Artículo de Marco Valdes
PENSANDO EN CURSILLOS...
CURSILLOS QUITAPON
CURSILLOS QUITAPON
CLERICALISMO...
SEGLARES A MODO.
SEGLARES A MODO.
ASALTO EN DESPOBLADO...
La desafortunada como ociosa costumbre de quitar y poner, de maquillar y rasurar el Método de Cursillos sin orden ni concierto, prácticamente inició a partir de que los Cursillos nacieron a la luz pública en 1944 (Cursillo de Cala Figuera), pero sobre todo se acentuó y magnificó a partir de 1947, año en que la Santa Sede nombra a D. Juan Hervás i Benet, Obispo Auxiliar con derecho a sucesión, para reemplazar al anciano Doctor Miralles, Arzobispo-Obispo de Mallorca.
Al paso del tiempo, Eduardo ve con preocupación que dicha proclividad a quitar y poner lejos de amainar se acentúa y extiende a prácticamente todas las piezas del Método.
Quienes quitan y ponen lo hacen o porque tienen dificultad para entenderlo, o porque simple y llanamente no les apetece cómo los tiene concebidos un insignificante españolito, para colmo seglar. En cualquier caso este quitar y poner constituye un atentado a la idea original.
En este escenario la mejor manera de atajar y salir al paso a éstas contingencias, es aceptar el disentir del Método, y admitir está sistemática inclinación a quitar y poner, A CONDICIÓN, CLARO ESTÁ, de que, lo que quede o resulte de este quitar y/o poner, NO LO LLAMEN CURSILLOS DE CRISTIANDAD, puesto que evidentemente ya no lo son y tampoco se le parecen.
En silencio, Eduardo confía en que una vez consumado el atraco y obtenido el botín, los que así actúan tomen camino, se alejen, y dejen en santa paz la idea original. Lo que, de haber ocurrido, nos habría ahorrado un sinnúmero de vergonzosas, desastrosas y dolorosas consecuencias.
Lamentablemente, no fue así. A diferencia de lo acontecido con los obispos de las iglesias protestantes que acatan sin chistar las recomendaciones de Eduardo, y honran su palabra a cabalidad, hasta la fecha, en el caso del Movimiento el problema crece y se agrava hasta alcanzar niveles insospechados.
Los que actúan con desprecio hacia el Carisma Fundacional, no solo omiten e ignoran olímpicamente las recomendaciones de nuestro Fundador, sino que además llevan las cosas a niveles sin precedentes.
VEA USTED:
Se apropian de la paternidad de Cursillos; se agencian la titularidad del Movimiento; reescriben la historia y la metodología a conveniencia; apechugan las estructuras operativas del Movimiento; y en el colmo de colmos, cometen la imperdonable barbaridad de reducir a Eduardo a un oscuro y secundario papel como uno más de los “iniciadores”.
Todo esto, al más puro estilo gansteril, con la complicidad de dóciles seglares, que nunca faltan, siempre dispuestos a levantar la mano y humillar la cerviz.
A MANERA DE COLOFÓN
CURSILLOS DE CRISTIANDAD, de ser obra concebida única y exclusivamente por un seglar llamado Eduardo Bonnín Aguiló, acompañado por un grupo de seglares y solo seglares… resulta que por obra y gracia de la Jerarquía, de la noche a la mañana, por decreto omnímodo: “PORQUE YO QUIERO”, "PORQUE YO LO DIGO", pasan a ser un producto netamente clerical, supeditado a la Iglesia Jerárquica, bajo la dirección y férreo control de disciplinadas estructuras operativas que se ponen en manos de directivos seglares de gran docilidad, siempre dispuestos a obedecer, bajo la orientación y vigilancia paternal del Asesor Espiritual.
Por demás está decir el mal rato que todo esto significó a Eduardo, asunto del que hablaremos más adelante, no sin antes decir que, pese a los pesares, Eduardo ha sabido estar a la altura de los acontecimientos hasta el último día de su vida, haciendo frente a dichas vicisitudes de manera ejemplar, intentando en todo momento por los medios a su alcance, romper los menos platos posibles.
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