Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

martes, 8 de octubre de 2019

¿Por qué las tres avemarías?

* ¿Por qué las tres avemarías? ---

Un Minuto con María
Hagamos conocer y amar a María 
Un Minuto con María, un breve mensaje que contiene meditaciones marianas muy variadas, es enviado cada día a más de 90.000 personas en 7 lenguas diferentes: francés, español, inglés, brasilero, italiano, árabe, alemán.

¿Por qué las tres avemarías?

 

La santa devoción revelada por la Santísima Virgen María a santa Matilde (1241-1298) consiste esencialmente en rezar, todos los días, tres avemarías para agradecer a las Tres Personas de la Santísima Trinidad por los admirables privilegios de poder, sabiduría y misericordia concedidos a nuestra Madre divina y para obtener, por su intercesión, la inmensa gracia de la buena muerte (la perseverancia final).
Cada uno debe esforzarse por decir fervorosamente estas tres avemarías todos los días de su vida, tanto como sea posible, sin fallar nunca por su culpa o negligencia, para merecer la protección de la Reina del Cielo y asegurar así su misericordiosa ayuda a la hora de la muerte.
Estas tres avemarías se pueden rezar varias veces al día, así lo hacen algunos, incluso cada vez que escuchan el cambio de hora; pero, según la costumbre introducida y recomendada por los santos, especialmente san Leonardo de Port-Maurice y san Alfonso María de Ligorio, es aconsejable rezarlas por la mañana, al levantarse, y por la tarde, antes de acostarse.
Muchos cristianos buenos y pobres pecadores deben su salvación eterna, no lo podemos dudar, a la fidelidad constante de esta saludable práctica.

Lea más :
El Ave María (Santa Matilde) 

Dios te salve, Maria, llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.   

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