Amistad en los cursillos
Autor: Rodolfo Letona C.
El método de Cursillos se basa en la amistad, el camino que sigue para lograr su propósito es la amistad entre las personas. El método consiste en hacer amigos, ser amigos y hacer a esos amigos, amigos de Cristo. Cursillos busca un enfoque eficaz para llegar a la persona, especialmente a hombres y mujeres que no creen, que no tienen fe en Jesucristo o que no le conocen.
El Movimiento de Cursillos de Cristiandad, si se basa en la amistad, es un testigo de Cristo, ofreciendo su amistad. Todo lo que estamos llamados a hacer en el Movimiento de Cursillos se basa en la amistad. El Dirigente de Cursillos hace uso de la amistad para hacer a sus amigos, amigos de Cristo. Las Ideas Fundacionales de nuestro Movimiento nos dicen que, “por la vía de la amistad se puede compartir todo lo humano” …
Los Cursillos de Cristiandad, en definitiva, son un método que, desde la Iglesia, promueve la amistad de Cristo con los hombres y de los hombres entre sí, para que éstos descubran su vocación seglar en las realidades temporales, donde también está Dios, lo que los convierte en instrumentos de su amor.
La amistad cristiana, aunque se fundamenta en la fe en Cristo, no prescinde de los motivos humanos en su nacimiento. Así podemos decir que intervienen en su origen lo providencial del encuentro, el modo de ser de las personas, la búsqueda y decisión de hacerse amigos, la alegría del encuentro, entre otros. Todos los que hemos asistido a un Cursillo somos protagonistas en la misma aventura de vivir lo fundamental cristiano. Por tanto, en el Movimiento no hay jefes, ni superiores, sino amigos.
Es por estas razones que a los “cursillistas de a pie”, circunstancialmente, nos duele, nos molesta y no comprendemos la actitud de nuestros hermanos cuando, ocupando temporalmente puestos de servicio en las pocas estructuras que tiene nuestro movimiento, se arrogan el derecho a una inexistente autoridad. Esto es precisamente lo que descubrimos en las actuales circunstancias promovidas por los grupos internacionales, que conforman el Organismo Mundial.
Recién ha resucitado el Señor y, si algún provecho nos ha sido concedido por el Señor en la meditación de sus misterios, especialmente durante el Triduo Pascual, es el de acercarnos a ustedes como hermanos nuestros a la sombra de la infinita Providencia del Padre, de la filial relación con el Hijo y del perenne auxilio del Espíritu Santo, para solicitarles que depongan esa actitud orgullosa y prepotente que se trasluce en sus expresiones, palabras y obras.
Están aún frescas en nuestra mente las palabras del Cardenal Cantalamessa en su homilía del Sábado Santo: […] “la causa más común de las divisiones entre católicos…no es el dogma, ni los sacramentos ni los ministerios. Es la opción política cuando toma ventaja sobre la religiosa y eclesial y defiende una ideología, olvidando del todo el sentido y el deber de la obediencia a la Iglesia” (…) Significa que el reino de este mundo se ha vuelto más importante en el propio corazón que el Reino de Dios”. Se nos dijo a todos “Cristo cuenta contigo” … y hemos repetido “y YO con El”.
Fresca está la tinta del documento: Asociaciones Internacionales de Fieles del Consejo Pontificio, en el que Miguel Delgado Galindo, jefe de oficina, nos relata el periplo del cambio debido al tratamiento de los “movimientos eclesiales” cuyo Resumen concluye: “Los Movimientos eclesiales están llamados a establecerse en las Iglesias particulares y a llevar a cabo en armonía con ellas su tarea específica que redunda en el bien común de todos los fieles de las diócesis.”
Cierto es que en todos nuestros actos “cursillistas” invocamos la presencia e intervención del Espíritu Santo. Nuestro Hermano Jesús nos ofreció que gozaríamos permanentemente de Su auxilio. Confiados en Su palabra nos atrevemos a dar rollos, a ser dirigentes, a participar en la escuela a servir en las pocas estructuras de nuestro Movimiento. Pero tendemos a olvidar que fue precisamente El quien escogió a nuestro hermano Eduardo Bonnín para depositar en él Su Carisma.
Duele pensar que en nuestra pequeñez no atrevamos a retar al Espíritu y “componerle la plana”. Negamos, tergiversamos, ajustamos fechas y personajes para satisfacer, no sabemos cuáles, necesidades de éxito puramente humano. No hemos penetrado aún en las profundidades de lo divino como para comprender los planes del Espíritu Santo que guía, conduce y defiende Sus planes y a Sus escogidos. Baste con repasar la vida de Jesús, desde Su Concepción hasta Su Resurrección para asombrarnos de lo que nuestra corta inteligencia no puede dimensionar.
Se vale repetir la frase: “No podemos enjaular al Espíritu y hacerle que ‘trine’ a nuestro sabor y antojo”. Vale también preguntarnos si es oportuno recordar que el único pecado que no se puede perdonar es el cometido en contra del Espíritu Santo. ¿Acaso estaremos siendo reos precisamente de ese pecado?
Ya sea que su período termine en el tiempo prescrito o que sea extendido a contrapelo, ustedes regresarán a la llanura, de dónde salieron. Otros tomarán su lugar. En ninguna de las dos instancias su regreso será triunfal. Lo que se recibe gratuitamente, gratuitamente se deberá compartir. Si persisten en esa conducta y consiguen el objetivo de escindir, dañar o posiblemente destruir la obra de Cursillos, obra del Espíritu Santo, serán ustedes quienes deban de responder eternamente por esa decisión. La confianza que en un momento algunos cursillistas depositaron en ustedes, la cual fuera ratificada por sus respectivos obispos, será sujeta a juicio de traición, ¿Judas?
Fraternalmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario