Queridos hermanos
Excelencia, monseñores, sacerdotes y hermanos.
Un saludo muy especial en nombre del Comité Ejecutivo del OMCC.
¡De Colores!
El movimiento de Cursillos de Cristiandad nació en los años cuarenta, en Palma de Mallorca, en uno de los períodos más turbulentos en la historia de la humanidad, en una Europa arrasada por la guerra, en un mundo plagado de desorden, ávido de paz y cada vez más ignorante de las cosas de Dios.
En este tiempo los Cursillos fueran una respuesta adecuada a los retos que vivió en Europa, especialmente frente a la creciente descristianización que entonces ocurrió.
No fue una tarea fácil, ni siempre bien entendida, incluso dentro de la iglesia, porque el MCC durante esos años fue vanguardia (y cómo lo sabemos la vanguardia tiene que renovar y esto tiene que ser revolucionario y doloroso).
El MCC anticipó en muchos años gran parte de lo que llegó a convertirse en realidad en la iglesia con el Concilio Vaticano II. Fue la vanguardia, y por eso creció y dio fruto.
Basado en su carisma original, presentó una propuesta para una conversión y un desafío a la santidad en la normalidad. Santidad para los hombres y las mujeres en la simplicidad de la vida cotidiana. Ser santo en el hogar, ser santo en el trabajo, ser santo en la sociedad, ser santo, tanto con, traje y corbata, como con mono azul de obrero, o uniforme.
Al promover un encuentro con uno mismo, un encuentro muy especial con Cristo, y el consiguiente encuentro con el otro, el Cursillo cambió miles de hombres y mujeres y ayudó a santificar las vidas, los ambientes y el mundo.
El movimiento sólo pierde efectividad cuando se separa de su carisma y cambia su primer y más importante objetivo que es evangelizar persona a persona a través de la amistad para fermentar el Evangelio en todos los ambientes.
También hoy, el mundo y especialmente Europa, vive días difíciles y conflictivos. ¡Y es por ello que hoy estamos llamados a ser, nuevamente, la vanguardia!
En un continente como el nuestro, en que el laicismo abre caminos al fundamentalismo, de alguna manera se quiere "matar" la idea de Dios, debemos afrontar con valentía este histórico momento, el nuestro hoy: con coraje y sin miedo.
¡No temáis! ¡No temáis, nos dijo el Santo Padre San Juan Pablo II. El Papa Benedicto XVI, durante su visita a Portugal, desafió a los cristianos diciendo que contaba con nosotros para la re-evangelización de la Europa.
Y yo os digo; no tengamos miedo, ya que es nuestro Papa Francisco que nos exhorta. En la audiencia concedida a los participantes del III Congreso Mundial de los Movimientos y Nuevas Comunidades, el 22 de noviembre de 2014, el Papa nos dijo que debíamos conservar la frescura de nuestro Carisma, que debíamos de respetar la libertad de cada persona y buscar siempre la comunión con la Iglesia; pero también nos dijo que no podíamos poner en "jaulas" el Espíritu Santo, porque pasa a través de nosotros encontrar respuestas creativas a los grandes desafíos del mundo contemporáneo.
Siento las duras palabras que os diré ahora; no vivimos la experiencia de un Cursillo para pasar a ser tan sólo buenas personas, ni para reducir nuestra acción solamente asistiendo a los sacramentos, o simplemente para ser ayudantes de nuestro párroco.
Jesucristo no nos llamó a un Cursillo para ser "empleados" de la iglesia, sino para ser mensajeros de la Alegría del Evangelio a través de nuestro testimonio de fe, de nuestra búsqueda de la santidad en la normalidad de nuestras vidas. ¡En nuestro mundo! ¡En nuestra Europa!
¡Eso es lo que espera Jesucristo de nosotros! ¡Quiere que seamos Sus mensajeros para todos... todos!
Y cuando digo todos, ¡quiero decir todos! Los más desfavorecidos, los más frágiles y, sobre todo, los más pobres entre los pobres: aquellos que, no tienen a Dios en sus vidas, por que se alejaron de Dios, los alejados de Dios no tienen nada, ¡no tienen nada! Es para esto que estamos llamados a transmitir el amor que Cristo nos tiene a nosotros. ¡Por todos nosotros! ¡Los alejados: son nuestra periferia!
Necesitamos saber ser Iglesia de nuestros días y para los nuestros días. ¡Aprendamos a ser Iglesia para los hombres y mujeres de hoy! ¡Aquí! Ahora! y especialmente en el mundo, en nuestra Europa, en cada país, en nuestra localidad, en la calle donde vivimos! ¡Ser santo y anunciar el amor que Dios nos tiene y que es revelado por su hijo Jesús!
Tenemos que mantenernos unidos, alrededor de nuestro carisma basado en las “Ideas fundamentales del MCC” ahora editado en su nueva redacción. Somos un movimiento de iglesia reconocido por la Santa Sede con la publicación del decreto pontificio que aprueba los estatutos del OMCC.
Proclamemos en voz alta el regalo de nuestro carisma fundacional y todo lo hacemos para que nuestra vida, nuestra voz, nuestros gestos, sean vida, voz y gestos de Cristo para aquellos que no Le conocen.
¡Seamos, sin temor, la vanguardia de la iglesia de Cristo vivo, normal y cercano y agentes de la regeneración de la fe, de nuestra Europa!
Seamos como nuestro admirado amigo, el que se denomino “aprendiz de cristiano” Eduardo Bonnín, que, con nuestra grande alegria, el Obispo de Mallorca Monseñor Xavier Salinas, el pasado 5 de febrero de 2015 empezó con el primero acto de “El proceso de Iniciación de Beatificación y Canonización de Eduardo”
¡Cristo cuenta con nosotros!
¡De Colores!
Comité Ejecutivo del OMCC
Francisco Salvador
Presidente
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