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Acerca de nosotros
Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.
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Eduardo define así:
"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".
martes, 17 de febrero de 2015
Martes 17 de febrero 2015
miércoles, 11 de febrero de 2015
Realidad actuales
Comparto con ustedes algunos comentarios de mi amigo Rodolfo Letona. Dirigente de Cursillos de Cristiandad de una Diócesis de Guatemala. Buena lectura.
Leíamos recientemente que en China se contabilizaron más de 13 millones de abortos en jovencitas de 16 a 25 años durante el año 2014. En este lado del mundo, el gobierno brasileño anuncia la distribución de 70 millones de preservativos para la semana del Carnaval. Le pone la tapa al pomo la declaración de la presidente Bachelet, que en Chile se promueve la aprobación del aborto, según anunció durante una visita en Guatemala.
Se imaginan ustedes lo que ocurrirá en otras partes del mundo en donde ya se aprobaron leyes pro-aborto. Es decir, licencia para matar. Ya Madre Teresa de Calcuta predecía que el mundo iba hacia una debacle cuando la ley aprobaba que matásemos a nuestros hijos.
Trece millones de abortos significaría, matemáticamente hablando, la muerte de casi 36,000 niños por día. Setenta millones de preservativos significa que el casi el doble de esa cifra de personas estarán involucradas en relaciones sexuales durante la semana del Carnaval en Río. Llevándolo a las matemáticas, y estimando una duración de 10 días de festejos, habrá 7 millones de fornicaciones al día; 292000 por hora, 4860 por minuto, 81 por segundo.
Prácticamente se estaría hablando de un rio de esperma, más otro de sangre y despojos humanos. Esto es pavoroso. Solamente podemos pensar en que un bacanal de esa naturaleza tiene que tener origen en el maligno, esto es diabólico. Lo peor del caso es que es aceptado por la humanidad, que piensa que con “su cuerpo” puede hacer lo que quiera.
El broche de oro lo ponen los medios que anuncian con toda pompa la celebración del Carnaval, no sólo en Brasil, a todo lo ancho del mundo. Esos mismos medios de comunicación social, rechazan las posturas de las asociaciones que van en contra del aborto; se rasgan las vestiduras porque hay matanza de focas en un país europeo; así mismo se pronuncian en contra de las corridas de toros, no precisamente por el riesgo que corre el torero.
Nuestra sociedad, que cierra los ojos ante el aborto, celebra que existan cementerios para mascotas, a las que en vida visten y alimentan como si se tratara de seres humanos, a veces mejor. Se promueven las sociedades pro defensa de los animales, pero se hace mofa de las similares que abogan por los derechos de un niño asesinado en el vientre de su madre. Se aprueban las “uniones” homosexuales y se llega al colmo de llamarles esposos, con el derecho a adoptar niños.
No hay ya películas ni cortometrajes para niños que no ensalcen la violencia, que no muestren a todo color y detalle, estos lastres mencionados actuados por figuras del cine casi siempre hundidas en las tinieblas del pecado. Se premia y publicita a un tirador que bate record matando a otros hombres; se publicitan los desmanes de quienes degüellan a sus enemigos y esto lo filman para que el mundo se entere. Son noticias, dice la prensa escrita o televisada.
Tontamente yo pregunto si ¿no entra en la categoría, no de crímenes, pero sí de atentados contra la decencia y las buenas costumbres, que nuestros “dirigentes” a nivel nacional e internacional se presten a trampas y chanchullos, cuya trascendencia y gravedad no podemos imaginar, puesto que nacen del seno de un movimiento eclesial?
Cuando se piensa en estas cosas, que apenas descubren el iceberg pecaminoso que encierra a la humanidad, se hace patente que la Redención del género humano no habría sido posible sin la participación del Hijo de Dios en Su Pasión, Muerte y Resurrección, tríduo que nos aprestamos a rememorar a partir del 18 de este mes. Esta es la prueba contundente de que Dios, por Cristo, nos ama.
Continúa con toda validez la observación de un mundo que manejando criterios cristianos se encuentra de espaldas a Dios. Somos los “alejados”, todos los hombres, y esto “valida” cualquier intervención nuestra ante las ‘estructuras’ tal como lo estamos planteando.
Como no todo es negativo, hoy la prensa da cuenta de la decisión papal de hacer circular una colección de 15 libros sobre valores, diseñada especialmente para niños. La información destaca que el proyecto surgió de El Clarín, Argentina, y que los temas son: Alegría, coraje, sencillez, esperanza, autoestima, solidaridad, esfuerzo, diversidad, creatividad, prudencia, amistad, dignidad, generosidad, familia y paz.
¿Nos agregamos?
Fraternalmente DE COLORES,
Rodolfo
Rodolfo
martes, 10 de febrero de 2015
Fieles Administradores del Movimiento de Cursillos
Referencia: Presentado por Rev. Modesto Lewis Pérez en el Encuentro Nacional de Cursillos en la Universidad de Villanova en Philadelphia, PA – Julio 2006.
Durante la primera meditación del fin de semana de Cursillos, al Cursillista se le invita a que comience una reflexión muy personal y sincera que le hará emprender una larga jornada – una maravillosa aventura que no requerirá que viaje de la superficie de la Tierra al Espacio: a la Luna o Martes; a Júpiter o alguna estrella distante. De hecho, la jornada que emprenderá es aún más desafiante. Pues, como dice Eduardo Bonnín, exige un viaje de la superficie de la piel del hombre al Espacio Interior: allí donde reside su persona.
En otras palabras, al Cursillista se le pide que mire hacia dentro y que se desnude en la presencia de Dios. Este proceso no tiene como propósito hacer que la persona se llene de un sentido de culpa, o vergüenza o remordimiento. Más bien es una invitación a que se ponga en presencia de sí mismo y de Dios – libre de toda manipulación, ilusión, artificio, orgullo, engaño propio, o temor. Pues, solo cuando hacemos esto podemos permitir que Dios nos tome en sus brazos como el Padre una vez estrechó en sus brazos amorosos al Hijo Pródigo y nos reciba tal y como somos. En este abrazo tierno e incondicional descubrimos que somos preciosos en los ojos de Dios y que somos amados con un amor eterno. Cuando experimentamos personalmente esta verdad fundamental, comenzamos a encontrar el “porqué” y “para qué” de nuestra existencia, el sentido de nuestra vida.
Este encuentro real consigo mismo, con el que comienza el Cursillo, es lo que más tarde hará posible el encuentro con otros y con el Evangelio. En este triple encuentro, que comienza y termina con la amistad, el Cursillo no pretende echarle nuevos compromisos u obligaciones a nadie. Más bien, lo que busca es que cada uno le encuentre el sentido al compromiso que ya tiene: el compromiso que viene de la vida misma y de la convivencia. Este compromiso encuentra su fuente, se fortalece y se nutre con la AMISTAD: la amistad con Dios y con el prójimo (E. Bonnín & F. Forteza, “Los Cursillos de Cristiandad, Realidad Aun No Realizada,” p. 18)
Hoy se nos ha pedido que meditemos sobre nuestra administración de ese singular y bello regalo de Dios que son Los Cursillos de Cristiandad. Y, ciertamente es conveniente que así lo hagamos; pues, en Las Sagradas Escrituras el administrador es un modelo simbólico del significado de la vida – es decir, de quien soy en relación a Dios, a mí mismo, a los demás y a toda la creación.
Una de las enseñanzas más fundamentales de las Sagradas Escrituras – comenzando con el libro del Génesis – es que todas las cosas encuentran su origen en Dios. Todo lo que nuestros sentidos pueden experimentar y descubrir deben su existencia a Él, incluyendo nuestras vidas y todo lo que tenemos: nuestros cuerpos, nuestras posesiones, nuestros talentos, nuestros dones y nuestro tiempo. Además de darnos todo lo que tenemos, Dios nos ha redimido por la sangre de Su Hijo, Jesucristo nuestro Señor (1 Pedro 1:18, 19). Consecuentemente, como dice el autor de los Hechos de los Apóstoles, en Cristo, “vivimos, nos movemos, y existimos” (Hechos 17:28). Y, siendo que el murió por todos, dice San Pablo, “los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para él, que por ellos murió y resucitó” (2 Corintios 5:15).
Todos, pues, somos sus administradores ya que se nos ha confiado la administración de las riquezas y bendiciones recibidas de Dios. Se nos ha llamado a servir y cuidar de su Casa y de nuestros compañeros. Se nos ha dado libertad y dominio absoluto de esta abundancia de vida y patrimonio de Gracia… Pero, parafraseando ese gigante de la literatura moderna, Spider Man (el Hombre Araña), gran poder y gran libertad llevan consigo una gran responsabilidad.
Nuestra administración de los bienes de Dios, como nos lo recuerda la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), exige el uso fiel de los dones recibidos. La parábola de las diez jóvenes necias y precavidas (Mateo 25:1-13), nos advierte que debemos mantenernos alertas y preparados. Y, esta administración nos reta a ser tan astutos como el mal administrador de la parábola (Lucas 16:1-18); pues, nos dice el Señor, “los ciudadanos de este mundo sacan más provecho de sus relaciones sociales que los hijos de la luz” (Lucas 16:8).
En efecto, tendremos que rendir cuentas de todo lo que hemos recibido del Señor, no importa cuan poco o mucho nos parezca que esto sea. Pues, “el que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes; y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes” (Lucas 16:10). ¿Cómo, pues, se nos podrá confiar las cosas del Reino si no hemos sido constantes en lo mínimo de este mundo?
Como administradores se nos pide ante todo que seamos fieles a los dones espirituales recibidos. Al describir su ministerio y el de sus compañeros, San Pablo declara: “Vean, pues, en nosotros a servidores de Cristo y a administradores de las obras misteriosas de Dios. Si somos administradores, entiendo que se nos exigirá cumplir” (1 Corintios 4:1-2). Y el autor de la primera carta de San Pedro, refiriéndose a todos los cristianos, agrega: “Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios” (1 Pedro 4:10).
¿En que modo, pues, somos llamados a ser fieles administradores del Movimiento de Cursillos de Cristiandad?
Si, como firmemente creemos, Cursillos es un don de Dios, es evidente que es una “manifestación del Espíritu para el bien común” de la Iglesia (1 Corintios 12:7; cf también versículos 1-11). Como tal, Cursillos cumple una función propia y específica en el Plan de Dios. Como recibidores de esta gracia, por lo tanto, se nos pide que seamos dignos de confianza y fieles a la esencia y a la misión específica que Dios le asignó en el Cuerpo de Cristo.
Si este carisma tan especial que es el Movimiento de Cursillos ha de cumplir su misión, no podemos tratarle como si fuera nuestra posesión; como si fuera algo que podemos usar y manipular a nuestro antojo. Mucho menos podemos usarlo para un propósito para el que no fue inventado. Cursillos es un don del Espíritu y por lo tanto tenemos que rendir cuentas a Dios de cómo hemos usado el don recibido.
Sabemos que Cursillos es una cosa viva, vibrante –tan bella y delicada pero también tan frágil como una mariposa. Eduardo Bonnín y Francisco Forteza escribieron una vez:
Todo lo vivo debe crecer y progresar, y para que sea efectivo exige una creatividad y criticidad permanentes. Lo que es vivo, al crecer y desarrollarse va afirmando sus líneas esenciales, lo que es propio e intencional, o se separa de ellas y pierde su identidad (E. Bonnín & F. Forteza, “Los Cursillos de Cristiandad, Realidad Aun No Realizada,” p. 12).
Examinemos, pues, a Cursillos de esta manera orgánica: Cursillos es una cosa viva y por lo tanto tiene que crecer y desarrollarse, sí. Pero, tiene que permanecer fiel a su propia razón de ser, a su esencia, a lo que le caracteriza – a lo que Dios quiso que fuera, o arriesgaría perder su identidad y de esta manera frustraría el Plan de Dios.
Algunos entre nosotros podemos apreciar una mariposa y no le pedimos que sea más que lo que es, lo que el Creador quiso que fuera. Sin embargo, para algunos el ciclo de vida de la mariposa les podría parecer absurdo: un volar de flor en flor, poniendo huevos, del que saldrá un gusanito cuyo único propósito será comer hasta que, harto, se pega a una hoja. Allí se seca, formando un capullo de donde saldrá una mariposa que se apareará para comenzará el ciclo de nuevo.
Un científico en la genética pudiera decidir que lo mejor, lo más útil y productivo sería cambiar la composición genética de las mariposas para darles la misión específica de polinizar flores – no como la consecuencia natural de su propio ciclo de vida sino como una labor predeterminada y designada para una versión de mariposa nueva y renovada: ¡Mariposa 2.0, por decir así! Estas mariposas serían las siervas del botanista y del jardinero y de todos aquellos que estuviesen interesados en tener “mariposas obreras”.
Sin embargo, no habría duda que la mariposa auténtica y verdadera perdería su identidad. La mariposa, en efecto, dejaría de ser la criatura que Dios hizo para convertirse en una reinvención del hombre – una acción probablemente bien intencionada, pero sin duda una manipulación que causaría estragos en el ecosistema natural establecido por el Creador.
Pero usemos otra analogía: Algunas veces, cuando es oportuno, cuando no hay un martillo al alcance, o cuando sentimos pereza o estamos demasiado ocupados como para buscar un martillo, algunos entre nosotros caemos en la tentación de tomar un atajo y usar un destornillador para meter un clavo en la pared. La experiencia nos enseña que lo podemos hacer, podemos clavar ese clavo. Pero, la mayoría de las veces le hacemos daño al destornillador y el clavo se dobla o no entra bien.
¡Podemos hacer y de hecho hemos hecho lo mismo con Cursillos!
Bonnín nos ha indicado algo que nuestra propia experiencia a constatado: en la ya larga historia del Movimiento, han habido dos maneras de entender y por lo tanto de canalizar y orientar el Movimiento de Cursillos hacia su finalidad:
- Hay quienes creen que la razón de ser y el fin de Cursillos es revitalizar estructuras y organizaciones ya existentes (como parroquias, diócesis, actividades pastorales, organizaciones cívicas y religiosas, etc.). Estas seguirían haciendo lo mismo de siempre pero ahora con un espíritu renovado que explota la energía y el celo apostólico de los que han vivido un Cursillo.
- Otros creemos que en el ecosistema complejo de la Gracia de Dios, el Movimiento de Cursillos necesita su propio espacio o nicho para vivir y ser lo que Dios quiere que sea – con sus propias mínimas estructuras: reunión de grupo, Ultreya y Escuela. Pues estamos convencidos que la dinámica misma de estas convivencias y de las amistades que estas desarrollan hacen posible llevar la Buena Nueva a los lugares más recónditos de la existencia humana: la persona, la familia y la sociedad (E. Bonnín & F. Forteza, “Los Cursillos de Cristiandad, Realidad Aun No Realizada,” p. 25).
Si vamos a ser fieles a la esencia de Cursillos y queremos ser ministros de las gracias que Dios desea comunicar a través del Movimiento, tenemos que ir a la fuente, al carisma que le vio nacer. ¡Tenemos que entender lo que Cursillos es y lo que no es!
Tenemos que continuamente reexaminar y reevaluar lo que hacemos y porqué lo hacemos a la luz de lo que es propio e intencional a Cursillos.
Tenemos que llegar a entender que lo que Cursillos pretende y siempre ha pretendido es poner lo fundamental cristiano al alcance de la persona ordinaria. Lo que quiere es facilitar ese maravilloso encuentro de la persona con el evangelio de Cristo. Tenemos que recordar continuamente que la esencia y el genio de este regalo que es Cursillos consisten en que nunca ha pretendido ni pretende hoy día proponer obras apostólicas concretas.
Lo repito en caso que sea novedad para vosotros: Cursillos no desea promover apostolados ni encausar personas a ministerios. Su propósito no es revitalizar parroquias ni cambiar sistemas mucho menos manipular personas para llevarlos a esos compromisos que por ser comprometedores se convierten en cargas. Tampoco fueron pensados, como se suele decir, “para cargar las baterías” de almas agotadas y cansadas por el duro vivir de la vida moderna.
Cursillos no son ni deben ser una estación de combustible a la que se acude para llenar el tanque y seguir rodando por la vida.
La esencia de Cursillos y lo que definen su finalidad – eso que es el eje nuclear y central – eso que llamamos lo fundamental cristiano y que queremos que más y más personas experimenten, no es, como dice Eduardo Bonnín, “una doctrina que se tiene que saber” sino “una realidad que se tiene que vivir.” Y esa realidad es que Cristo nos ama. ¡DIOS ME AMA A MI! ¿No es esto maravilloso?
En efecto, lo más esencial de ser cristiano es sentirse amado por Dios y vivir en una actitud de constante asombro ante esta verdad. YA QUE LO MÁS GENUINAMENTE CRISTIANO CONSISTE EN DEJARSE AMAR POR DIOS.
Cuando una persona en toda su individualidad, creatividad y libertad experimenta el amor de Dios como la verdad más fundamental de su vida, la persona queda transformada. Porque uno puede vivir su vida a plenitud solo cuando encuentra el sentido de su vida. Cursillos ha propuesto un único medio hacia ese fin: LA AMISTAD. Aún más, es precisamente la amistad su meta: amistad con sí mismo; amistad con Dios y todas sus obras; y amistad con nuestros compañeros en el camino de la vida.
¡Seamos, pues, files administradores! Dejemos que la bella mariposa de Cursillos vuele libremente dejando semillas de evangelio y de amistad en las flores del jardín de la vida. Permitamos que sea lo que Dios quiso: la proclamación alegre de la mejor noticia posible, que Dios nos ama y nos ha reconciliado en Cristo. Permitamos que cumpla su misión usando el mismo medio que Dios usó: la amistad. Para que más y más personas lleguen a aceptarse tal y como son, y descubran que pueden ser mejor, y busquen, en compañía de otros, encontrar su lugar en el Plan de Dios.
Entonces, nuestro mundo quizás comience a asemejarse al paraíso perdido y florecerá cada día más con los colores de la gracia y del amor de Dios mientras que esperamos la venida gloriosa de su Reino.
Extracto del Boletín Nacional. Centro Nacional de Cursillo®
Qué es Amistad
Qué es Amistad:
La amistad es una relación afectiva que se puede establecer entre dos o más individuos, a la cual están asociados valores como la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, el amor, la sinceridad, el compromiso, entre otros, y que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo.
Proviene del latín amicĭtas, amicitātis, que se deriva de amicitĭa, que significa ‘amistad’. Esta, a su vez, viene de amīcus, que traduce ‘amigo’, mientras que este último procede de amāre, que significa ‘amar’.
La amistad puede surgir entre hombres y mujeres, novios, esposos, familiares con cualquier clase de vínculo, personas de distintas edades, religiones, ideologías, culturas, extracción social, etc. Incluso, una amistad se puede establecer entre un ser humano y un animal; no por nada el perro es el mejor amigo del hombre.
Relaciones de amistad pueden nacer en los más diversos contextos y situaciones: el lugar donde vivimos, el sitio donde trabajamos, la escuela, la universidad, fiestas, reuniones, el café que frecuentamos, a través de otros amigos, redes sociales, etc.
Las amistades, no obstante, tienen diferentes grados de compenetración. Desde los amigos con quienes sentimos relaciones más lejanas, hasta aquellos con quienes el trato es tan estrecho que los consideramos “mejores amigos”, otorgándole a la amistad un grado de superioridad sobre las otras.
La amistad no solamente surge con quienes tenemos más afinidades en cuanto a gustos e intereses, o con quienes tenemos más parecido, sino que puede aparecer entre personas muy dispares. De hecho, a veces ese es un factor que fortalece la amistad, pues una buena amistad complementa y enriquece a la persona, no solo en el intercambio de ideas, información y sentimientos, sino también en el hecho de compartir los buenos y malos momentos de la vida.
El Día Internacional de la Amistad
El Día Internacional de la Amistad fue designado, desde el año 2011, el día 30 de julio por la Asamblea General de las Naciones Unidas para rendirle homenaje a este tipo de afecto fundamental para la humanidad. No obstante, la propuesta de instaurar un día para festejar la amistad se origina en Paraguay, en el año 1958, y es planteada por la Cruzada Mundial de la Amistad.
Sin embargo, la fecha varía dependiendo del país donde nos encontremos. En algunos lugares, como Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, República Dominicana y Venezuela se celebra el día 14 de febrero, conjuntamente con el día de San Valentín. En el Perú, se celebra el primer sábado de julio, mientras que en Colombia es el tercer sábado de septiembre, y en Chile el primer viernes de octubre. Bolivia, por su parte, lo festeja el día 23 de julio, y Argentina, Brasil y Uruguay prefieren hacerlo el día 20 de julio.
La amistad verdadera
La amistad verdadera ha pasado a convertirse en un tema utópico en este mundo globalizado, de relaciones basadas en la inmediatez y la superficialidad, donde las personas cada vez más son incapaces de poner de lado sus intereses y construir realmente un vínculo de amistad duradero y sólido.
Cuando hay una verdadera amistad, los amigos se reconocen entre sí como “mejores amigos”. El mejor amigo es alguien cuyo nivel de lealtad, atención, cuidado y cariño es superior al habitual en el grueso de las relaciones de amistad. Mayoritariamente, las mujeres tienden a utilizar la expresión de “mejor amiga”, no obstante, ambos sexos tienen sus mejores amigos, que son aquellos con los que se cuenta para toda la vida y que están presentes en todo momento.
Amigos con derecho a roce o con beneficios
El concepto de amigos con derecho a roce, con beneficios o simplemente con derecho, es aquel utilizado para designar las relaciones que se dan entre los hombres y las mujeres, y también entre personas del mismo sexo, donde se tiene un nivel envolvimiento, compenetración e intimidad superior al de la amistad y el afecto, y que, en este sentido, pasa a ser una relación de tipo amorosa y sexual, donde las personas son amigas y amantes, para evitar los compromisos de tipo social que la formalización del noviazgo implicaría.
En muchos casos, este tipo de amistades puede pasar al noviazgo e, incluso, al matrimonio.
7mo. Aniversario de la muerte de Eduardo Bonnín, por el OMCC
OMCC: Cursillos de
Cristiandad
En el día en que se señala el 7º.
Aniversario de la muerte de Eduardo Bonnín (06.02.2008) y en homenaje a aquel a
quien el Espíritu Santo quiso infundir la inspiración del Carisma de los
Cursillos de Cristiandad, queremos, de forma muy simple y breve, recordar a este
pequeño, mas gran hombre.
Eduardo Bonnín nació en Palma de
Mallorca el día 14 de mayo de 1917, en el seno de una familia católica, dedicada
al comercio y exportación de granos y nueces.
Fue el segundo de 10 hijos del
matrimonio de Fernando Bonnín Piña y Mercedes Aguiló Forteza.
Sus primeros estudios fueron en una
escuela francesa, en el colegio La Salle y su formación intelectual la recibió
de los Padres Agustinos, y, sobre todo, con profesores que en su país
contrataban para ir a domicilio.
A pesar de todo, Eduardo Bonnín
siempre dijo que el primer profesor que tuvo en su vida fue su abuelo Jorge.
Fue él quien le inculcó el gusto por la lectura. Eduardo estaba convencido de
que “nada influyó en él tanto como un obstinado y siempre creciente interés por
la lectura”, diciendo además que “prefería pasar un día sin comer que un día sin
leer”.
En 1936 tuvo una experiencia decisiva
en su vida: el servicio militar obligatorio. Fuera de casa, entran
simultáneamente en su vida dos fuentes opuestas de conocimiento: la realidad, a
través de un contacto directo con los hombres profanos del batallón, y el
idealismo a través de sus libros.
Providencialmente llega a manos de
Eduardo el texto de un discurso que el Papa Pio XII había dado el 6 de febrero
de 1940, a los párrocos y predicadores de la Cuaresma en Roma. El discurso del
santo padre impulsaba a la búsqueda de caminos “nuevos”, diferentes de los
habituales, para hacer que todos, más especialmente los alejados, conociesen el
amor de Dios.
El resultado es que tres principios
se convierte en las directrices básicas del pensamiento de Eduardo Bonnín: el
amor a Dios, la amistad con las personas, especialmente los alejados.
En 1943, en el Santuario de Lluch, en
Mallorca, Eduardo, aunque no muy convencido, participó en el segundo “Cursillo
de Jefes de Peregrinos”, que tenía como objetivo la peregrinación a Santiago de
Compostela. De esa vivencia, Eduardo concluyó que el mensaje estaba bien, más
los presentadores del mensaje parecían muy aburridos y acabó por decir que era
preciso “alegrar” aquel ambiente.
Eduardo consideraba que era preciso
preparar a los participantes no solo para ir a Santiago, mas sobre todo, era
preciso prepararlos para la vida.
El momento crucial en la génesis de
los cursillos de Cristiandad es la fase inmediata después de aquella Semana
Santa de 1943, en la cual Eduardo relaciona lo que vivió en el Cursillo de Jefes
de Peregrinos con sus inquietudes personales más profundas y con su experiencia
de los ambientes descristianizados. Eduardo llegó a la conclusión de que con
algo similar, más al mismo tiempo diferente de aquel Cursillo de Peregrinos, que
pretendía una finalidad diferente, podría conseguir dinamizar y cambiar en
cristiano no sólo un acontecimiento (como la peregrinación a Santiago) sino
también la vida normal y diaria de los ambientes reales y concretos.
De esta inquietud, Eduardo, en 1943,
elabora un texto al que le da el nombre de “Estudio del Ambiente”, que expone en
público por primera vez en el Seminario Diocesano de Mallorca.
En este clima, y proyectando la
realidad de su esquema de “Estudio del Ambiente”, Eduardo pensó y elaboró, desde
su experiencia del Cursillo de Peregrinos, todo un método que serviría para
fermentar, o cambiar en cristiano, a las personas y sus ambientes alejados y
para revitalizar, de forma profunda, a los más próximos.
El momento de mayor Gracia, tiene
lugar entre los días del 19 al 22 de agosto de 1944 cuando en un “chalet” de
Cala Figuera de Santany, en Mallorca, se realiza, según los esquemas de Eduardo
Bonnín, el primer Cursillo de Cristiandad de la historia. Este Cursillo que
tuvo como rector al propio Eduardo Bonnín, contó con la dirección espiritual de
D. Juan Juliá, como profesores (como se llamaban en la época) a Jaime Riutort y
José Ferragut y contó con la participación de 14 jóvenes.
Aquel Cursillo de 1944 tuvo ya todos
los elementos esenciales de un Cursillo de Cristiandad, con excepción del
primero y último rollos, denominados “Ideal” y “Cursillista Más Allá del
Cursillo”, que se integrarían definitivamente al método, al inicio de la década
del 50.
Eduardo dijo muchas veces que desde
aquel Cursillo de Cala Figuera, en todos los Cursillos que seguirían, continuó
utilizando físicamente los mismos esquemas, y materialmente los mismos papeles
(notas), queriendo de esta forma certificar que aquel Cursillo de 1944 fue
íntegramente un verdadero Cursillo de Cristiandad, como posteriormente se
vendrían a llamar, por indicación de D. Juan Hervás, quien así los
bautizó.
El segundo Cursillo de Cristiandad
(aunque en esa época se llamase apenas “Cursillo”), tuvo lugar en el santuario
de San Salvador de Felanix, también en la zona Sur de Mallorca, como el
anterior, se celebró en septiembre de 1946, actuando como rector nuevamente
Eduardo Bonnín y como director espiritual D. Juan Juliá y de profesores Antonio
Ruíz y Guillermo Estarellas (quien introdujo el canto “DE COLORES” en los
Cursillos), ambos dirigentes juveniles de la Acción Católica.
El tercer Cursillo de la historia, se
celebró en 1947, del 16 al 20 de abril y de nuevo tuvo a Eduardo Bonnín como
rector. La dirección espiritual estuvo a cargo de D. José Estelrich y como
único profesor a José Siguí.
En 1948 fueron dos los Cursillos
realizados, en fechas muy próximas, con el nuevo método de Eduardo. El primero
se realizó en la Semana Santa. El “retiro espiritual” fue dirigido por el padre
Amengual y la dirección espiritual del Cursillo estuvo a cargo del padre
Bartolomé Nicolau. El rector fue José Ferragut y en el equipo de profesores
actuaron Eduardo Bonnín, Bartolomé Riutort y Juan Mir. El segundo Cursillo
tuvo lugar en el mes de abril, también de 1948, con la dirección espiritual
dividida entre D. José Estelrich y D. Miguel Sastre, teniendo nuevamente como
rector a Eduardo Bonnín y como profesores a Onofre Arbona y Antonio
Salvá.
Los Cursillos de Cristiandad
comenzaban a realizarse con mayor proximidad entre fechas.
De ahí que, en 1949, del 7 al 10 de
enero, se realizó otro en San Honorato, del Monte Randa, en Mallorca. De nuevo
Eduardo Bonnín fue el rector teniendo un director espiritual fijo a cargo de D.
Guillermo Payeras. A partir de este Cursillo inclusive, se comenzaron a
numerar. Por esta razón este Cursillo fue conocido como el Cursillo de
Cristiandad No. 1.
Por lo expuesto, se puede decir de
forma clara e inequívoca que los Cursillos de Cristiandad comenzaron en Agosto
de 1944 por la inspiración del Espíritu Santo en Eduardo y se oficializaron en
Enero de 1949.
La aceleración histórica que se
produjo en 1949 con la realización de varios Cursillos en el mismo año, llevó a
Eduardo a reflexionar de forma más profunda para que la afluencia y cantidad de
cursillistas no impidiese la sedimentación de los grupos de amistad que se
consideraban, ya desde 1944, como lo más esencial del Poscursillo.
De esa reflexión surgió de inmediato,
por la inspiración de Eduardo, el desarrollo metodológico de la “Reunión de
Grupo”.
En la Asamblea anual de 1949, que se
desarrolló en noviembre, se incluyó una presentación sobre “Grupos”, que
resolvió definitivamente la cuestión, incorporando la reunión de grupo semanal
como elemento específico y esencial del método.
La simiente de los Cursillos de
Cristiandad se expandió por el mundo, llevada por Eduardo Bonnín, fertilizando y
fermentado los ambientes en los cuales estaba llamada a crecer.
Eduardo fue tres veces a
China.
En 1966, viajó a Brasil, Nueva York y
Perú.
En 1967 fue a Bolivia, Costa Rica,
Miami y participó en la III Convivencia Nacional de Dirigentes en Guadalajara,
España.
El 4 de mayo de 1968 (día de su 49º.
Aniversario natal) estuvo en Portugal y participó en la Ultreya en
Fátima.
Eduardo Bonnín nunca más paró de
viajar por el mundo, donde los Cursillos le llamaban, recorriendo y llevando la
Buena Nueva del Amor de Dios a los cinco continentes.
Después de una vida dedicada al Amor
de Dios, a las personas y a la amistad, estando siempre contento más no
satisfecho, como el mismo decía, el día 6 de febrero de 2008, a los 90 años,
partió hacia el Padre para poder hacer con El y los cursillistas ya fallecidos,
“Reunión de Grupo y Ultreya Celestial”.
Eduardo Bonnín Aguiló está sepultado
a campo raso en la Iglesia de Capuchinos en Mallorca, donde se puede leer lo que
él siempre dijo que era: “Un aprendiz de Cristiano”.
Siempre DE COLORES,
Fausto Dámaso.
_______.
Traducción libre hecha por Rodolfo
Letona C., 9 de febrero de 2015.
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