Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Empezando el 4to. Día

 “EMPEZANDO EL 4º DÍA”
Bartolomé Arrom Gual


Tras el aplauso al Señor y el canto De Colores en las clausuras de los Cursillos, empieza el 4º día de Cursillos.
Desde siempre, o desde casi siempre, así han llamado al postcursillo. Así lo hemos llamado, desde que yo conozco el postcursillo.

El 4º día es tan enorme … que abarca toda la vida de un cursillista
El 4º día es tan necesario ... que, si no se vive, los tres primeros días del Cursillo habrán sido extraordinarios, pero,  en el mejor de los casos, el cursillo quedará como un recuerdo.

Tomeu Arrom, cursillista del 49, sintió la necesidad de decirlo. Y lo escribió.
Tomeu, cursillista de “pro”, pensó en la mayoría de cursillistas y lo escribió en el lenguaje de la sabiduría popular, en el lenguaje del hombre de la calle, en el lenguaje que entendemos todos, en el lenguaje de la sencillez.
Tomeu Arrom, doctor en amistad,  compuso un diálogo en clave de amor.

Así sale “EMPEZANDO EL 4º DÍA”, … como una cosa pequeña.
Lo de las cosas pequeñas no es una ingenuidad de niños.
Cosas pequeñas son el grano de mostaza, la levadura, la hostia del Sagrario.
Las cosas pequeñas son  algo así como … “detalles” que mueven voluntades.

“EMPEZANDO EL 4º DÍA” es una cosa pequeña, un detalle, que sale … de un poco de Fe y un poco de sentido común, como la mentalidad de Cursillos, como lo Fundamental Cristiano.
… aunque, en el caso de Tomeu, sale de mucha Fe y de mucho sentido común.

Yo encuentro la finalidad de “EMPEZANDO EL 4º DÍA” … en la portada.
La portada es una foto con vida.
Ha salido … demasiado clara, por culpa de la técnica, pero tiene vida.
El hijo de Tomeu Arrom está indicando que el lugar en el que los cursillistas han de dar testimonio del Amor del Señor Jesús es …
… en el mundo en donde se vive:  ya sea en tierra, mar o aire….
… en ese metro cuadrado en el que el cada uno se mueve.

“EMPEZANDO EL 4º DÍA” es una cosa pequeña…para llevarla en el bolsillo.
“EMPEZANDO EL 4º DÍA” es una cosa pequeña…para leerla cien veces.
“EMPEZANDO EL 4º DÍA” es una cosa pequeña…para regalarla siempre.

PRESENTACIÓN
Arsenio Pachón Gómez
Salón de Capuchinos
14 Julio 2010.


PRÓLOGO

La Fundación CURSILLO DE COLORES me pide unas palabras de presentación para "Empezando el 4° día".

Mi presentación, en primer lugar, será un tributo de agradecimiento al Señor Jesús, en la persona de Eduardo Bonnin, fundador de los Cursillos de Cristiandad, y en el autor de este "cuarto día", en el argot de los Cursillos, mi gran amigo y de largo recorrido, Bartolomé Arrom, (del cursillo n° 13, celebrado en Montesión de Porreres, en septiembre de 1949).

El autor ha sabido condensar en un sabroso diálogo, el que introduce a la persona recién salida del cursillo en el inmenso e inconmensurable "cuarto día", que abarca hasta el final de nuestra aventura humana, ese camino apasionante que es nuestra vida en el seguimiento de Jesucristo acompañados por los hermanos.

También quiero ofrecerlo como testimonio de gratitud por esta Reunión de Grupo que Bartolomé Arrom, Pedro Riera y el que firma mantuvimos con Eduardo Bonnín durante más de 45 años ininterrumpidamente y de la que vamos recogiendo  abundantes frutos, ya en nuestra tercera juventud.

Por lo que invito al lector a disfrutar con la lectura de este diálogo pausadamente y con la ilusión que con gran acierto nos conduce el autor.     

Creo que con nombrar a Bartolomé Arrom Gual queda total y exhaustivamente hecha la presentación.


Jaime Galmés Tous
Cursillo n° 68 -Diciembre de 1952
Santa Lucía. Mancor del Valle



INTRODUCCIÓN

Después de los tres días durante, los que se desarrolla un Cursillo de Cristiandad, empieza el cuarto día, que va a durar toda la vida si los cursillistas han captado y hecho suyo el mensaje recibido.

Miguel es un cursillista del último Cursillo de Cristiandad y Jaime lleva ya muchos años viviendo esta experiencia. Por esta razón el primero ha pedido al segundo que le informe sobre algunas cuestiones que juzga fundamentales sobre las que tiene algunas dudas. El diálogo que se establece entre ellos tiene esta finalidad y supone que Miguel tiene la experiencia de los tres días del Cursillo y que, por lo tanto, no se parte de cero. No se trata, pues, de ofrecer unos conocimientos básicos sobre Cursillo de Cristiandad a quienes no los han experimentado, sino de esclarecer y remarcar ideas y principios ya conocidos.



DIÁLOGOS EN EL CUARTO DIA

- ¿Cómo has empezado el cuarto día?- preguntó Jaime a Miguel mientras se saludaban efusivamente como sólo lo hacen los que se alegran realmente de verse.

- Muy bien, aunque no siempre las realidades de la vida transcurren como uno desea y nos encontramos con pequeños inconvenientes que nos desequilibran demasiado.

- Esto es normal, amigo Miguel, nada ha cambiado durante los tres días del cursillo. Tú has cambiado pero el mundo sigue igual.

- Pienso que tendré que cambiar más todavía porque sospecho que esto no ha hecho más que empezar. Quisiera que me ayudaras porque me siento un poco novato en este "negocio".

-Todos somos novatos cuando intentamos ser cristianos. Mi amigo Eduardo, de quien seguramente has oído hablar, se definía como un "aprendiz de cristiano". Quien toma aires de "veterano" es que no ha entendido nada

-No obstante, me gustaría que me explicaras algunas cosas que no veo del todo claras. Acepto en mí el hecho de la fe. Esto es tan nuevo en mi vida que me siento, en ciertos momentos, como sobrecogido. No estoy seguro de si antes la tuve o no, ahora es distinto, sé que la tengo porque la quiero tener.

- Ya sabes, "La fe es tanto creer en lo que no se ve, como dar un nuevo sentido a lo que se ve". La fe impregna toda la vida.

- Pero, Jaime, seguramente tú has tenido dudas alguna vez.

- Naturalmente que sí. Uno debe ser sincero consigo mismo y no dar por buenas explicaciones que no satisfagan; pero te voy a decir una cosa: cuando se tienen dudas por razones intelectuales o se está escandalizado por el comportamiento de ciertos cristianos más o menos significativos, no debemos preocuparnos demasiado, porque sus dudas pueden ser nuestras dudas y sus escándalos nuestros escándalos. Los que realmente deben preocuparnos son los que han echado a Dios de su corazón. A la fe hay que merecerla porque no supone ausencia de lucha y esfuerzo; pero, si la aceptas, te vas dando cuenta de que, al crecer en ti, ella misma se justifica con insospechadas evidencias. El milagro existe. Los milagros físicos suceden raramente y siempre los hay que niegan lo que para otros son evidencia, pero los milagros morales, la conversión de los hombres por la gracia de Dios, son hechos frecuentes en las comunidades cristianas realmente vivas.

-Quisiera que fuera así- dijo Miguel- Continúo sintiéndome muy contento, pero a veces tengo dudas sobre el futuro.

- No te preocupes; si se toman las medidas adecuadas no hay por qué tenerlas. Ya sabes: Reunión de Grupo y Ultreya.

- He observado, Jaime, que algunos, desde el primer momento, parece que tienen una actitud vacilante y no se acaban de decidir.

- Todos son libres y pueden hacer lo que quieran. Los dirigentes de su cursillo tienen la obligación, durante algún tiempo, de reiterar su invitación, porque, si no lo hicieran así, convertirían el cursillo en un hecho esporádico en nuestras vidas sin que éstas se vieran transformadas. No se trata de un deseo de ingerencia en su intimidad, sino sólo de ayudar a las expectativas que cada uno se haya formado. Yo creo que los dirigentes, no sólo pueden, sino que deben insistir durante el tiempo que la prudencia aconseje, porque, si no, los Cursillos habrían sido un castillo de fuegos artificiales y un fraude, haciendo promesas sin aportar los medios necesarios para cumplirlas. Eduardo decía que los tres días del Cursillo sin Ultreya y Reunión de Grupo era como si uno montara un collar de perlas y, después de tenerlas engarzadas, se olvidara de hacer el nudo que las sujeta a todas. Otra cosa sucede cuando el nuevo cursillista manifiesta con toda claridad que no está para la labor y quiere mantenerse al margen. Entonces hay que respetar su decisión, permaneciendo íntegro, no obstante, el valor de una amistad dispuesta a recordar con su presencia una experiencia difícil de olvidar. Siempre queda tiempo para una libre decisión que, desde luego, se va a respetar.

- Observo que el respeto a la libertad es algo fundamental en el Movimiento de Cursillo- dijo Miguel

- Es que sin libertad- contestó Jaime- el hombre deja de ser hombre. La conversión tiene lugar precisamente en el punto en que la gracia de Dios y la libertad del hombre se encuentran. La gracia, se decía al principio del Cursillo, debe ser consciente y creciente, pero, en todo caso, debe provenir de una libre decisión. Siempre debe ser así y los fracasos ya están previstos en la parábola del sembrador: la escasez de tierra, las malas hierbas, los pájaros que se comen la semilla y la tierra buena y profunda juegan su papel junto a la libertad.

- Me ha gustado este conversación- dijo Miguel a Jaime mientras se despedían-. Me gustaría repetirla.

- Cuando tú quieras- contestó Jaime-. Me llamas y quedaremos de acuerdo.




LA REUNION DE GRUPO

Jaime y Miguel se vieron por segunda vez en un bar del centro de la ciudad. Miguel, después de dar un sorbo a su humeante café, dijo:

- Me gustaría que hoy hablásemos un poco de la Reunión de Grupo. A pesar de lo que nos dijeron en el Cursillo y en la primera Ultreya, me quedan varias dudas. ¿Existen dos clases de Reunión de Grupo, verdad?

Jaime hizo un gesto un poco dubitativo antes de contestar.

- Yo diría, para que queden las cosas más claras, que existen no sólo dos, sino tres clases de Reunión de Grupo. En el fondo, sólo existe una manera de hacerla, sólo cambian las circunstancias.

- ¿Son igualmente importantes las tres?

- Yo diría que no- contestó Jaime- La primera, la que nunca debe faltar, es la que haces "con quien quieres". Debe montarse, a ser posible "en caliente" después del Cursillo, con los que más te ilusione hacerla. Quizá, por las circunstancias personales de cada uno, debas hacer algunos tanteos hasta conseguir tus propósitos.

- ¿Cuántos deben formar una Reunión de Grupo?

- La experiencia enseña que un mínimo de tres y un máximo de cinco es lo mejor. Con menos de tres falta ambiente y con más de cinco se pierde la intimidad en la comunicación.

- Esto parece casi de sentido común.

- Y lo es- contestó Jaime- Todo cristiano debe compartir de alguna forma el cristianismo que vive. A esto, que es tan viejo como la Iglesia, los Cursillos sólo han añadido que la forma más profunda de convivencia es la amistad. La Reunión de Grupo sólo proporciona un cauce apto y garantizado para hacer posible este "convivir el cristianismo". Es tan importante esta convivencia que Eduardo decía que no se hacen Reuniones de Grupo para enviar gente a Cursillos, sino que se hacen Cursillos para que se formen Reuniones de Grupo. Si los Cursillos pretenden dar la mejor noticia, la de que Dios nos ama, transmitida de persona a persona por el mejor medio, que es la amistad, la Reunión de Grupo constituye la mejor manera de hacerlo.

- Tú, claro, debes tener una Reunión de Grupo de esta clase.

- Sí, y desde hace más de cuarenta años.

- ¡Cuarenta años ...! le interrumpió Miguel entre sorprendido y admirado.

- Si, cuarenta años, y te puedo asegurar que cada semana espero con ilusión el momento de hacerla.

- Desearía encontrar una Reunión de Grupo así

- Lo conseguirás, no lo dudes, si realmente te lo propones.

Los dos callaron por un momento mientras tomaban algunos sorbos de café. El que rompió el silencio fue Miguel.

- Me has dicho que existen otras dos clases de Reunión de Grupo

- Realmente la segunda no es diferente de la primera. Lo único que cambia es que en vez de ser tú el que busca a alguien para hacerla, eres tú el buscado y encontrado por alguien que tiene ilusión de hacerla contigo. Por esto se llama Reunión de Grupo "con quien debes". Si tú crees que tu tiempo disponible te lo permite y puedes aportar tu ilusión, es natural que aceptes la propuesta, sin olvidar nunca que tu deber de cristiano seglar es el de atender debidamente a las áreas de amor, trabajo y diversión que te debes a tí mismo y a los tuyos, sin convertirte en un "profesional" del Cursillo. Otra vez debo citar a Eduardo, que decía que las "quijotadas" que hacemos no deben estropear nuestra normalidad, pero que debemos hacer el suficiente número de "quijotadas" para que nuestra normalidad sea posible. Por lo demás, estas Reuniones de Grupo "con quien debes" son exactamente iguales en su formación, funcionamiento y finalidad a las que se hace "con quien quieres"

- Estoy intrigado por saber cual es la tercera clase de Reuniones de Grupo. No consigo imaginar como puede ser.

- Antes de continuar creo que conviene resaltar que esto de diferentes clases de Reunión de Grupo es sólo una manera de hablar. Como has visto, la primera y segunda manera de hacerla son exactamente iguales, sólo cambia el papel que ha desempeñado una persona al iniciarla. En cuanto a la tercera clase de Reunión de Grupo, tú ya la has hecho varias veces: es la que se hace al principio de las Ultreyas.

- ¡Ah, claro, tienes razón!

- En este caso las circunstancias cambian la finalidad de la Reunión. Lo que se busca, sobre todo, es conocer al mayor número posible de personas que asisten a la Ultreya. La mecánica de la Reunión es la misma, pero, naturalmente, no es necesario llegar al grado de intimidad a la que se llega con los amigos con los que te reúnes habitualmente. Por esta razón carecen de la condición de estabilidad que caracteriza a la Reunión propia y personal de cada uno. En este caso lo conveniente es hacerla con personas diferentes cada semana.

- Supongo que podrías decirme muchas más cosas sobre la Reunión de Grupo.

- Si, pero, de momento, creo que, aunque ya lo sepas, basta añadir que el esquema de la Reunión de Grupo lo forman “la invocación”, "la hoja de servicios", "el momento más cerca de Cristo", "el éxito", "el fracaso", el "plan" y la “acción de gracias”. La experiencia te irá enseñando el significado de cada una de estas partes. Quizá sea conveniente aclarar que la "hoja de servicios" sirve para que nos demos cuenta de las veces que, pudiendo hacerlo, no hemos "repintado" el alma de acuerdo con el propósito que voluntariamente decidimos en el Cursillo, y de ningún modo es ocasión para publicar pecados o algo parecido, que sólo en la confesión se deben manifestar; o sea, sirve para decir cuando no hemos "repintado" el alma, pero nunca cuando nos la hemos "despintado". Para todas las dudas que tengas, no olvides que el Evangelio y el sentido común juntos son capaces de resolver muchos problemas. Podría añadir, por ejemplo, que la Reunión de Grupo debe reunir las condiciones de seriedad, sinceridad, regularidad y sigilo, cuyo significado creo es más que evidente. Si se hace así y nadie se constituye en jefe o cabeza del Grupo y nadie pretende dar lecciones ni sermonear a los demás, te aseguro que la amistad irá creciendo y la ilusión de encontrarse irá en aumento con los años y así nuestro encuentro con Dios a través del Señor Jesús y la cotidiana aventura de ser cristianos serán los temas permanentes de esta reunión de amigos que constituye la Reunión de Grupo.

- Como si estas cuestiones que has mencionado – añadió Miguel – fueran las aficiones comunes que nos mueven a reunirnos para hablar de ellas, del mismo modo que otros lo hacen para hablar de fútbol o de pesca.

- Esto es, Miguel. Te aseguro que no hay temas más apasionantes que los que te he mencionado; aunque nadie nos impide –añadió Jaime alegremente – comentar también el partido del domingo o exagerar un poco el tamaño del último pescado que hayamos cogido.

Los dos amigos se despidieron con la promesa de un próximo encuentro, no sin que antes Jaime recordara a Miguel que la próxima Ultreya sería en martes y no en lunes, como era costumbre, por ser el lunes festivo.



ULTREYA.

Miguel estaba enfermo de gripe, de modo que esta vez Jaime fue a su casa para hablar un rato de algunos de las cuestiones que tenían pendientes. Jaime pudo conocer a la mujer de Miguel y sus dos hijitas. Después se instalaron cómodamente en la salita.

- ¿Crees que podemos dejar el tema de las Reuniones de Grupo por finalizado?- preguntó Miguel.

- Después de hacerla algunas semanas se te habrán terminado las dudas que te puedan quedar - contestó Jaime-. Más que saber sobre ellas hay que vivirlas, y te puedo asegurar que con ilusión, entrega y espíritu de caridad es la cosa más sencilla del mundo, porque están en la zona de lo vital y la amistad, donde todo es simple. Igualmente sucede con la Ultreya.

- He asistido a las dos que ha habido después de mi Cursillo y me ha gustado participar en ellas. No es frecuente un lugar en donde un hombre corriente y normal cuente a un grupo de personas cómo vive su propia vida y sea escuchado con la atención y el interés con que se le escucha allí.

- Es que en la Ultreya prevalece el valor de la persona y no el de los roles o personajes. Cualquiera que quisiera hacer valer en ella sus títulos o posesiones se autodescalificaría por sí mismo; se sentiría incómodo sin saber por qué. Algunos dejan de asistir arguyendo diversos motivos, pero en el fondo lo que sucede es que no se sienten suficientemente valorados por aspectos que pertenecen al personaje y no al valor de la persona. Te pondré un ejemplo: una vez hice Reunión de Grupo con dos jóvenes; uno tenía un título universitario y el otro era maletero. Te aseguro que fue el segundo y no el primero el que mejor había comprendido lo que se pretende en la Reunión de Grupo y el que despertó la admiración de los demás, universitario incluido.

- Voy entendiendo la actitud que se requiere para vivir la Ultreya y como uno puede pasárselo bien en ella, pero ¿cómo la definirías, si es que una cosa tan vital tiene definición?

- La definición que pides está hecha desde hace muchos años y es muy sencilla: "La Ultreya es la reunión de Reuniones de Grupo". Y si quieres una definición más funcional, tienes esta otra: "la Ultreya es el lugar donde se vive lo que se dijo en el Cursillo y donde todos pueden ver desviviéndose a los que lo dijeron"

- Según voy entendiendo, la Ultreya no es un lugar donde prevalezca la pasividad, el ir a remolque.

- Lo has entendido muy bien; al menos no debería serlo. Además de la alegría de encontrarnos, cada uno puede sentirse tan protagonista como quiera, aunque sin olvidar nunca el buen sentido; nadie debe erigirse en maestro ni empezar a dar consejos que no se le piden. Allí somos amigos, nunca maestros. Estamos para ayudar, escuchar y comprender, no para enseñar, aunque sí para aprender de los testimonios que nos ofrecen las vidas de los demás. Si se tiene la debida sensibilidad siempre hay motivos para admirar. Eduardo decía:"¿Dónde miras que no admiras ?"

-Vamos a ver, cuando llego a la Ultreya, ¿qué debo hacer?

-Creo que lo primero es hacer lo que se hace cuando varios amigos se encuentran: celebrar el encuentro y hacer aquellos comentarios totalmente espontáneos que siempre se hacen. Después, lo mejor es buscar una Reunión de Grupo que se esté empezando para incorporarse a ella o empezar otra. Ya sabemos que estas Reuniones, que se hacen en la Ultreya, son ocasionales en cuanto a sus componentes, cada semana con personas diferentes, a fin de que se vayan conociendo el mayor número posible de los participantes de la Ultreya, aunque no pasa nada si se repite alguno o algunos de la Reunión de la semana anterior. Después pasamos a la sala de rollos.

- A mí me asustaría un poco hablar delante de tanta gente.

- Estamos entre amigos y un rollo no es una conferencia ni un discurso.

- ¿Y cuál es la diferencia?

-El discurso suele tener una intención estética, la conferencia la tiene intelectual y el rollo, vital; el primero pretende deleitar, la segunda instruir y el último comprometer. Si uno habla de lo que vive, lo que dice siempre interesa. Ni el tono retórico, ni la exposición magistral, ni la lectura de una redacción ayudan a la finalidad del rollo. Además, éste debe ser breve. Salvo casos excepcionales, no debe pasar de veinte minutos. Y si sólo dura quince, mejor. He escuchado rollos maravillosos que sólo han durado cinco o diez minutos.

- Después del rollo siguen las intervenciones de los asistentes, ¿no es así?

- Efectivamente, pero todo el mundo puede estar tranquilo porque siempre se avisa anticipadamente. No se trata de hacer otro rollo, sólo un breve comentario sobre algún aspecto que más haya llamado la atención, destacando las posibles coincidencias con el rollista y evitando que nuestra admiración se convierta en retahíla de alabanzas que suenan a “jaboneo”. Después de las intervenciones, el que dirige la Ultreya, u otro, comunica las noticias, tales como fechas de los cursillos en preparación, "eventos", ultreyas en los pueblos, etc. etc. Para finalizar las intervenciones, un sacerdote pone el punto final recalcando los aspectos que le han parecido más importantes de todo lo dicho. Finalmente, pasamos a la capilla.

- Me he fijado- dijo Miguel- que mientras hacemos este traslado se forman verdaderas tertulias.

- Con frecuencia, antes de abandonar la sala de rollos, se advierte que se pase rápidamente a la capilla con objeto de no retrasar el final. No hay que olvidar que muchos desean llegar lo más pronto posible a su casa, porque allí les esperan obligaciones urgentes e ineludibles; pero, al mismo tiempo, también es verdad que en este preciso momento algunos se ven por primera vez y hay muchas ganas de saludarse y hacer los comentarios que no pudieron hacerse antes del rollo. Ante este dilema, lo mejor es guiarse por la caridad y el buen sentido y dejar para otro momento algunos comentarios.

Miguel vaciló un poco, pero al fin se decidió a preguntar:

- Me gustaría que me dijeras cual es el criterio más importante para no perder de vista este “buen sentido”, que has mencionado.

- Debes tener en cuenta, Miguel, que la verdadera esencia de la Ultreya es encontrarnos con los demás. Este encuentro hace que se abra en el interior de cada uno la caja de resonancia de la vivencia del Cursillo, que pretende recuperar la emoción y el vuelco interior que se produjo entonces, de modo que, aunque su brillo se haya difuminado y se haya perdido su “letra”, se recupere la “música” de la vivencia por la que Cristo se manifiesta en él.

- Me gusta esto de la letra y la música. Creo que tienes razón, lo que no hay que perder nunca es la música.

Jaime asintió y siguió explicando el desarrollo de la Ultreya, diciendo:

-Ya estamos todos sentados en la capilla. Entonces el que dirige la Ultreya empieza su oración rogando por las necesidades que le han comunicado antes: enfermedades, exámenes, momentos difíciles por los que algunos pasan, próximos cursillos en Mallorca u otras partes del Mundo etc.

- ¿No sería mejor celebrar una misa por todas estas intenciones?- interrumpió de pronto Miguel.

- La comunidad cursillista asiste a misa en muchas ocasiones, por ejemplo, todos los miércoles por la mañana estamos invitados para asistir juntos a esa misa en la iglesia de los Capuchinos de Palma, pero no creemos que la Ultreya sea el momento apropiado. Estamos allí para otra cosa. Si queremos asistir a misa tenemos muchas otras ocasiones, pero ahora estamos en la Ultreya con un tiempo limitado para celebrar la alegría de encontrarnos.

- Ahora lo comprendo mejor. Te confesaré que de algún modo presentía la explicación que me has dado.

- Es el buen sentido, del que te he hablado ya, el que nos hace ver a veces la oportunidad de las cosas anticipándose a las razones.

- Y al final ... -preguntó Miguel.

- Lo sabes tan bien como yo: rezamos un padrenuestro, generalmente cantado, y, finalmente, se canta el "De colores"

-Algún día tendrás que explicarme de donde sale esta canción.

-¿Por qué no se lo preguntas al que la descubrió para los Cursillos?. Se llama Guillermo Estarellas y viene siempre  a la Ultreya. A partir de entonces se tuvo la feliz ocurrencia de simbolizar la gracia de Dios con los colores que nos alegran la vida.

- El próximo día me gustaría que me lo presentaras. Ahora quisiera hacerte una última pregunta: ¿la Ultreya y la Reunión de Grupo, crees que son indispensables?

- Todo depende de cual sea tu propósito. El Cursillo, los tres días, son sólo el principio de un camino. Si tú quieres recorrerlo necesitas de la amistad y la compañía de otros que también quieren recorrerlo. Esta amistad y compañía se concretan en la Ultreya y Reunión de Grupo semanales. Dios está contigo cuando concretas tus propósitos y, en cambio, el diablo nos tienta siempre con abstracciones y divagaciones teóricas. Si quieres saber cómo lo veo personalmente, te diré que la experiencia de mi amistad con el Señor Jesús y con los hermanos sostienen el núcleo de la fe que da sentido a mi vida.

- ¿Y qué pasa si uno no hace reunión de grupo ni asiste a la Ultreya?

- En Cursillos decimos que no hacer algo que deberíamos hacer sólo se puede suplir por la pena de no poder hacerlo. Quiero decir con esto que, si hay circunstancias personales, laborables o familiares que imposibilitan la asistencia, el ingenio de cada uno encontrará la manera de suplir estas ausencias con la ayuda de los amigos del Cursillo o la Ultreya.

- ¿Y si no se asiste porque no hay suficiente interés?

- En este caso, si los tres días del Cursillo se consideran un objetivo en sí mismos y se olvida el cuarto día, lo más probable es que su recuerdo se vaya diluyendo con el tiempo y se conserve sólo como un grato momento de amistad y compañerismo que ha tenido escasa influencia en la vida. Ten en cuenta, como ya te dije, que el Cursillo se hace primordialmente para que haya personas dispuestas a hacer Reunión de Grupo y convivir en las Ultreyas, y no se hacen Reuniones de Grupo y se celebran Ultreyas para enviar personas a Cursillo. Para muchos, el Cursillo es un empujón decisivo para emprender el camino que nos lleva a sentirnos amados por Dios, pero sería presuntuoso y falso decir que es el único camino posible.

- O sea, que el Cursillo reducido a tres días es sólo un principio.

- Exactamente. Lo has dicho muy bien. Como decía Fernando Bonnín, el hermano de Eduardo, los hay que del Cursillo sólo se llevan un recuerdo, algo que ha llamado su atención, como si fuera un florero o un cuadro, (una amistad, una idea) Al principio lo colocan en un lugar destacado de su casa, pero después, a medida que se va recubriendo de polvo, lo van olvidando, hasta que un día termina en el baúl de los recuerdos, a no ser que una circunstancia que sacuda su ser le haga recobrar actualidad y se acuda a él como un recurso para dar sentido a una situación imprevista. Siempre es posible que estos cursillistas inicien en cualquier momento de su vida la conversión que dejaron de hacer cuando tuvieron la oportunidad del Cursillo, como una resonancia del mismo; aunque yo creo que este es un camino ocasional y que siempre será mejor empezar seriamente a partir del Cursillo.

- También me lo parece a mí – contestó Miguel con una sonrisa de asentimiento mientras se despedían.


ESENCIA, FINALIDAD,
MENTALIDAD Y  ESTILO

Esta vez Jaime y Miguel se vieron de nuevo en el bar de siempre, que estaba casi a igual distancia del domicilio de los dos. Se sentaron y, como siempre, pidieron un café.

- Vistos la Reunión de Grupo y la Ultreya, supongo que no debe quedar mucho por conocer de los Cursillos .

- ¡Hombre!- contestó Jaime- realmente la Reunión de Grupo y la Ultreya son los dos pilares fundamentales que se necesitan para que un cursillista empiece a funcionar, pero existen otros temas cuyo conocimiento ayuda mucho a seguir en el camino emprendido.

- ¿Por ejemplo...?- preguntó Miguel

- Hoy me gustaría que hablásemos un poco de cuatro cuestiones que pueden ir juntas: esencia, finalidad, mentalidad y estilo de los Cursillos de Cristiandad.

- ¿Y esto no es un poco "elevado"?- preguntó Miguel remarcando esta última palabra
- Ya verás como no es así. El único peligro podría ser que el que lo explica quisiera dárselas de intelectual y empezara a emplear palabras raras. Si esto me ocurriera a mí, me avisas.

- Descuida, que lo haré - contestó Miguel sonriendo.

- Vayamos por orden, pues. Empecemos por la esencia. Yo diría que la esencia es el contenido más vivo y vital de los Cursillos. Tú, que ya empiezas a conocerlos, entenderás la siguiente definición: los Cursillos constituyen un método encaminado a la comunicación jubilosa de ser cristiano. Hemos de demostrar al mundo que el Cristianismo es alegría, confianza y una continua acción de gracias. Ten en cuenta que la mejor manera de hacer candidatos para ir a un Cursillo es que alguien te diga: "Estoy sorprendido por verte siempre tan feliz. Algo te ha sucedido. Dime lo que tengo que hacer para que me pase lo mismo que a tí".

- Te comprendo, Jaime. Esto vale más que todos los sermones.

- En el fondo no se trata más que de pasar de la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo a vivirla, a pasarla a la vida en vivo y en directo.

- En cuanto a la finalidad, casi me parece que la adivino.

- Claro. Lo primero que debemos preguntarnos es qué problemas queremos resolver. Los hombres parecen muy diferentes si comparamos diversas culturas y tiempos, pero, en el fondo, todos huyen de sus miedos y se dirigen hacia sus aspiraciones; y nosotros debemos ofrecerles un ideal capaz de satisfacerles. Nuestra finalidad es ofrecer al hombre un cauce para su transformación para que él pueda después transformar al mundo. El mundo se transforma si cada uno de nosotros transforma el metro cuadrado donde le ha tocado vivir.

- Me imagino que se puede decir mucho más sobre la finalidad, pero ya tendremos otras ocasiones. Pasamos a…

-     La mentalidad- dijo Jaime.

Lo primero que quisiera decirte es que no hay que confundirla con una ideología.

- No veo muy bien la diferencia.

- Las ideologías están cerradas sobre sí mismas y aplican a un todo lo que sólo es aplicable a una parte. Se ofrecen como el remedio universal de todos los males. Absolutizan una verdad que sólo es relativa. Como sería el caso de un partidario de la medicina natural que quisiera curarlo todo con infusiones y cataplasmas de hierbas.

- Lo entiendo. La mentalidad no es una ideología, pero entonces ¿qué es la mentalidad?

- Entendemos por mentalidad la plataforma de ideas, valores y creencias desde la que se piensa. Es propio de una persona, de un grupo o de una cultura determinada. Nosotros, los cursillistas tenemos nuestra mentalidad.

- Y que es ...

- Te voy a decir sus rasgos más importantes. En primer lugar la seglaridad. El cursillista busca la realización de su fe a través de su quehacer en el mundo: la profesión, el amor, la familia, la amistad y la diversión. Otro aspecto es la universalidad. Los Cursillos pretenden que su mensaje se dirija a lo esencial del hombre y, por lo tanto, interese a todos. Por esto hemos huido siempre de la especialización. No hay Cursillos para empleados, para universitarios etc.

- Lo que dices ayuda a comprender por qué en Cursillos no valen los roles ni los personajes.

- Exactamente. Otro rasgo es la normalidad, o sea, que nunca se pretende sacar a alguien de su propio ambiente, sino que dé testimonio de su fe donde siempre ha vivido. Después está el interés por el hombre concreto. En Cursillo no se habla nunca del hombre como algo abstracto, sino del hombre y la mujer con nombres y apellidos. Finalmente, los Cursillos pretenden atender a las necesidades más fundamentales del hombre, por lo que se busca que la persona se encuentre consigo misma, con Dios y con los demás, para que este triple encuentro le sirva para encontrar un nuevo sentido a su vida.

- ¿Se termina aquí la mentalidad?

- No, falta lo que podríamos llamar el centro mismo de la mentalidad, sus raíces más profundas, que parten de lo fundamental cristiano, que es una sola idea y una sola realidad: Dios nos ama. Se identifica con la gracia de Dios o con nuestra adhesión personal a Cristo. En el fondo de nosotros mismos es donde nos encontramos con Dios como una experiencia personal y tenemos plena conciencia de nuestra libertad. Cristo es Dios en la Historia, es Dios con rostro humano; es Dios vivo, amigo y cercano. La historia de mi fe es la historia de una amistad; mi amistad con Cristo Jesús.

- Lo entiendo. El Cristianismo no es una doctrina, ni una moral, es, sobre todo, un Dios hecho hombre: Jesucristo.

- Eso es. Esta visión simplifica muchas dudas y da a nuestra fe un sentido único que no se encuentra en ninguna otra religión

- Ahora sólo nos falta el estilo.

- Podríamos decir que el estilo es una manera de expresarnos normalmente, nuestro acento particular. D. Antonio Pérez, a quien tú conoces, dice que a los cursillistas se nos conoce por nuestro acento galileo, haciendo alusión a lo que dijo la criada a Pedro al oírle hablar en el patio de Caifás.

- Llevo poco tiempo, pero creo que ya conocería a un cursillista en cualquier lugar por su forma de expresarse.

- Es así. Nuestro estilo se manifiesta en nuestros rollos, en nuestras Ultreyas, en nuestras preferencias y en nuestro vocabulario; es una nota sintomática y reveladora de que un determinado contenido vital ha encontrado su expresión adecuada en un momento determinado. Como dice Eduardo en “Historia de un Carisma”: “Estilo es la manera de vivirlo. Es la gracia de Dios hecha gesto, detalle, expresión de lo que se vive con espontaneidad, alegría y entusiasmo”

- ¿Ha cambiado el estilo a través de los años?

- No sé qué decirte. Si te refieres únicamente al estilo, es natural que ciertas expresiones y maneras de decir las cosas de siempre hayan cambiado en el transcurso del tiempo; pero hay que ser precavido en esta cuestión, porque alguna vez nos encontramos con alguno que, llevado por deseos de originalidad, quiere hacer cambios sin haber averiguado antes por qué las cosas están como están. Con esta actitud se puede estropear, además del estilo, muchas otras cosas.

- Una vez – dijo Miguel – leí una frase que me gustó. Decía que, para modificar una cosa, lo primero que hay que hacer es conocerla y amarla.

- Creo que la frase vale muy bien para el caso – contestó Jaime -. Aplicada a los Cursillos – continuó diciendo – significaría que debemos conocerlos y vivirlos sin olvidar nunca el espíritu seglar que está tanto en los orígenes como en las raíces más profundas de su esencia y mentalidad.

- Supongo que esta cuestión se podría alargar mucho.

- Desde luego, pero como se trata de algo que no nos afecta directamente para nuestro propósito de ir progresando en el cuarto día, si te parece, podemos darla por zanjada.

Como los dos amigos estuvieron de acuerdo, se despidieron hasta un próximo encuentro.


UN POCO DE HISTORIA: EDUARDO

Hacía un día espléndido, de modo que Miguel y Jaime decidieron hablar mientras daban un largo paseo. Apenas habían empezado a caminar cuando Miguel dijo a Jaime:

- Me gustaría, Jaime, que me contaras como empezaron los Cursillos de Cristiandad. Tengo curiosidad por saber como surgió la primera idea y, a grandes rasgos, cómo se desarrolló después.

- Comprendo tu curiosidad. Yo no fui testigo de los primeros momentos, pero sí de los que inmediatamente les siguieron, de modo que tengo la suerte de haber conocido a sus protagonistas.

- ¿Cómo fue que empezó todo?

- Verás, Miguel - siguió diciendo Jaime,- creo que, como ha sucedido en otras ocasiones, concurrieron en un mismo momento unas determinadas circunstancias históricas y un hombre que tuvo la feliz intuición de ver en ellas unas posibilidades que otros no fueron capaces de ver.

- Supongo que este hombre a que te refieres es Eduardo.

- Exactamente. Casi todos los descubrimientos han tenido un origen parecido: muchos han visto lo mismo, pero sólo uno ha sabido aprovechar la ocasión. Tanto es así que me gusta contar esta historia como el encuentro de un devenir histórico y un hombre. Esta circunstancia histórica que acontece al principio de los Cursillos es la “Peregrinación Nacional de Jóvenes a Santiago de Compostela". A partir de ahora seguiré el libro "Historia y Memoria de Cursillos" del que fue autor mi amigo Francisco Forteza, que fue un extraordinario cursillista que murió siendo joven todavía. Lo haré sin mencionar en cada caso el origen de las citas porque me parece que en nuestra conversación esto está fuera de lugar. Veamos pues lo que nos dice "Xisco", como le llamábamos nosotros.

"Ya durante la etapa republicana de España, la juventud de Acción Católica preparó una peregrinación nacional a Santiago de Compostela, que quería ser sin duda una demostración, frente a las organizaciones de masas laicizantes y anticlericales dominantes en este periodo de nuestra historia, de que la Iglesia también tenia capacidad de movilizar masas juveniles masculinas. Por inseguridad pública, primero, y por el estallido militar después, la peregrinación fue repetidamente aplazada.

Lo cierto es que el objetivo cuasi político, que sin duda tenía la Peregrinación Nacional a Santiago, se convirtió en algo más trascendental gracias a la singularidad personal y a la profunda fe de Manolo Aparici (que fue el Presidente Nacional de la Juventud de A.C. y después sacerdote y consiliario de la misma).

Aparici y sus más directos colaboradores diseñaron unos cursillos que primero llamaron "de Jefes de Peregrinos" y después de "Adelantados de Peregrinos", que pretendían reorientar la peregrinación hacia un contenido real de fe, con el objetivo de conseguir "100.000 jóvenes a Santiago, en Gracia". Junto a esta labor, desde la revista "Signo"- órgano del Consejo Nacional de los Jóvenes de Acción Católica de España- se completaba la estrategia preparatoria de la peregrinación, que exigía de los líderes diocesanos "de provincias" un profundo cambio de mentalidad y de método."

Hasta aquí, Miguel, he seguido casi literalmente lo que nos dice Xisco en su libro para describir el ambiente que se respiraba en aquel momento. Yo no pude ir a la peregrinación por razones familiares, pero viví intensamente este clima de preparación, y te puedo asegurar que las razones políticas, si en algún momento las hubo, fueron olvidadas y superadas por motivaciones de una fe entusiasta que todo lo invadía.

Estas eran las circunstancias en un momento determinado. Ahora nos falta el otro elemento, el hombre capaz de aprovecharlas para llevar a cabo un proyecto personal y singular: Eduardo.

Eduardo Bonnín Aguiló nació el 4 de mayo de 1917 en el seno de una familia católica dedicada al comercio. Tuvo nueve hermanos. De ellos recuerdo muy especialmente a dos: Fernando que fue sacerdote obrero, misionero en América y párroco de Binissalem y que terminó trabajando con entusiasmo en los Cursillos después de haber estado cierto tiempo algo alejado de ellos y Jorge, el hermano que me gustaría llamar "el hermano ignorado" o el "hermano callado". Era un hombre de una gran bondad y comprensión, dispuesto siempre a suplir, en los quehaceres del negocio familiar, a su hermano Eduardo cuando éste atendía las frecuentes visitas de cursillistas que iban a verle en el almacén que la familia tenía en la calle del Sindicato. Más tarde, cuando los Cursillos se expandieron por el mundo, Jorge continuó con su sempiterna colilla en los labios, haciendo él solo el trabajo de dos durante los viajes de Eduardo. Los viejos cursillistas estamos muy agradecidos a Jorge por lo que hizo y dejó hacer.

"Eduardo cursó estudios con los PP. Agustinos y en el colegio La Salle de Palma, y sobre todo con profesores que sus padres contrataban al efecto para que impartieran a sus hijos los programas escolares vigentes en su propio domicilio. Por tanto, Eduardo se educó en un ambiente de fe católica profunda, y de una forma aislada, en contacto prácticamente tan sólo con los ambientes afines a su familia y con los ambientes rurales de la Isla que correspondían a la actividad del comercio familiar y que, siendo menos religiosos, no eran menos tradicionales que el familiar. Quienes le trataban por entonces le recuerdan como un joven adolescente de gran inquietud cultural y religiosa, brillante en su comunicación con los demás a pesar de su aparente timidez, y dotado de un gran sentido del humor". Muchos años después conocí, como compañero de trabajo, a un amigo suyo de aquellos tiempos, Antonio Jaume Salvá. Al comentar con Eduardo que trabajaba con su antiguo amigo, me dijo: "Con Antonio siempre se nos ocurría hacer cosas que no eran habituales para la mayor parte de la gente”.

Debido a la guerra civil, “Eduardo iniciará una experiencia que entiendo (dice Xisco) resultó esencial en su vida: la prestación del servicio militar obligatorio, que, aunque se inició en plena guerra civil española, no le exigió combatir en el frente, gracias a prestarlo en oficinas". “Su vida de soldado se prolongará anormalmente durante nueve años, por razón del papel preponderante del ejército en la inmediata postguerra y por la proximidad de la II Gran Guerra, en Europa. A través del ejército, Eduardo Bonnín pasó bruscamente de vivir en unos ambientes tradicionales y cerrados a relacionarse con todas las clases sociales y con la realidad más auténtica de la juventud masculina de esa época.

En resumen, Bonnín llegó en esos años a la conclusión- que resultaría trascendental- de que el hombre "normal" que le rodeaba en el cuartel, pese a vivir en unos ambientes no solamente descristianizados, sino clara, aunque calladamente, hostiles a la religión católica, conservaba sin embargo intactos una serie de valores y comportamientos netamente evangélicos, más cristianos, a su parecer, que los imperantes en los ambientes "píos" que tan bien conocía".

Como ves, amigo Miguel, ya tenemos los dos elementos que nos faltaban para que se produjera la chispa que encendiera la hoguera: un determinado ambiente y un hombre. Ten en cuenta que, hasta este momento, Eduardo no pertenecía a la juventud de Acción Católica. ¿ que pasó entonces ? Así lo sigue contando nuestro amigo Xisco:

"En este ambiente, el entonces presidente de los Jóvenes de A.C. de Mallorca, el arquitecto José Ferragut, necesitaba encontrar personas con capacidad de liderazgo, cuando "descubrió" al inquieto Eduardo Bonnín, que no pertenecía a A.C., y con el que consiguió una importante sintonía de inquietudes desde sus primeras entrevistas. El Bonnín de su período militar, según me indicó años más tarde un testigo de primera mano, "estaba siempre leyendo un libro y estaba siempre de buen humor", dos cosas que chocaban evidentemente en el ambiente de indolencia de nuestros cuarteles de postguerra. Estos rasgos -autodidacta, y por tanto poco convencional, y optimista- parecían a Ferragut los más indicados para protagonizar en Mallorca el nuevo estilo "peregrino" que Manolo Aparici impulsaba y casi exigía desde Madrid. Porfiando, Ferragut venció la resistencia de Bonnín, y le convenció a que asistiera al segundo de los "Cursillos de Jefes de Peregrinos" que el Consejo Nacional de Jóvenes de A.C. impartió en Mallorca en el Santuario de Lluch, en la Semana Santa de 1943”. Allí Eduardo encontró un posible cauce para desarrollar lo que serían los Cursillos de Cristiandad.

- Como irás viendo, amigo Miguel, Eduardo aprovecha el formato de los Cursillos de Peregrinos, pero les da un contenido y una finalidad muy distintos.

"Bonnín relaciona lo vivido en el Cursillo de Peregrinos con sus inquietudes personales más profundas y con su experiencia catalizadora de los ambientes descristianizados. Llegó a la conclusión de que algo a la vez similar y diferente de aquel Cursillo de Peregrinos, podría conseguir dinamizar en cristiano no sólo un acontecimiento determinado- como la peregrinación a Santiago- , sino la vida normal y diaria de los ambientes reales y concretos."

Eduardo recogió esta idea y la incorporó al texto que estaba elaborando, que había titulado "Estudio del ambiente", y que terminó en este mismo año de 1943.

Eduardo, de un modo casi insensible, ingresó en las filas de la A.C. en donde encontró una gran acogida y un excelente clima para proyectar a la realidad su esquema del "Estudio del Ambientes" mediante un método que sirviera para fermentar en cristiano las personas y ambientes "alejados" y para revitalizar en profundidad los más próximos.

Como vas viendo, aunque los cursillos de Eduardo aprovecharon unas formas de los anteriores, existían grandes diferencias. En primar lugar, "Eduardo llegará a la conclusión de que en la vida normal casi nadie dispone de una semana entera para interrumpir sus actividades, por lo que debía comprimir el método en un máximo de tres días y medio. Rehizo todos y cada uno de los temas que impartían los seglares, aun aquellos cuyo título era coincidente (Piedad, etc.) para adaptarlos a la mentalidad del no creyente e imbuirlos de los principios expuestos en el "Estudio del Ambiente". En cuanto a la conducción del ambiente, alteró sustancialmente los cometidos del equipo de profesores, cuidando de que aparecieran al servicio de los asistentes y no segregados de ellos. Para mí, sigue diciendo Xisco, no cabe ninguna duda de que el Cursillo de Cristiandad nació de este trabajo de Bonnín de repensar de arriba a abajo el Cursillo de Jefes y Adelantados para adaptarlos a un fin radicalmente distinto y a una mentalidad que juzgó también radicalmente innovadora."

Las primeras dificultades de Bonnín para que le dejasen poner en práctica su novedoso método, se centraron en su pretensión de que un mismo sistema hubiera de servir para personas de diferentes niveles culturales y sociales y para gentes descreídas y gentes con fe". Esta fue la primera piedra de escándalo que Eduardo tuvo que vencer. En la Historia de los Cursillos hubo otras que ahora nos parecen completamente superadas, pero que en su momento costaron esfuerzos y oraciones. Por ejemplo: la misma reunión de grupo, cursillos de mujeres, etc.

“Todos estos esfuerzos condujeron a la celebración del primer Cursillo que tuvo lugar en un chalet de Cala Figuera de Santanyí, en Mallorca, entre el 20 y el 23 de agosto de 1944, actuando de rector Eduardo Bonnín y de profesores Jaime Riutort y José Ferragut."

- Creo, amigo Miguel, que es hora de finalizar este capítulo que quizá se ha alargado demasiado. Sólo falta decir que los Cursillo dieron su salto a la Península en 1953 con un Cursillo en la diócesis de Valencia; poco después a Terrasa y Tarragona. De la mano de Bernardo Vadell pasaron a los E.E U.U. Más tarde, y sin entrar en detalles, se expandieron por todo el mundo. En la Ultreya he visto cursillistas ingleses, alemanes, portugueses, coreanos, australianos, sudamericanos de diferentes nacionalidades, canadienses etc. etc.

- Jaime, te quería hacer una pregunta. Según tu historia, no me cabe duda de que los Cursillos nacieron gracias al esfuerzo y constancia de Eduardo y, por lo tanto, si alguien puede llamarse fundador es él, ¿no te parece?

- A tu pregunta contesto con las mismas palabras con que he contestado a otras parecidas: Existe una profunda y evidente conexión entre Eduardo y los Cursillos de Cristiandad. Creo sinceramente que quien lo niegue, o es que no conoce bien los Cursillos, o es que no conoció a Eduardo. Siempre he pensado que tuvo y tiene colaboradores, pero ninguno de ellos fue estrictamente necesario. Con otros habría obtenido fundamentalmente los mismos resultados. pero los demás sin él no habrían conseguido los Cursillos que conocemos. Podría citar muchos de estos colaboradores, tanto de la primera hora como posteriores. Ten en cuenta que, a través de los años, somos muchos los cursillistas que hemos aportado algo que permanece en el patrimonio común de los Cursillos, Si quieres conocer los nombres de los que acompañaron a Eduardo al principio, te aconsejo el libro de Xisco, que te he mencionado, en el que describe muy bien el papel que cada uno desempeñó.

-¿Se terminan aquí nuestras entrevistas, amigo Jaime?

- No me gusta terminar nada   cuando hablo de Cursillos de Cristiandad. Todo lo que te he dicho pertenece a mi historia personal, a algo que de un modo u otro he vivido. Cuando nos volvamos a ver podremos seguir contándonos cosas porque la historia sigue mientras estemos nosotros para ir escribiendo nuevos capítulos.

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