Todos somos testigos de una fuerte disparidad de ideas entre los dirigentes que lideran el OMCC, con el P. Beraldo a la cabeza y los seguidores del pensamiento de los fundadores del MCC, con Eduardo Bonnín como figura sobresaliente.
A decir verdad, cuando yo me fui empapando de todo esto, el camino ya estaba bastante andado, pero algunos documentos me fueron sumamente esclarecedores y me impulsaron a tomar parte inclinándome hacia una de estas corrientes, debo rendir especial reconocimiento al P. Dufaín y al al P. Beraldo, porque sus escritos fueron los que me hicieron adentrar en la situación que vivía el movimiento a nivel Mundial y pude entender la insistencia de Eduardo Bonnín por temas que, desaprovechando imperdonablemente su presencia, tocaba reiteradamente cuando estuvo en Argentina y especialmente cuando pudimos compartir con él un almuerzo en casa, hace ya varios años.
Ahora bien, yo como tantos otros, me pregunto, ¿Por qué se intenta ignorar esta situación desde los organismos internacionales? ¿Es bueno que todos tengamos que leer entre líneas unas cartas (me refiero a las mensuales del OMCC) que siempre están contestando y aclarando ideas a alguien o abriendo el paraguas por algo, en lugar de tomar el rumbo de la sinceridad, sencillez, franqueza, y fraterna oposición de ideas, como las que se cruzaran tiempo atrás el Padre Cesáreo Gil Y Eduardo Bonnín, cuando no teníamos Internet ni cosa que se le parezca?
¿Por qué se ignora lo que todos sabemos? Resulta chocante que en las cartas y escritos del OMCC, uno no encuentra un solo renglón que enfoque este dilema con franqueza y sencillez, con transparente intención de mostrar ambas caras de la moneda y de tratar de alentar a trabajar a todos en pos de encontrar los puntos de coincidencia más relevantes y de señalar los conflictivos, los no resueltos y pedir que se creen grupos de reflexión, para que trabajen buscando líneas de esclarecimiento y por sobre todo y a mi entender, de sentir desde el corazón que este es el camino más viable hacia la tan mentada y querida “unidad”...
Cuando uno lee esos escritos, todo parece ya dirimido y solucionado, estamos todos ante “La Verdad”, que es por supuesto: “nuestra verdad”, la de los que estamos de este lado... y que por ser tan verdadera, no merece ser asaltada por la temida embestida de quienes se atreven a ver “Otra Verdad” ... Repito, ni un solo renglón que apunte con sencillez a decir, esto nos pasa y no estamos en coincidencia unos y otros.... o, estamos viendo como acercar posiciones sobre algo que vemos de forma muy distinta unos y otros, aunque amamos todos a Cristo y al Movimiento.
Pero sin embargo, uno encuentra si, renglones y renglones, que pretenden empujar a todos a que aceptemos, como clarísima e incuestionable una de las dos corrientes de pensamiento (la del OMCC) y que aceptemos que así se logrará la deseada y soñada: “unidad” y “comunión” en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad....
Resulta evidente que para el P. Beraldo y los demás integrantes del Comité Ejecutivo, la comunión y la unidad son muy fáciles de lograr, basta con que todos aceptemos, lo que se propone con insistencia que sea aceptado por todos...??? ¿Se dan cuenta que sencillo es? Se dan cuenta como esos escritos mensuales empujan y se esfuerzan, para que todos nos decidamos a atravesar la puerta de un único mensaje: “Consolidar al Estatuto recientemente aprobado, revalorizar a Ideas Fundamentales y escuchar a los encuentros Mundiales, que son los que nos van a decir a todos, con autoridad y en verdad, que es cursillos y que no”. Y toda intromisión, pensamiento no alineado, deseo de acercarse a la posición sustentada por otros (que es una sola, no son dos, ni tres... solo la otra línea de pensamiento, apegada a lo fundacional) es un movimiento en pos de la ruptura, la división, la discordia, la confusión... hasta el punto de corre el riesgo de convertirnos, si a esos pensamientos nos sumáramos, en “piedra de escándalo” ..... (ver carta mensual de Abril del OMCC:.. “Sobretodo porque, ahora, el OMCC ya tiene su Estatuto aprobado por la Santa Sede y, por lo tanto, todas las conclusiones que sean aprobadas por un encuentro Mundial, se harán obligatorias para todos los Grupos Internacionales, Secretariados Nacionales y Diocesanos, bajo la pena de ruptura de la comunión. Y todos estamos muy concientes de que, al acontecer tal ruptura, el MCC acabará por convertirse en escándalo para el Pueblo de Dios y en un pésimo testimonio para el mundo...-”
Si esto no es así y solo es una ilusión óptica de este hermano cursillista, de este recóndito rinconcito del Cono Sur, ¿Por qué tanto esfuerzo por hacer entender a todos que hay que alinearse tras los Estatutos recientemente aprobados por el Pontificio Consejo Para Laico? ¿Por qué tanto esfuerzo por hablar de unidad, sin mencionar nada, pero nada, sobre los puntos en discusión que alejan ese ideal de unidad? ¿Por qué no figura en la Página Web del GLCC, en la lista de pensadores del MCC, los escritos de Eduardo Bonnín, Forteza, Valls, Punyed o Cascone entre otros? ¿No es más ético, corrijo, no vale lo de ético, no es más evangélico, incluir en la búsqueda de la verdad a mis hermanos pensadores, aun cuando me sacudan un poco sus pensamientos, frecuentemente contrarios a los míos? ¿Es evangélico, iniciar cada carta con una cita evangélica, para tras cartón quitado lanzarnos a embanderar nuestras ideas ignorando las del prójimo... de que sirve citar el Evangelio, si lo que escribo a continuación ya sea por la forma o por el contenido, no agrada al Espíritu que lo ilumina? ¿Rompe la unidad mi hermano si no piensa igual que yo o igual a los que han ganado la última votación.... no sabe nada de comunión, quien no comulga con mis ideas? Que me perdonen los que viven sintiéndose molestos, porque nos molestan estas cosas, pero es en verdad lo que sentimos cuando tenemos en nuestras manos esos escritos.
¿Por qué se ha hablado tan poco y escrito menos y lo poco que se ha escrito ha sido carente de toda calidez, sobre el encuentro que han tenido en Mallorca las autoridades del OMCC con Eduardo Bonnín, el único sobreviviente de los iniciadores y fundadores de los Cursillos de Cristiandad? ¿Habrá sido tan ríspido el encuentro que lo más positivo haya sido acordar un pacto de silencio? Estas preguntas nos las hacemos, los simples cursillistas que nos interesamos por lo que pasa con nuestro Movimiento, un poco más allá de nuestra Diócesis y nos duelen y nos preocupan.
Otras preguntas que nos solemos hacer pasan por el: ¿Qué lugar ocupan la reunión de Grupo y la Ultreya en el pensamiento de los hermanos que conducen el OMCC?¿Es verdad que le restan valor a la Reunión de Grupo y piensan que sirve sólo como una tertulia entre amigos que terminan tomando un cafecito y nada más, o no es así y piensan que tiene un incuestionable valor como herramienta del poscursillo ¿Se pretende impulsar, desde el OMCC, la creación de otras estructuras fuera de las tradicionales Escuela y Secretariado?¿Tienen los laicos un papel preponderante en la conducción del Comité Ejecutivo o es un mero acompañamiento a una conducción fuertemente clerical? ¿Que opinan de los cursillos mixtos... y de los de solo dos días? ¿Piensan ustedes que los cursillos han sido pensados para la conversión de la persona o del mundo? ¿Deben los cursillistas contentarse con vivir su Fe, apuntalándola en la Piedad, el Estudio y la Acción o deberían sumarse siempre a un concreto Plan Pastoral?
Son muchas las cosa que nos gustarían que nos aclararan, por sobre la puntualización de unos Estatutos, que han sido paridos en plena discordancia entre “pensadores” y que gracias a Dios vemos que lo han sido “ad experimentum” por algunos años.
Cuando desde un órgano de “servicio y coordinación”, una idea intenta ser impuesta a todos y cuando para ello se recurre al archigastado método de despreciar, descalificar, desautorizar o incluso ignorar (observen que va en negritas) toda otra idea que se oponga a la misma, estamos hablando de manipulación de ideas. Sí, aunque no nos guste escuchar que se diga eso, aunque prefiramos ponerle el disfraz de: oportuno intento de esclarecimiento, esfuerzo por servir desde esta estructura a la unidad, apasionado interés por evitar la dispersión, cumplimiento del deber en aras de preservar la Esencia, la Mentalidad y la Finalidad....
¡Que fácil es pedir que seamos todos uno, tras nuestras ideas!... Que fácil es descalificar y señalar como disgregador y falto del sentido evangélico de comunión, al que no piensa en línea con mis pensamientos... al otro, al que considero opositor....
Con tristeza vemos plasmado este método en personas que deberían ser fuente de armonía y de unión. Fuente de búsqueda de comunión, de tolerancia y de apertura al diálogo. La unidad y la comunión no se dan por decreto, ¿No lo sabían?
La vida y en especial la vida conyugal, nos enseña lo que significan las palabras unidad y comunión y también la palabra reconciliación, sin necesidad de muchas explicaciones.
Esta última palabra, reconciliación, merece incluirse en este cúmulo de argumentos, por que no es ajena al problema, yo la veo más como precediendo a las palabras “unidad y comunión”, que quedan como descolgadas si no hay reconciliación.
Me refiero a la vida conyugal porque se presta al dedillo como ejemplo. Con Susana llevamos más de 30 años de casados, nos queremos y somos concientes de que hemos dado siempre, a nuestras hijas, familiares y amigos un buen testimonio de amor conyugal. Pero más de una vez Susana y yo... hemos tenido lo nuestro, hemos discutido y aunque en muy contadas ocasiones, recuerdo habernos ido a dormir sin hablarnos, enojados y sin reconciliarnos, sinceramente no recuerdo los motivos de la pelea, debe ser porque nunca hubo algo de mucho peso, pero seguro que ambos estábamos dolidos, nos sentíamos ofendidos, lastimados... por el otro. Y cuando el que ofende es un ser querido, cercano, la herida es más grande y duele más.
Yo no me imagino, pasada la noche, cuando después de la pelea comienzan las primeras ideas de reconciliación, un intento por parte de alguno de los dos que se expresara en esta línea. –“ Mirá Susana, te recuerdo que vos y yo estamos casados por Iglesia y que nos une un sacramento y no cualquier cosa... Que ambos recibimos ese sacramento con plena libertad y estando en sano juicio y que el matrimonio te obliga, por haberlo prometido ante el altar, a amarme y respetarme hasta que la muerte nos separe. Quizá se te haya olvidado y te remito a “Familiaris Consorte”, que el matrimonio es indisoluble, que este tipo de disputa no se condice con lo prometido y debilita el vínculo conyugal, que todo acto que hiciere peligrar la unidad en el matrimonio, se transformaría para nuestras hijas en piedra de escándalo y estaríamos dando un pésimo ejemplo para con ellas y para con la comunidad de cursillos que nos cuenta entre sus dirigentes y miembros de la escuela... y te recuerdo que de continuar en esta línea te estarás oponiendo a lo que la Santa Iglesia Católica obliga y te estarás autoexcluyendo de tu condición de esposa cristiana...”
¿Ven ustedes alguna posibilidad de reconciliación acumulando argumentos como estos, por más acertados que sean? Y comparando el ejemplo con la realidad que enfrentamos en el Movimiento de Cursillos, ¿Ven ustedes alguna razonable intención conciliatoria en la carta de Agosto del OMCC? Los remito a ella y no se las transcribo, por que siento vergüenza ajena... Sinceramente, creo que si un grupo de personas quisieran intencionalmente provocar una ruptura y división en el Movimiento de Cursillo a nivel mundial, no lo podría hacer mejor que nuestros hermanos empeñados tan enfáticamente por forzar una unidad... ¿Nadie ve esto en el Comité Ejecutivo del OMCC? ¡La unidad y la comunión no se dan por decreto!
La unidad y la comunión suelen ser fruto del mancomunado esfuerzo por amasar con humildad, amor, tolerancia, respeto, delicadeza y mucho evangelio, eso que quiere darse para el bien de la Iglesia, aprovechando al máximo las posibilidades que el carisma de nuestro Movimiento le ofrece. Pero fuera de ese contexto...¡hummmm!, verde que te veo verde...
En reiteradas oportunidades las cartas mensuales del OMCC, intentan inyectar la idea, errónea para muchos, de que el grupo que lidera el OMCC y que todos conocemos enfrenta las ideas fundacionales del MCC, es el portador de la verdad, de la única verdad y que toda otra verdad que se oponga a “esa verdad”, es fuente de ruptura, de escándalo eclesial y de inaceptable desobediencia. Esa forma, ese trato poco evangélico, es el que me impulsó a buscar y adentrarme en las raíces del Movimiento, en los escritos de Forteza, en las reuniones de Calas Figueras y en los pensamientos de Eduardo Bonnín. Todo lo cual me ha hecho gustar de las ideas fundacionales a las que tan olvidadas y en parte ignoradas, tenía.
Cómo laico, no puedo menos que sentirme escandalizado por este retroceso que, sin darse cuenta y por torpeza, descontando sinceramente toda posibilidad de mala intención, impulsa el OMCC, en el cual se destaca como nunca, en lugar del servicio humilde y la apertura al diálogo, el gusto por el fuerte manejo del timón, que se mueve y trabaja permanentemente, eludiendo todo pensamiento, idea, argumento, bibliografía, etc. que muestre un lado de la verdad, que se oponga a la que el OMCC embandera como “única y obligada verdad” y no logro entender los esfuerzos “autoritarios” que se ejercen desde el mismo, para alinear a los cursillistas del mundo entero, cual ovejas sin pastor, tras el camino que el Organismo considera correcto, silenciando todo otro pensamiento, incluso proveniente de una de las mentes más preclaras, sino la más preclara, que ha tenido el MCC, como lo es la de su fundador Eduardo Bonnín. Que desde hace tiempo viene señalando los desvíos a los que se arriesga someter el MCC y el sesgo clericalista que se pretende imponer al mismo desde sus estructuras Internacionales.
Hermanos del Comité Ejecutivo del OMCC, cuando uno camina por el camino correcto, no se lo tiene que pasar dando explicaciones del por qué de cada paso que se da.
Un ejemplo de la vida cotidiana nos puede mostrar que hay más evangelio en los valores que lo mundano ha ido instalando en la sociedad, que el que ponemos “los conversos”, los hijos de la luz, en los asuntos de Dios. Soy médico anestesiólogo y en los innumerables congresos, meetings..., reuniones y eventos científicos a los que he asistido, nunca he visto a un expositor presentar una técnica anestesiológica, ni a un nuevo fármaco, ocultando ex profeso las opiniones que contradicen las bondades de ese fármaco o de esa técnica. Eso en medicina es inaceptable, es inmoral, es poco ético, es ocultar información y por lo tanto es inaceptable, violatorio de todo rigor científico y se considera “manipulación intencional de la verdad”, un hecho desdeñable y objeto de descalificación para la comunidad científica.
Hoy vemos con ojos atónitos como desde el OMCC, se ofrece una vertiente del pensamiento esencial de los Cursillos de Cristiandad, con un absoluto ocultamiento de la otra vertiente, con un absoluto oscurecimiento de la misma y un descabellado intento de “llamar a la unidad”, enfilando a los hombres y mujeres cursillistas del mundo, tras “la verdad que yo deseo sea aceptada por todos como la única y real verdad”.
Si las palabras poco ético o inmoral, en el terreno científico, le suenan al hermano lector como muy duras, ni que pensar de esta que nos cala más hondo en el terreno eclesial y que les pongo “en negritas”: “poco evangélico”. Porque no hay en lo evangélico nada que lleve al hombre a aceptar por imposición lo que debe acoger por conocimiento o por fe.
No hay piedra de escándalo en los que disienten sobre el pensamiento de otros con nobleza de corazón y por convencimiento, lo hay cuando se intenta violentar la libertad de los hijos de Dios a pensar, discernir, discutir y buscar la verdad intentando: imponer, dominar y obligar a aceptar una verdad que todos sabemos y entendemos, está en el tapete y debe ser tratada por eso con una delicadeza, prudencia y respeto que deje ver, en las formas y el modo, la bondad y consideración de los hijos de la luz... Porque si así se mueven los hijos de la luz, que podemos esperar de los de la oscuridad...???
El joven rico, era un fiel cumplidor de reglas, normas, estatutos, mandamientos, leyes... etc, etc....pero ni su nombre quedó registrado en el Evangelio, San Francisco vendía los bienes de su padre y se los entregaba a los pobres... pero por amor a Dios y a los pobres y no por amor a las faltas. Y no nos quepa ninguna duda, Francisco conoció a Jesús y sirvió a Jesús mucho mejor que el joven rico...
A propósito de las cartas que puntualizan el deber que tenemos todos de aceptar lo que produce el OMCC que ha sido elegido por legítima elección y mayoría de votos, me viene el recuerdo de una escena evangélica: la tarde en que Pilatos pidió al pueblo que “votara” sobre quién debía dejar en libertad para crucificar al restante, el pueblo elegido, el pueblo judío, logró que Barrabás ganara por amplia mayoría... Pero a Dios le debe haber importado un bledo ese recuento de votos, seguro, pero seguro, que hubo un grupo pequeño que no adhirió, porque estaba del lado de Jesús o porque estaba lo suficiente confundido sobre que decidir como para no comprometer la vida del acusado.
Les he escrito esto con un lenguaje muy sencillo, porque no tengo otro y con un inocultable apasionamiento, porque así soy yo y porque así me entregaron “el mensaje” mis hermanos hace ya 25 años cuando viví esa experiencia inigualable de un cursillo y tanto, tanto se los agradezco.
Les pido por favor a los que he molestado con estos argumentos que no consideren a nadie alineado con los mismos, a lo sumo un puñado de amigos que se que son de este parecer, entre los que debo incluir por especial encargo, a mis hermanos del Secretariado de la Arquidiócesis de Resistencia y mucho menos a mis hermanos de la Mesa Nacional de Argentina, a los que aprecio y no deseo molestar, pero que me han hecho sentir tan orgulloso de ellos, cuando leí el manifiesto que hicieron conocer al mundo entero en el comienzo de este año.
Y además, después de todo, hay que tener en cuenta que uno escribe con mucha libertad y un poco de ligereza cuando sabe que nada de lo que dice tiene valor canónico (ver carta mensual del OMCC de Octubre del 2004 y más recientemente Agosto 2005).
Que mi corazón y el de mis hermanos que no comparten este parecer, aprendan juntos a latir sin endurecerse y que el Espíritu de Dios los vaya trabajando cada día para hacerlos permeables a las ideas de los demás, sin perder convicción, ni intentar someter ni dominar a nadie, para beneficio del Movimiento que tanto queremos y para merecer ser considerados por Cristo Jesús, como obreros de su mies.
Y que el lema del próximo Encuentro Mundial,”Que todos sean uno...para que el mundo crea”, no sea solo un lema, sino un humilde punto de inflexión y de arranque en pos de su consecución.
Horacio “Bocha” Rivero
Pres. Secret. MCC. Arquidiócesis de Resistencia Chaco Rep. Arg.
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