En la Audiencia General el Pontífice prosiguió el ciclo de catequesis sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles
El papa Francisco exhortó a no juzgar a las personas como puras e impuras y con esta actitud ser obstáculos para la creatividad de Dios en su deseo de encuentro con ellas. Lo explicó el Papa durante la audiencia general del miércoles, 16 de octubre de 2019, en la Plaza de San Pedro.
Francisco prosiguió el ciclo de catequesis sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles. En esta ocasión, ha reflexionado sobre cómo Dios incita a los apóstoles para que acojan la universalidad de la salvación, llamándolos a salir de sí mismos y a abrirse a los demás, con un estilo de vida cercano y fraterno.
Francisco aseguró que un evangelizador no puede ser un impedimento para la obra creativa de Dios, que “quiere que todos los hombres sean salvos” (1 Tim. 2: 4), sino uno que favorezca la reunión de corazones con el Señor ¿Y cómo nos comportamos con nuestros hermanos, especialmente aquellos que no son cristianos? ¿Obstruimos su encuentro con el Padre o lo facilitamos?”.
En su catequesis, indicó que Dios pide de sus discípulos un cambio de mentalidad. Así lo hizo con Pedro, el príncipe de los apóstoles, cuando “le presenta un lienzo lleno de animales considerados impuros para los judíos, haciéndole entender que todo lo que Dios ha purificado no debe ser ya considerado profano”.
De ahí, invitó: “Es necesario mirar la intención del corazón, porque sólo de dentro, del corazón, nace la impureza”.
El Pontífice pidió aprender a ir más allá, “para mirar a la persona y a las intenciones de su corazón” (ver Mc 7, 21)….Jesús lo ha dicho claramente, añadió.
El Papa recordó el “personaje principal del episodio es el apóstol Pedro, que después de ser testigo de la efusión del Espíritu Santo sobre el colegio apostólico, presencia ahora cómo ese mismo Espíritu se derrama sobre los paganos”.
De ese modo, afirmó que “Pedro acepta ir a predicar en casa de Cornelio, un oficial romano temeroso de Dios, y el Señor confirma sus palabras derramando sobre ellos el Espíritu”.
Asimismo, explicó que la acción de Pedro le hizo ganarse varios regaños de sus hermanos en la fe porque ellos no entendía que quisiera entrar a la casa de un hombre pagano y menos bautizar a su familia.
“Cuando la comunidad se escandaliza por la familiaridad del apóstol con los gentiles, Pedro no se amilana, porque es consciente que ser discípulos no es un mérito sino una llamada para ser mediadores, puentes que faciliten el encuentro de Dios con los hombres”.
Al final, saludó a los peregrinos en varios idiomas. “Pidamos hoy la gracia de dejarnos sorprender por Dios y de no ser obstáculos a su creatividad, reconociendo y favoreciendo los caminos siempre nuevos por los que Dios derrama su Espíritu en el mundo, para atraer a todos hacia Él”.
La audiencia general concluyó con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.
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