Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

sábado, 13 de febrero de 2021

LA PERSONA: SU SER




IV. Persona – Personaje – Personalidad

En cada hombre existen tres dimensiones a través de las cuales va expresando, traduciendo y transparentando su vivir:

  • la persona
  • el personaje
  • la personalidad

La persona es lo que de verdad se es. El hombre es persona, y en cada una de sus tres dimensiones, ha de moverse y ejercitarse como tal.

La persona es el reflejo, la expresión y el brillo de la intención concreta de Dios sobre un ser humano.

Ser persona es tener convicción y decisión, y saber afirmarlas en la vida.

Ser persona es una realidad siembre abierta a la facultad de serlo más y de serlo mejor.

  • la persona es un «qué».
  • la persona tiene valor absoluto.
  • la persona tan sólo puede ser captada, y nunca por completo, por la vía del «sabiendo creer».

En ninguna situación ni circunstancia es posible conocer plenamente a una persona. La persona siempre es más, mucho más, de lo que podemos ver o entender de ella; por más que se nos revele siempre queda una parte misteriosa, sagrada, numinosa, que no emerge en la superficie, como un iceberg.

En el mundo interior de las personas es donde Dios ha situado lo más bello y maravilloso de su creación.

Cuando, en una confidencia amiga, se tiene la feliz ocasión de poder contemplar los íntimos valores de alguien, le queda a uno siempre el asombro y la nostalgia de lo mejor.

El hombre ha sido dotado por Dios de la facultad de ser persona y por tanto con capacidad de:

  • Convicción, para poder convencer y anclarse en la realidad con verdad.
  • Decisión, para decidirse a realizar lo que de verdad le puede mejorar.
  • Criterio, para acrecentar y emplear sus capacidades con: intención, oportunidad, eficacia.

La convicción es la espina dorsal de los convencimientos que se poseen, articulados y en punta, para afincarse en la realidad y realizarse en ella como persona.

La decisión es la disposición de hacer realidad lo que se desea.

Criterio es la voluntad de equilibrio en la verdad, para poseerla más plenamente.

Personas caben muchas en un mismo lugar y jamás se interfieren.

Cuando hay muchas personas reunidas, nunca hay masa, porque cada uno sabe lo que le mueve, y porque la amistad descubre sujetos de afecto, de comunicación, de ternura, de vulnerabilidad, de humanidad.

El personaje es lo que estamos llamados a representar en la vida normal, o en las «anormalidades» que se nos presentan.

El personaje expresa, traduce y transparenta el «cómo».

Todo el mundo tiene estereotipada toda la gama de personajes posibles, por lo que los roles raras veces pueden llegar a ser originales. La originalidad tiene lugar tan sólo, cuando por más importante que el personaje sea, siempre es mucho mayor la talla de la persona.

Cuando el personaje está en «números rojos» respecto a su persona, se produce una caída en picado de su imagen.

El hombre, en la vía de la normalidad de su vivir, se ve obligado a ser personaje: comprador, vendedor, padre, hijo, cliente, profesional, madre de familia, casado, subordinado, jefe, soltero, ejecutivo, administrativo, técnico, ama de casa, súbdito, secretaria, artista, poderoso, político, obrero, intelectual, joven, mayor

Si se siente más personaje que persona, se erosiona él y se erosiona su imagen; lo que resulta trágico para él y cómico para los demás, es cuando el personaje se come a la persona.

Lo óptimo es cuando en el personaje se transparenta la persona. Siempre que un personaje quiere hacer de persona sin serlo, se parece a un político en época de elecciones; busca aceptación y finge proximidad.

La personalidad es la capacidad de no olvidar nunca que se es persona cuando se tiene que ejercer de personaje.

Es la agilidad para recobrar la posición natural, que es la naturalidad, cuando se ha tenido que ejercer de personaje.

La facultad de ser siempre uno mismo, aunque sean distintas las circunstancias.

Las estructuras producen personajes, sujetos de derechos.

Entre personajes siempre se encuentran, porque casi siempre se buscan, motivos de rozamientos y hasta de frontales colisiones.

Los personajes defienden con uñas el orden de prelacía, y al defenderlo, creen que defienden el fundamento donde se asienta la base de los ideales que ellos se sienten llamados a sustentar, porque a su vez sustentan el tinglado que les sustenta a ellos.

Muy raras veces los personajes se ponen de acuerdo, y casi es imposible que lleguen a compenetrarse; siempre salen por sus fueros; las ganas de figurar figuran en el primer plano de sus intenciones.

Siempre que estés en el área de tu ser persona: Luz verde: Pasa

Cuando estés en el área de personaje: Luz ámbar: Cuidado

Cuando te creas ser o tener personalidad: Luz roja: Párate, no avances, eso no tienes que decirlo tú, tienes que esperar que te lo digan los demás. No te preocupes; si tienes amigos, ellos te lo dirán; pero no desesperes si tardan en decírtelo o no te lo dicen jamás. Basta que lo sepa Dios.

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