CARTA A EDUARDO
Estimado Eduardo:
No sabes cuanto
me gusta que estés siempre presente, que saltes de los rincones, de las páginas
de los libros, de los videos, de las formalidades,
y de las informalidades, con esas insensatas frases que a veces hacen reir, siempre
meditar y a veces hasta estudiar.
¿Donde aprendiste
esas cosas?
¿En tu casa
cuando niño?
¿Era éso lo que enseñaba el abuelo?
¿Con tus compañeros
cuando hacías el servicio militar?
¿En las tertulias
literarias de jornadas interminables donde
parecian no pasar las horas?
¿Quizás por tu propia inquietud rebuscando entre las
páginas de libros raros escritos por aquellos otros desvelados que se la
pasaban atiborrando páginas con ideas descabelladas o incomprendidas?
Me gusta que
estés siempre allí, donde te busquen, aunque te confieso que a veces no
entiendo las respuestas a mis preguntas, tambien me da igual si nadie te las ha
formulado antes, o si soy uno más que llega con las preguntas de siempre y que
muchos hicieron antes.
Hoy me decidí a
escribirte, porque he sabido algo que creo que te gustará conocer, mira; hace algun tiempo te oí decir que “No
pararíamos hasta celebrar un Cursillo en la luna”, te tengo dos noticias, una buena
y una mala.
Primero la mala: “Seguimos sin celebrar el Cursillo en la luna”
Ahora la Buena: “Ya estamos más cerca, vamos por
buen camino”
Nos vemos mañana,
en La Comunion.
Un abrazo.
De Colores.
Tu amigo.
Angel.
Rev. Enero 12, 2012.
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