Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

jueves, 16 de enero de 2014

Los Cursillos de Cristiandad por ser vida viva no caben en una definición definitiva que los limite y constriña.

DEL LIBRO VOLVIENDO A LAS FUENTES, Alberto Monteagudo, Pág. 89 A 92 
LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD
Eduardo Bonnín
Francisco Forteza

Los Cursillos de Cristiandad por ser vida viva no caben en una definición definitiva que los limite y constriña.

El mundo avanza y si bien la esencia y la mentalidad de los Cursillos de Cristiandad, por lo que tiene de Fundamental Cristiano permanece siempre vivo y actual; avivando y actualizando todo lo que se deja penetrar por su espíritu, no podemos dejar de notar que su mismo nombre: “Cristiandad”, suscita hoy comprensibles suspicacias. Sin duda cuadraría mejor con lo que se quiere conseguir y se va consiguiendo con ellos, llamándoles CURSILLOS DE CRISTIANÍA.

Se habla mucho de pastoral de misión y pastoral de cristiandad y el Movimiento de Cursillos, de seguro, responde mucho más a la denominación primera que a la segunda.

Es curioso que tanto protagonismo cambiador con que se ha pretendido complicar, adulterar, edulcorar, clericalizar, y tergiversar el Movimiento de Cursillos, desde su nacimiento, a nadie se le ha ocurrido que, precisamente es el nombre lo que debería ser cambiado, ya que, hoy por hoy, la palabra cristiandad no precisa ni da a entender lo que el Movimiento de Cursillo es, persigue y consigue.

El concepto Cristiandad da la sensación de ser todavía, porque muchas veces ha venido siéndolo, un condicionamiento previo, un marco pío que ha de enmarcarlo todo, aunque lo que más vale del hombre, que es su intención –el norte de su libertad- se quede fuera: por tradición, por costumbre, por haber sido ancestralmente así casi siempre, parece que lo único que cuenta en el paradigma de cristiandad es el comportamiento, aunque éste no responda a ninguna convicción. El comportamiento se tiene tan en cuenta que no pocas veces es el único dato en que se apoya la calificación de una persona.

Las manifestaciones masivas que reducen la participación de los creyentes a una mera asistencia de presencia pasiva, los actos con que se pretende dar oficialidad a lo cristiano, creando e impulsando estructuras cristianas sin contar con cristianos convencidos y decididos que autentifiquen con su actitud ante la vida su ser de cristianos, es edificar sobre arena. La cosmética apostólica en lugar de cubrir, descubre porque al fragor del mismo vivir, cae lo efímero y fugaz y permanece lo verdadero.

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad, para ser fiel a su carisma fundacional, ha de moverse en otra dirección, porque va por otra línea, pues una vez implantado en una diócesis y contando con un grupo de cristianos adictos a la Iglesia y seguidores de sus enseñanzas, éstos han de moverse en el sentido de ir logrando, por la vía de la oración confiada y la inquietud orientada, un acercamiento efectivo y cálido hacia las personas alejadas que no viven ni practican y que muy posiblemente, al tener noticia del mensaje cristiano y llevarlo a su vida, puedan, contando siempre con el tiempo que se precise, ser motor e impulso de muchas buenas y nuevas acciones cristianas.
Y ello va siendo posible, tan sólo, cuando los cristianos de siempre tratan de comprender la actitud de los recién llegados y saben esperar confiados y sin paternalismos, que vaya madurando su actitud de convertidos, pues casi siempre los árboles les parecen hombres y los hombres árboles; pero lo menos adecuado es aprovechar la ocasión para colocarles un tratado de botánica y otro de anatomía.

TU
que cuando “mandaban” los padres eras hijo, y ahora que “mandan” los hijos eres padre.

TU
que tal vez vives escandalizado, contrariado y confuso por tantas cosas que te parecen incomprensibles y no hallas la VERDAD porque no ha crecido contigo.

TU
que te dedicas a consumir como todos, o a presumir como unos cuantos, pero que puedes asumir, que es sin duda lo que te toca, como cristiano que has querido ser y has sido en tantas ocasiones.

El encontrarse con uno mismo.
El descubrir a los hermanos.
El toparse con Cristo.

el de entonces, de ahora y de siempre.

TU
que lo experimentaste en la primera hora,
a ti que te ha dolido más de una vez haberlo olvidado.

TU
que por no haberlo olvidado del todo, a veces te has debatido entre un puritanismo de herencia y un erotismo de préstamo, no te niegues a experimentar la alegría de una mayor profundización y el gozo de sentirte amigo de tus hermanos.
Si nos ponemos en comunicación contigo es porque tú eres un eslabón vivo de la cadena de realidades que ha hecho posible que los Cursillos llegaran a los cinco continentes.
Si te decides, no olvides que con tu presencia entre nosotros aumentarás nuestra alegría.

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