!!

𝐋𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜í 𝐭𝐚𝐧 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐡𝐚𝐜𝐞 𝐮𝐧 𝐩𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐦𝐞𝐬𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐦𝐮𝐲 𝐞𝐧𝐭𝐮𝐬𝐢𝐚𝐬𝐭𝐚, 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐝𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐜𝐚𝐬𝐚, 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢ó 𝐚 𝐄𝐝𝐮𝐚𝐫𝐝𝐨 𝐁𝐨𝐧𝐧𝐢𝐧 𝐲 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐚𝐬í 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢é𝐧, 𝐟𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐂𝐮𝐫𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧𝐝𝐚𝐝 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐞𝐧 𝟏,𝟗𝟒𝟒, 𝐩𝐮𝐞𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝟏𝟒 𝐚𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐂𝐮𝐫𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨, 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐯𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐩𝐮𝐞𝐛𝐥𝐨 𝐅𝐞𝐥𝐚𝐧𝐢𝐭𝐱.

𝐀𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐝𝐫á𝐬 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐑𝐞𝐮𝐧𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐆𝐫𝐮𝐩𝐨 𝐚𝐥𝐥á 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐂𝐢𝐞𝐥𝐨.
por Eugenio Rosado

𝐁𝐈𝐎𝐆𝐑𝐀𝐅𝐈𝐀: 

Me llamo Francisco Oliver Pila, nací el 9 de diciembre de 1931 en Felanitx (Mallorca). Fui el mayor de cinco hermanos y tuve que ayudar a mis padres para resistir los problemas que causó la guerra civil y afrontar la crisis y escasez de comida. Empecé a trabajar en el mar a los 11 años y aprendí el oficio de pesca profesional que ejercí hasta los 19 años, cuando ingresé en el servicio militar en septiembre de 1951 hasta julio del 53.

Mientras estaba en filas, mi padre vendió la barca por que no la sabia manejar y tuve que cambiar de oficio para trabajar en el campo. Mientras estaba en esta situación tan difícil, un amigo de Porto Colom me habló de cursillos y le pregunté ¿qué es esto? Él me explicó que hacía tres meses que los había hecho y que habían sido los tres mejores meses de su vida, y yo le dije: por tres meses no vale la pena, ya veremos.

Este amigo era Antonio Estelrich. Después se lo comenté a otro amigo que vino de Palma (Lorenzo Mas) y me dijo que él los hizo 2 años atrás y en un momento muy difícil y que le habían salvado la vida, eso ya era distinto… 2 años.

El 5-12-1953 me fui al cursillo nº 88 celebrado en San Salvador de Felanitx. El rector era Andreu Vidal Febrer, los sacerdotes D. Miguel Fernández y Mn. Pere Oliveres, los dirigentes Juan Moncades y Jaume Moranta. A partir de entonces conocí a Eduardo Bonnín por mediación del rector de mi cursillo y cuando iba a Palma me paraba a verlo para consultarle los problemas que tenía, como cualquier joven, para vivir en Gracia y él hacía que yo mismo me diera cuenta sin decirlo, que mis problemas no eran reales sino ficticios; mi situación económica seguía siendo difícil, pero él me animaba. Recuerdo que un día me entregó una estampita del Buen Pastor y detrás me escribió unas frases que me ayudaron mucho a aceptar mi situación: Antes de empezar a amar mira lo que es digno de amar. Amar no es mirarse a los ojos, sino mirar en la misma dirección.

Cuando el Obispo Enciso sustituyó al Obispo Hervás y escribió la célebre pastoral prohibiendo los cursillos y todas las reuniones de Ultreya en casas de la Iglesia, pensamos que todo había terminado y fue cuando decidimos ir cada mes con un coche a casa de Eduardo para ver qué se podía hacer. Ya el primer día nos dijo que no nos preocupáramos, que esto era cosa de Dios y Él lo arreglaría si se lo pedíamos, pero que lo importante era mantener la brasa encendida para que cuando volviera a abrirse la posibilidad de hacer cursillos y ultreyas, estuviéramos preparados para ello. Sabíamos que se reunían en distintos pueblos con el mismo fin y esto nos animaba. Como no podíamos reunirnos en casas de la Iglesia, en Felanitx nos reuníamos en casa de Sebastián Vaquer que tenía que descansar media hora en cama después de comer y aprovechábamos mientras para hacer una mini ultreya cada semana, en la que solíamos ser de 9 a 12 asistentes y trasmitíamos las noticias que sabíamos para animarlos. También sabíamos de las reuniones “clandestinas” de la Plaza Mayor, y que se reunían en distintas mesas para hacer las reuniones de grupo, y que después se intercambiaban de 2 en 2 para trasmitir los planes a seguir.

Hoy nos podemos reunir de nuevo en las ultreyas los que hemos experimentado un encuentro profundo con Cristo en un cursillo. Desde entonces este Cristo vivo del Evangelio el que nos presenta la Iglesia ha sido nuestro NORTE, nuestra motivación y nuestro guía.

Este es el objetivo de nuestro movimiento, posibilitar a las personas un encuentro con Cristo, que crezca y se desarrolle en el cristiano por la Gracia vivida de manera consciente, profunda y contagiosa.

Hoy debemos dar gracias a Dios por aquella idea que se nos metió en el alma a los 22 años. No era una quimera ni un capricho de juventud sino un plan del Espíritu Santo.

Siempre tengo presente la definición de los Cursillos de Cristiandad según Eduardo: Un movimiento que, mediante un método propio, intenta desde la Iglesia que las realidades del cristiano se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de cada persona para que, descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, conduzca su libertad desde su convicción, refuerce su voluntad con su decisión y propicie la amistad desde su constancia, en su cotidiano vivir personal y comunitario.

Son la mejor noticia, que Dios nos ama, comunicada por el mejor medio que es la amistad, hacia lo mejor de cada uno, que es su ser de persona.

Las personas que asisten a un cursillo siguen siendo las mismas, solo cambia la actitud.

Lo más importante es que los hombres y mujeres puedan encontrarse en el lugar donde están y de la manera más simple con el Cristo vivo del Evangelio.

¡De Colores!

Francisco Oliver Pila

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