Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

viernes, 12 de enero de 2018

CARTA ABIERTA del amigo Toty Valdes

Toluca de San José, México, enero de 2018    
A MANERA DE JUSTIFICACIÓN:
A la luz de memorables momentos pasados al lado del hombre que a lo largo de su longeva y productiva vida, de siempre se significó por honrar la verdad-verdad a pesar de los pesares (“incomprensibles incomprensiones”), tuve ocasión de descubrir y comprender que en tratándose de las cosas del Señor, como de las cosas del hombre, es “imperativo categórico” intentar llamar las cosas por su nombre, a riesgo de causar escozor; y hacerlo, con apego a la verdad; con la mayor objetividad y juicio crítico posibles; sin estridencias, prejuicios o apercibimientos; sin complejos ni complejidades; sin guardar apariencias ni edulcoradas posturas que maticen lo dicho.
En mi condición de bautizado, a título estrictamente personal y bajo mí más completa responsabilidad, comparto con ustedes las siguientes líneas, con motivo del cambio de sede en el OMCC.
AMIGOS TODOS:
Con el 31 de diciembre llega a su término el período (2014-2017) para el cual fue electa la “unidad de servicio” que estuvo al frente del Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad (OMCC) teniendo a Portugal como país anfitrión. Etapa cabalmente singularizada por una infatigable labor, firme vocación de servicio y ejemplar fidelidad a la idea germinal, como a todos consta. Muchos y muy diversos fueron los retos, contratiempos y adversidades que debieron arrostrar y sortear en el propósito de mantener a buen recaudo la esencia fundacional, objetivo capital de su misión; que pusieron a prueba convicción, determinación y constancia. Y si bien, el salario del apóstol lo pone el Señor, la comunidad cursillista toda no puede menos que reconocer, justipreciar y agradecer expresamente el invaluable servicio prestado.   
Así, pues, las bases para seguir avanzando sólidamente en el propósito común de proclamar la mejor noticia de la mejor realidad con fidelidad al Carisma Fundacional, el que fue insuflado por el Espíritu Santo de manera univoca e inequívoca, están puestas consistentemente; no ha lugar a interpretaciones equívocas que a futuro justifiquen cambios a su esencia primigenia en ningún sentido. Gracias a su encomiable labor, y a la de aquellos que con igual esmero y fidelidad les precedieron en el camino, hoy podemos decir: “¡HABEMUS UNIDAD DE MENSAJE CON RUMBO!” Los frutos cosechados por L´Amo de la mies en ésta fértil etapa así lo confirman; quedan para la posteridad como prueba irrefutable del incansable trabajo realizado, pero también, y sobre todo, como ejemplo y pauta a seguir en los años venideros.
En tal virtud, estimados amigos portugueses, siéntanse orgullosos todos de poder decir con la frente en alto y sin faltar a la verdad: “¡LABOR CUMPLIDA!”
¡ENHORABUENA!... desde aquí, desde nuestro modesto metro cuadrado, hacemos llegar a todos ustedes un fuerte, afectuoso y agradecido abrazo de todo corazón con nuestros mejores deseos, en justo reconocimiento a su exitosa y esmerada labor.
AMIGOS TODOS:
Por otra parte, con el día 1° de enero del año en curso inició el período (2018-2021) para el que fue electa la comisión ejecutiva que estará al frente del OMCC, ésta vez, teniendo como sede a México. Consecuentemente, nada nos gustaría más que dar la más cordial bienvenida a los que llegan y augurar advienen tiempos de esperanzadora esperanza; de ilusionada ilusión; de creciente continuidad en el propósito común de anunciar el mensaje de lo Fundamental Cristiano que los Cursillos proclaman, con apego a sus singularidades y señas de identidad, las suyas, las propias… no otras.
Sin embargo, muy a nuestro pesar hemos de guardar discreción, reserva y esperar; hacer hincapié y llamar la atención acerca de una serie de “hechos” que, desde la perspectiva de un Movimiento eminentemente seglar, resultan inexplicables e imposibles de entender; que por su naturaleza y envergadura hacen albergar dudas y fundados temores; sobre los que no podemos menos que cuestionar y cuestionarnos; que no omitir o pasar por alto.
Llama la atención, por ejemplo: el desproporcionado andamiaje sacerdotal montado al interior del OMCC: Acaso quisquilloso reflejo del añejo recelo clerical hacia la seglaridad?... O lo que es peor: virtual paso a un esclerótico clericalismo, por naturaleza incongruente e incompatible en un Movimiento cuya quinta esencia primaria, primera, primigenia, sustantiva, esencial, es ni más ni menos que su seglaridad?...
Cuesta trabajo, pues, entender que en pleno Siglo XXI, con tantos avances en materia científica y tecnológica; con tantos complejos y complicados retos que nuestra santa y pecadora Iglesia tiene por delante en materia de Evangelización, tarea en que por cierto el seglar y lo seglar están llamados a jugar un papel determinante y decisivo; con tantos dolorosos escándalos, cuyo caldo de cultivo ha sido y es precisamente el clericalismo fariseo, pudieran estarse dando pasos en favor de resabios medievales que creíamos muertos y enterrados. La experiencia demuestra que, cuando hemos caído en la tentación de cabalgar a hombros del clericalismo, corremos el riesgo no de enturbiar o manchar, sino de literalmente liquidar un instrumento de renovación cristiana que tantos y tan apetecidos frutos ha dado en el propósito de proclamar el mensaje de Lo Fundamental Cristiano, cuando se les emplea a fondo, en la forma y finalidad para los que fueron pensados, estudiados y rezados, no de ningún otro modo o moda, No!...
Abrir las puertas al clericalismo -anacrónico por naturaleza- no es “pecata minuta” o asunto de poca monta; además de un dislate, el clericalismo es una amenaza real que en todo tiempo se cierne sobre el Movimiento con perniciosas, irreversibles e impredecibles consecuencias. El clericalismo reforma a la par que deforma, prostituye; desvía al Movimiento de su cauce natural; trastoca la esencia original, originaria y originante; todo lo que toca: nervio ideológico y teológico, esencias, raíces, señas de identidad, singularidades, notas características, fuentes primigenias y, por supuesto, quita al seglar todo el rol que el Movimiento de Cursillos le ha dado, precisamente como movimiento eminentemente seglar que es. Por todo esto no es extraño que a la sombra del clericalismo proliferen eximios “notables”, “personajes” genéticamente afectos al montaje de tinglados; al boato de las marquesinas y las pasarelas. A la sombra del clericalismo: las candilejas y los reflectores son puestos y dispuestos a modo que el oficialismo clerical y seglar destelle en el firmamento un dudoso papel “superstar”, completamente ridículo y fuera de lugar.
Ya se ha dicho tiempo atrás, prácticamente desde la primera hora: cuando el clericalismo sienta sus reales en el Movimiento, “…el método no está ya neta y escuetamente al servicio de Lo Fundamental Cristiano, sino que su energía, su empuje y su vigor se emplea para aumentar la proliferación anárquica de la flora y fauna de cosas pías ya existentes en cantidades astronómicas en la Santa Iglesia de Dios. Y cuando se busca la coartada del progreso y adaptación para salir del enfoque original y esencial [Carisma Fundacional], el peligro es aún mayor.”
Cuando hablamos de “clericalismo” lo hacemos como lo que es: como mal de enormes dimensiones, y en alusión a prácticas viciosas que deforman, desvían, contradicen y denigran la naturaleza sustantiva del ministerio sacerdotal, que en Cursillos tiene un papel, aquí sí, fundamental e irremplazable.
Cuando hablamos de “clericalismo” en ningún modo pretendemos descalificar, minimizar, subestimar o cuestionar la presencia y participación de uno de los elementos humanos más sentidos, queridos y respetados en el Movimiento de Cursillos: nuestros sacerdotes.
Cuando hablamos de clericalismo lo hacemos preocupados porque la siempre reconfortante y estimulante actuación sacerdotal, al lado (no delante ni atrás) del también imprescindible elemento seglar, se mantenga en sano equilibrio: sacerdotes (sacerdotal sacerdocio) y seglares (seglaridad seglar) en armónica unidad; lo espiritual y lo material “…en aleación ensamblada y articulada de manera viva, efectiva, cordial y orgánica”.
Cuando hablamos de clericalismo lo hacemos pensando en el Decreto “Sobre el apostolado seglar” del Vaticano II, que veinte años después del principio del principio vino a reivindicar la libertad y el pluralismo de los seglares en la Iglesia; a ensanchar los límites y las formas de ser cristiano en el mundo; a significar “puntas de avance” en la pastoral y en el “apostolado organizado” de siempre; dando mayor importancia a la autonomía de los seglares; más cancha para que, sin dejar de sentirse miembros vivos de la Iglesia, pudieran moverse y desempeñarse en el mundo, al ritmo del mundo, en su mundo.
Cuando hablamos de clericalismo, lo hacemos inspirados en aquellas iluminadoras palabras:
“… el seglar no es para hacer cosas, [no es] para hacer hacer cosas, [no es] para asistir a actos, [no es] para hacer asistir a actos, sino para que creciéndose y desarrollándose ahí donde el Señor [no el señorito] le ha plantado con fe, con esperanza y caridad [con ilusionada ilusión], hecha vida por su conexión con Cristo, pueda ser manantial inagotable de sentido emisor de autenticidad, e impulsar de energía y alegría evangélica en su familia, en su trabajo y en su diversión [en su metro cuadrado].”
Qué tan preocupante y grave ha de ser éste flagelo del clericalismo, para que el Santo Padre se haya visto en la imperiosa necesidad de levantar la voz y alertar. Hace no mucho le oímos decir no sin pena y dolor: “El peor desliz que el ‘hombre consagrado’ puede llegar a cometer en su insensatez jerárquica, es obstaculizar (ir contra, contrariar) la Voluntad del Señor”. Eduardo diría: “tocar a la rosa, apagar el espíritu.”
En nuestra “rara avis” costumbre de llamar las cosas por su nombre, es “normal” y hasta creíble se piense que, tras comentarios como estos en que el tema del clericalismo es centro de atención, subyacen prejuicios, alguna negra intención u otro tipo de insana animosidad; nada más lejos de nuestro interés. Y precisamente para evitar interpretaciones ociosas que prohíjan confusión, además de confrontación y desencuentro, nadie mejor para dar luz sobre el particular que la voz autorizada del propio pontífice.
A continuación, fragmentos de la nota que el santo padre remitió al cardenal Armand Ouellet el 19 de marzo de 2016, como resultado (fruto pastoral) del encuentro de la Comisión para América Latina y el Caribe, en que manifiesta con amplitud y sobrada claridad su ostensible pesar y no poca preocupación sobre el tema en cuestión, y lo hace, así lo expresa: para que “no caiga en saco roto”.
HABLA EL SANTO PADRE:
"[El clericalismo] tiene una tendencia a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente… El clericalismo lleva a la funcionalización del laicado; tratándolo como 'mandadero', coarta las distintas iniciativas, esfuerzos y hasta me animo a decir, osadías necesarias para poder llevar la Buena Nueva del Evangelio a todos los ámbitos del quehacer social y especialmente político. El clericalismo lejos de impulsar distintos aportes, propuestas, poco a poco va apagando el fuego profético que la Iglesia toda está llamada a testimoniar en el corazón de sus pueblos. El clericalismo se olvida que la visibilidad y la sacramentalidad de la Iglesia le pertenece a todo el Pueblo de Dios (cfr. LG 9-14) y no solo a unos pocos elegidos e iluminados".
Solo le faltó decir: “¡Escuchen bien cursillistas!...”
AMIGOS TODOS:
La historia de la Iglesia registra hechos que han obligado al Santo Padre a pedir perdón en más de una ocasión. Cuando en “las cosas del Señor” las tentaciones, las ocurrencias, los caprichos, las frivolidades, las infidelidades… del señorito están a la orden del día, y más aún, cuando a la sombra del clericalismo conspicuos “personajes” se encumbran en los espacios operativos del Movimiento para llevar agua a sus molinos de siempre, las consecuencias han sido terribles: las UNIDADES DE SERVICIO trastocan en TORRES DE MANDO. En lo metodológico: desviación, extravío, deformación, prostitución. En lo estructural: directriz jerárquica paternalista, por definición autocrática, autoritaria, arbitraria y prepotente. Y si a la desmedida presencia clerical se suma una “elite” de seglares adherentes, obsecuentes, siempre a la orden y asequibles a levantar la mano cuando se les indique, no es difícil imaginar lo que el “desatino” es capaz.
Digámoslo con claridad: las ocurrencias y caprichos del señorito que de tiempo atrás se anteponen a la Voluntad del Señor, no son un buen augurio en los días que están por venir. Va siendo tiempo de reflexionar en hora serena… y actuar en consecuencia.
“UNIDAD DE MENSAJE CON RUMBO”
¡De Colores!Toty

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