Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

martes, 31 de octubre de 2017

ASALTO EN DESPOBLADO...

Artículo de Marco Valdes
PENSANDO EN CURSILLOS...
CURSILLOS QUITAPON
CLERICALISMO...
SEGLARES A MODO.
ASALTO EN DESPOBLADO...
La desafortunada como ociosa costumbre de quitar y poner, de maquillar y rasurar el Método de Cursillos sin orden ni concierto, prácticamente inició a partir de que los Cursillos nacieron a la luz pública en 1944 (Cursillo de Cala Figuera), pero sobre todo se acentuó y magnificó a partir de 1947, año en que la Santa Sede nombra a D. Juan Hervás i Benet, Obispo Auxiliar con derecho a sucesión, para reemplazar al anciano Doctor Miralles, Arzobispo-Obispo de Mallorca. 
Al paso del tiempo, Eduardo ve con preocupación que dicha proclividad a quitar y poner lejos de amainar se acentúa y extiende a prácticamente todas las piezas del Método. 
Quienes quitan y ponen lo hacen o porque tienen dificultad para entenderlo, o porque simple y llanamente no les apetece cómo los tiene concebidos un insignificante españolito, para colmo seglar. En cualquier caso este quitar y poner constituye un atentado a la idea original. 
En este escenario la mejor manera de atajar y salir al paso a éstas contingencias, es aceptar el disentir del Método, y admitir está sistemática inclinación a quitar y poner, A CONDICIÓN, CLARO ESTÁ, de que, lo que quede o resulte de este quitar y/o poner, NO LO LLAMEN CURSILLOS DE CRISTIANDAD, puesto que evidentemente ya no lo son y tampoco se le parecen. 
En silencio, Eduardo confía en que una vez consumado el atraco y obtenido el botín, los que así actúan tomen camino, se alejen, y dejen en santa paz la idea original. Lo que, de haber ocurrido, nos habría ahorrado un sinnúmero de vergonzosas, desastrosas y dolorosas consecuencias.
Lamentablemente, no fue así. A diferencia de lo acontecido con los obispos de las iglesias protestantes que acatan sin chistar las recomendaciones de Eduardo, y honran su palabra a cabalidad, hasta la fecha, en el caso del Movimiento el problema crece y se agrava hasta alcanzar niveles insospechados. 
Los que actúan con desprecio hacia el Carisma Fundacional, no solo omiten e ignoran olímpicamente las recomendaciones de nuestro Fundador, sino que además llevan las cosas a niveles sin precedentes.
VEA USTED: 
Se apropian de la paternidad de Cursillos; se agencian la titularidad del Movimiento; reescriben la historia y la metodología a conveniencia; apechugan las estructuras operativas del Movimiento; y en el colmo de colmos, cometen la imperdonable barbaridad de reducir a Eduardo a un oscuro y secundario papel como uno más de los “iniciadores”.
Todo esto, al más puro estilo gansteril, con la complicidad de dóciles seglares, que nunca faltan, siempre dispuestos a levantar la mano y humillar la cerviz.
A MANERA DE COLOFÓN
CURSILLOS DE CRISTIANDAD, de ser obra concebida única y exclusivamente por un seglar llamado Eduardo Bonnín Aguiló, acompañado por un grupo de seglares y solo seglares… resulta que por obra y gracia de la Jerarquía, de la noche a la mañana, por decreto omnímodo: “PORQUE YO QUIERO”, "PORQUE YO LO DIGO", pasan a ser un producto netamente clerical, supeditado a la Iglesia Jerárquica, bajo la dirección y férreo control de disciplinadas estructuras operativas que se ponen en manos de directivos seglares de gran docilidad, siempre dispuestos a obedecer, bajo la orientación y vigilancia paternal del Asesor Espiritual.
Por demás está decir el mal rato que todo esto significó a Eduardo, asunto del que hablaremos más adelante, no sin antes decir que, pese a los pesares, Eduardo ha sabido estar a la altura de los acontecimientos hasta el último día de su vida, haciendo frente a dichas vicisitudes de manera ejemplar, intentando en todo momento por los medios a su alcance, romper los menos platos posibles.

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