Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

jueves, 14 de abril de 2016

IDEAS FUNDAMENTALES – “Expresión oficial del MCC”


ASUNTO:         BOLETÍN MENSUAL DEL OMCC, ABRIL 2016.
                        IDEAS FUNDAMENTALES – “Expresión oficial del MCC”

Hemos recibido esta reflexión del Presidente del comité Ejecutivo del OMCC a cerca de las Ideas Fundamentales, presentada recientemente en la reunión del GECC en Freising-Munich-Alemania.  Tratándose de una opinión de nuestro hermano en Cristo, Francisco Salvador, Presidente del OMCC, me permito hacer algunos comentarios, con el ánimo de aclarar ciertos conceptos que me parecen importantes en esta hora de los Cursillos, especialmente cuando se aproxima 2017, año en que celebraremos el centenario natal de Eduardo Bonnín, nuestro fundador, y los 73 años del Movimiento, simultáneamente con el Centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima en Portugal.
Honestamente es la primera vez que leo que el propósito de IFMCC I fuera “un intento para actualizar el Movimiento a la luz de las resoluciones del Concilio Vaticano II”, tampoco que el libro “intentara conciliar dos corrientes principales que desde mucho tiempo convivieron dentro del MCC”, sobre si se trataba de “un MCC para el mundo (incluyendo la Iglesia) o un movimiento para la Iglesia (que pertenece al mundo).
Me remito a la presentación del libro, escrita por el Coordinador del trabajo de redacción, el Secretariado Nacional de Venezuela:
“En noviembre de 1972, Movimiento celebró su III Encuentro Mundial en Mallorca, España. Allí, por una parte, se pudo constatar la madurez de los cursillos a nivel mundial; pero, por otra, se reconoció la necesidad de un libro que, a tiempo, ‘reflejara lo principal, lo que identifica y caracteriza al Movimiento en todo el mundo, lo que todos los países y todos los dirigentes deben sostener, si quieren conservar el Movimiento idéntico a sí mismo’”.
La confusión sobre la finalidad del MCC en luz de su Mentalidad, fue creada en Bogotá durante El primer Encuentro Latinoamericano, convocado para agosto de 1968, es decir apenas cuatro años antes del III Encuentro Mundial en Mallorca.  Allí se cambió la finalidad del Movimiento, con la redacción de la nueva definición del MCC. Vale la pena leer sobre la preparación y lo que finalmente aconteció en Bogotá, ver Cursillos de Cristiandad abiertos al futuro, capítulo IV, págs. 395 y ss.
La definición de marras, misma que cita ahora IF3 40, fue ratificada en El encuentro mundial de Tlaxcala, México, 1970.  El recuento de lo acontecido en Tlaxcala constituye el capítulo V de la obra citada. 
Lo que, si es cierto y que aún no es objeto de profundo análisis, es que el Movimiento había sido “secuestrado” por la jerarquía, según lo declaró Eduardo Bonnín, lo que le valió ser “silenciado”, por muchos años.  Quizá es a esto que se refiere Francisco en su reflexión.
Creo que no es “normal” desviar una obra, en este caso el MCC, de su Carisma Fundacional.  Si eso no hubiese ocurrido, no estaríamos en la encrucijada de tener que “volver a las fuentes”, retornando a las Ideas fundacionales.
La idea de “una nueva evangelización” fue lanzada en 1980 y Cursillos la hizo suya en ocasión de la celebración, en Sto. Domingo, República Dominicana de los 500 años de la llegada del Evangelio a la América. 
Si revisamos cuidadosamente IFMCC II, encontraremos que contiene más citas de Ch. FL que de los libros y/o documentos de Cursillos producidos hasta la fecha de su publicación.
Sobre la labor de la comisión de redacción de IF3, habría que escuchar o leer a por lo menos dos integrantes que han dado a conocer públicamente ciertas interioridades de lo acontecido en el seno de la misma, para comprender mejor algunos criterios vertidos en la redacción final, así como del procedimiento de votación seguido en Brisbane, Australia.
Me parece acertado “El reconocimiento de IF3 como libro en orden a la comunión y guía de orientación del MCC”, el subrayado es mío, para resaltar esta actitud. 
El texto incorpora parte de la historia, ya que incluye a Mons. Hervás y al P. Gayá como iniciadores, siendo que la verdadera historia da fe de otra cosa; especialmente en cuanto a fechas, que descalifican por si solas, el protagonismo que se les atribuye.
No veo por qué el texto de IF3 tuviera que adaptarse al Estatuto [ que al final va a resultar intrascendente ],  cuando éste lo es del OMCC en su calidad de interlocutor del Movimiento ante la Santa Sede en caso necesario.  La diocesanidad del MCC le da su autonomía dentro de la estructura jerárquica de la Iglesia.
Recordemos que el MCC es anterior al OMCC, 1944 vrs. 1980.
Si la finalidad del Movimiento se resume en “proclamar la mejor noticia, de la mejor realidad, que dios, por Cristo nos ama; por el mejor medio, que es la amistad, hacia lo mejor de cada uno, que es su ser de persona”; siendo Cristo el mismo ayer, hoy y siempre; siendo el hombre creado a Su imagen y semejanza; no creo que haya “necesidades” ni “desafíos”, en el orden su la salvación, que sean distintos para el hombre de las cavernas como para el hombre de la era de las computadoras.
Por tanto, no parecen válidos os contenidos de los numerales 17 y 18 citados por Francisco. Por lo mismo, habría necesidad de “re-escribir” las IF3Ed, si precisamente es de las fuentes originarias de donde nacen todas las ideas expuestas en la obra.  Esto nos lleva a descartar el adjetivo dado a Eduardo Bonnín, “laico predominante”, cuando fue él la persona escogida por el Espíritu Santo para instilar (en él), el Carisma del Movimiento.  Mucho menos se puede aceptar el papel de un “grupo de cristianos” rodeando a un Obispo y a un sacerdote, nombrado por el propio obispo como consiliario.
Lo que sí se debería resaltar es el hecho inédito del obispo, quien, para darle ingreso al Movimiento a la Iglesia, se basara en el testimonio de un grupo de jovencitos, los seguidores de Eduardo y participantes a los cursillos celebrados antes de su consagración; y que luego intercediera ante Roma para la aprobación final de Cursillos.  Esta actitud de Mons. Hervás fue de valentía y confianza ante la manifestación clara del Espíritu Santo.  Simplemente viendo la fotografía de los 14 asistentes al primer cursillo en Cala Figuera en agosto de 1944, se puede uno imaginar el grado de fe en el grupo que acompaña a EB y que luego, acogiendo la moción del ES, colaboraron con él en la extensión del Movimiento.
Sabemos que a Mons. Hervás, esta decisión le costó el exilio de Mallorca hacia Ciudad Real.
Entrar en el análisis de las “ideas fuertes” significaría hacer un estudio intenso de toda la obra.  En cuanto a los “conceptos que marcaron la diferencia”, cabe indicar que los cuatro primeros son muy importantes y es adecuado resaltarlos, dada la vivencia de Iglesia transmitida por el Papa Francisco.
El quinto de estos conceptos, sobre los rollos del Cursillo, puntualiza, al menos para mí, un detalle especial.  La forma en que son presentados las meditaciones y los rollos (sin hacer distinción de rollos sacerdotales y seglares), merece un comentario aparte.  Ver IF3, capítulo 8, numerales del 234 al 250.
Para quienes tenemos “escuela” y vivencia de ser dirigentes, especialmente quienes hemos integrado un equipo de dirigentes, la lectura de los numerales mencionados va permitiendo que “descubramos” el nombre de los rollos y su contenido, las negritas ayudan.  Para una persona en condiciones distintas, esto se hace difícil si no imposible. Ignoro cuál es la razón detrás de este tipo de redacción, especialmente en un volumen que tendría que ser lo más claro y didáctico posible.
Así mismo, esa vivencia permite recordar cuáles son los rollos asignados a un sacerdote o religioso, algo que tampoco se indica en el capítulo 8.
Aunque el inciso a), del numeral 219, señala que los rollos (por favor obviemos la palabra ‘charla’) “están concatenados lógicamente”, su presentación sin título definido y en forma tan escueta, no permite a un lego percatarse de algo tan importante en la descripción de este segundo tiempo del Movimiento. El símil sería llegar a una ciudad sin direcciones ni señalización.
Lo anterior lleva a concluir que va a ser necesaria una labor de Escuela en la preparación de los dirigentes, en especial con los llamados a integrar equipo.  La pregunta surge inmediatamente:  ¿con qué libros o materiales de referencia?  Nuevamente, para un dirigente “antiguo”, quien normalmente cuenta con suficiente material físico y con su bagaje de experiencia, esta situación no será óbice para cumplir con su cometido.  Pero, para los dirigentes novatos, que únicamente han leído las IFMCC II y quizá la anterior, la cosa se complica.
Recordemos que hasta hace muy poco se decía que la única referencia oficial la constituía la “biblia del movimiento”, IFMCC. Aún en esta IF3 se lee que constituye el único texto oficial. Y para complicar las cosas, en más de un país, los Secretariados Nacionales, más que los diocesanos, se han convertido en torres de mando que, cual policías de tránsito, marcan las vías a seguir e imponen ‘lecturas obligadas’ de documentos que no son precisamente del MCC.
Respecto a esta situación, en el intercambio obligado con dirigentes de otros países, nos hemos enterado que IF se lee y utiliza casi con exclusividad en los países que son miembros del GLCC. Según parece, otros países no lo utilizan;  si lo hacen es como referencia. Mallorca, por ejemplo, ni siquiera lo reconoce;  en la isla siguen utilizando los esquemas originales ideados por EB, con óptimos resultados.  Pregunto:  ¿Qué usan los países que tienen horarios recortados a dos días, o bien los que realizan “cursillos” mixtos?
Por cierto, en la descripción de esta nueva edición ha quedado fuera el rollo El cursillista más allá del Cursillo.  Otro fallo garrafal es el nombre, encubierto, de las meditaciones.  Por ejemplo, en el tercer día la meditación siempre ha llevado el título de “Mensaje de Cristo al cursillista”, es concreto no va en abstracto. Es así porque, si decimos que todo el día está iluminado por la meditación, el mensaje es para cada uno, ¿por qué entenderlo de otra manera? Y, ¿qué decir del cambio del nombre del rollo Estudio del ambiente, por La fermentación evangélica de los ambientes? (IF3-250) recordemos que EB diseñó todo el contenido del Cursillo y de los rollos (menos Ideal), en función precisamente del análisis hecho por él al ambiente por el que transitaba la vida de sus compañeros de armas.
Estos cuestionamientos se pueden aplicar en otros ámbitos del Movimiento, para descubrir que realmente “los cursillos están aún por estrenar”, pese a que decimos conocer la obra.
Una conclusión que es inadmisible es la siguiente: “Con la aprobación definitiva del Estatuto del OMCC por el Pontificium Concilium Pro Laicis, [ CPL ], es conferida a la organización mundial (OMCC) autoridad por los Grupos Internacionales y toda Secretarías Nacionales y Diocesanas”.  Debe leerse:  “[…] autoridad sobre los Grupos Internacionales y todos los Secretariados Nacionales y Diocesanos”;  hay un error de traducción del portugués al español.
Ya mencioné antes el carácter del OMCC y su conformación en el año 1980.  A esto debe agregarse que el OMCC cambia de sede cada cuatro años y su integración responde al criterio de quienes conforman los organismos internacionales, a la agrupación de países que rotan incluso la sede de estos organismos.  De la Introducción al Estatuto, numeral 07, copio: “[…] Los Grupos internacionales y el Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad (OMCC) están al servicio de la comunión eclesial, de la unidad, de la información, de la coordinación y del apoyo”.  Ver también: IF3 – 336 – 339 – 341 – 344.
Es conveniente recordar y aclarar que El Movimiento de Cursillos de Cristiandad es eso: un movimiento, no una asociación;  no realiza elecciones formales de los dirigentes que conforman las pocas estructuras que tiene;  los cursillistas no delegan representatividad; la autoridad de los secretariados es reconocida por el obispo o por la conferencia episcopal del país en el caso de los secretariados nacionales.  Hasta allí.  Los Grupos internacionales y el OMCC son entidades de servicio creadas por la dirigencia del MCC, sin sanción eclesial. De allí nace la necesidad de que el CPL aprobara el estatuto del OMCC como interlocutor del MCC ante la Santa Sede.
El Código de Derecho Canónico no define lo que debemos entender por “Movimiento”. Apenas se ha llegado a definir, no la naturaleza, pero si la función de los llamados ‘movimientos eclesiales’ en la pastoral diocesana.  Entiendo que los movimientos responden a las mociones del Espíritu Santo, por lo que no puede agotarse ni su propósito ni su número.  El MCC tiene el mínimo necesario de organización y depende del obispo diocesano, quien tiene la potestad de admitir o no al movimiento en la Iglesia particular a su cargo.
Es difícil imaginar nada más simple que la administración de la Iglesia. En ella se reconocen tres niveles autónomos:  el papa, el obispo, el párroco. Esa estructura es incluso envidiada por los países y las grandes empresas y se menciona como ejemplo, por su sencillez, en los libros de texto de la carrera de administración, en famosas y connotadas universidades del mundo entero. ¿De dónde nace la idea de burocratizar la estructura del MCC?
Desde el punto de vista de la Iglesia misma, ¿admitiría un Obispo estar sujeto a la supuesta ‘autoridad’ de un OMCC o de cualquier otro estamento del Movimiento? Yo lo dudo.
Está claro que estos temas:  la supuesta autoridad del OMCC y la razón de ser y funcionamiento del CPL, no pueden ni deben agotarse en estas cuartillas cuyo propósito es otro.
En cuanto a que “el libro relata la historia, destaca su carisma y revela la mentalidad, finalidad, estrategia y método del MCC…”, me parece que tampoco es 100% aceptable.  Ya mencioné antes algunos aspectos relacionados con unos de estos temas. En donde encuentro aún la mayor falla, es en aceptar como bueno el contenido del Numeral 40, como “descripción básica del carisma del MCC”.  Se utiliza la definición convenientemente redactada en Bogotá en 1968, para mal utilizar el MCC como fuerza de choque ante el embate de la ideología izquierdista del momento que permeaba las estructuras sociales latinoamericanas.  Insisto en la lectura de “Cursillos de Cristiandad Abiertos al Futuro” capítulo IV.
En el libro IF3 no se menciona para nada la descripción (definición) que del movimiento hizo su fundador, Eduardo Bonnín.
La interpretación que hace Francisco Salvador de las frases del Estatuto sobre la misión asignada al comité ejecutivo del OMCC, es limitada. No se debe olvidar que la redacción del documento es fruto de la participación e intervención de varios dirigentes, sacerdotes incluidos, a lo largo de casi dos décadas que duró el trámite; que, dicho sea, no fue explicitado en su momento en el seno de algunos secretariados.
La mención de las funciones de autorizar, revisar y aprobar la llamada “literatura oficial del Movimiento”, nos debe llamar la atención a los dirigentes para no caer en la trampa de una mordaza o censura al pensamiento ya expresado o por expresar en el futuro.  Baste revisar la producción literaria que hay sobre el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, especialmente desde la década de 1980 a la fecha.  Los dirigentes no deben olvidar que existe la Escuela como organismo de discernimiento, igual que los Encuentros Nacionales y/o regionales y el encuentro mundial.  El material producido en términos de conclusiones de tales eventos será el que llegue al OMCC para su coordinada difusión, no para su sanción y/o aprobación final.
Es curioso, pero la Conclusión de la reflexión comentada, encierra frases que ratifican lo aquí expresado, sin que mi objetivo haya sido precisamente buscar una coincidencia de pensamiento, ¡qué bueno que así sea!  Demos gracias al Espíritu Santo por su iluminación y participación.
Gracias a Francisco Salvador por esta Reflexión, que antes no se hubiera dado.  Se necesita una actitud valiente y decidida para, desde el cargo ostentado, arriesgarse a provocar reflexiones como la presente, que a no dudar sirven para edificación de todos los dirigentes de este nuestro querido Movimiento.  DE COLORES.

Rodolfo Letona C.


12 de abril de 2016
San Francisco Zapotitlán, 
Suchitepéquez, GUATEMALA

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