A través del tiempo, han sido muchas las consignas que se han lanzado al aire para hacer válidos los verdaderos conceptos, el verdadero ideal pero, sobre todo la verdadera finalidad del movimiento de Cursillos de Cristiandad.
El más reciente de ellos lo lanzó el mismo Papa Francisco cuando en Roma exclamó ante una multitud de cursillistas provenientes de diversas partes del mundo:
“Están llamados a hacer que de fruto el carisma que el Señor les ha confiado y que está en el origen de los Cursillos de Cristiandad”.
Desgraciadamente este nuevo llamado a regresar a los orígenes, o ha sido ignorado o simplemente quedó en el aire como un recuerdo, como una hermosa estampa de las muchas de las que el Papa Francisco nos regala a través de su humildad y sencillez.
Y afirmó que ha sido ignorada y lo ha sido primordialmente por aquellos que deberían ser los primeros en defenderla; nuestros propios dirigentes del movimiento.
Me da pavor el comprobar cada día más, que las desviaciones a las cuales ha sido sometido el movimiento son vistas como algo normal, algo cotidiano por las nuevas generaciones de cursillistas sin que nuestros dirigentes hagan algo por defender la verdadera finalidad que dio origen a este bendito movimiento.
Una vez más queda claro que el movimiento está secuestrado por obscuros intereses que no le dejan crecer tal y como fue inspirado por el Espíritu Santo.
La finalidad original y originante es hacer todo lo posible; humana y sobrehumanamente, hasta lograr que el hombre y la mujer de estos días conozca que Dios le ama y lo hace a pesar de sus circunstancias de vida porque para Él lo importante es la persona “per se” y no lo que le rodea, obligándola a vivir circunstancias opuestas a lo que los “Buenos” piensan o establecen como normas.
El mismo Eduardo Bonnín junto con Francisco Forteza declararon en un momento dado que:
“La visión inicial tropezó desde el inicio con las inercias y los miedos de los “Hijos fieles”, que o bien se oponen a este resurgir o bien quieren instrumentarlo para potenciar sus actuaciones de siempre”.
El Carisma del movimiento fue depositado en aquel joven español que veía como sus hermanos milicianos caían rendidos ante los placeres mundanos haciendo a un lado todos los valores que el cristiano de a pie debe observar.
Él se preguntaba el porqué de esta forma de vida y hasta que llegó a la conclusión que se debía a la falta de conocimiento del amor infinito de Dios para sus criaturas.
El tinglado que el carisma pretendió iluminar es precisamente ese; el ambiente normal que imperaba en un cuartel militar y no el asfixiante ambiente de incienso que se respira en un convento.
Ese ambiente en que los hombres y mujeres viven de espaldas a Dios, por ignorancia total.
Es ahí donde el Espíritu de Dios quiere vivir e ilumina a Eduardo a pensar, elaborar, rezar y construir un movimiento en el que cada persona se encuentre a sí misma, encuentre a Dios y encuentre a sus hermanos de batalla.
Nace así el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, para abrigar al desabrigado, para darle esperanza a los desesperanzados, para hacer creer a los descreídos, pero sobre todo para amar a los marginados.
El objetivo es anunciar el Kerigma a los alejados.
Sin embargo, la misión primordial del movimiento es bloqueada constantemente por acciones y direcciones de obscuros interés que quieren de todo, menos hacer validos los conceptos reales que dieron origen al movimiento.
“La mentalidad de Cursillos esta fundada en el conocimiento del hombre y del terreno (ambiente), y es guiada por el núcleo central del pensamiento católico.
El conocimiento del hombre y el estudio del ambiente no solo presidieron el periodo de gestación de los Cursillos de Cristiandad sino, que han de mantenerse en el Movimiento todo el tiempo.” Eduardo Bonnín.
Hoy día, nuestros dirigentes confunden los valores y creen que ser bueno es estar sometido a los mandatos que vienen de “Arriba” o sea de nuestros hermanos ordenados o de aquellos que hacen mucha gala y presunción de sus conocimientos sobre el movimiento.
Ambas tendencias rayan en lo absurdo, en lo irreal.
El movimiento es laical con ASESORAMIENTO de la jerarquía.
El movimiento no fue diseñado para llenar de trabajadores los templos, al contrario, el movimiento fue diseñado para sembrar de cristianos viviendo conceptos y valores cristianos todos los ambientes de la sociedad en las cuales estamos inmersos.
El movimiento tampoco fue diseñado para hacer más buenos a los buenos, sino para hacer buenos a aquellos que tienen madera de “Diablo” pero que poseen una personalidad que arrasa y cuyo cambio es notado por todos.
El Movimiento mucho menos fue diseñado como premio a los hijos fieles, sino que fue diseñado para ir en busca de aquellos que aún no saben que Dios en Cristo le ama.
Como he dicho en ocasiones anteriores; El Movimiento esta en búsqueda constante de los Saqueos y de las Magdalenas de estos tiempos.
Ellos son las ovejas a buscar.
Las 99 restantes están a buen resguardo, pero nos falta esa, perdida e ignorada, para completar el número pleno.
Hay que tener eso en mente a la hora de la selección de invitados a vivir la experiencia del cursillo.
Tenemos que hacer válida la invitación del Señor a participar en su banquete celestial ya que el mimo invita a todos.
Este concepto debe ser constantemente revisado por aquellos dirigentes “Buenos” que son los primeros en impedir que la invitación al banquete llegue precisamente a todos y resguardan estas invitaciones para los seleccionados por ellos y las ofrecen como recompensa o como complemento a su hoja de servicios cristianos.
Me refiero específicamente a esos dirigentes que poseen una tendencia hacia la clericalizacion del laicado y que defienden su posición porque consideran que es más fácil seguir órdenes que tener visión laical libre guiada tan solo por el Espíritu Santo
No me confundan, por favor, todos tienen cabida en el movimiento, pero no midamos los éxitos del movimiento alardeando cuantos sacerdotes o cuantos obispos estuvieron presentes en un acto del movimiento.
Debemos medir los éxitos del movimiento palpando los cambios que a través de Cursillos están experimentando nuestros ambientes.
Como verán la tarea es humildemente sencilla.
La tarea es hacer extensivo el amor de Dios
Nuestra tarea como dirigentes es hacer que esto sea posible a la brevedad.
Como dirigentes debemos clarificar y hacer válidos los conceptos e ideas fundacionales con nuestro propio ejemplo de vida cristiana.
Debemos evitar basar toda la acción de un movimiento tan claro y sencillo a un solo libro, cuyo contenido siempre está al servicio de aquellos que quieren controlar el movimiento con leyes, decretos, normas cuando deberían controlarlo con amor, comprensión y sobre todo con mucha humildad y servicio.
Le corresponde a mí y a ti el hacer válido el devolver la sencillez y la frescura original a Cursillos.
Este llamado tiene un detalle particular:
Estamos a 72 años de distancia de aquel primer Cursillo de la historia y aun el movimiento sigue sin estrenar.
Para hacerlo hay que empezar por casa
Hermosa tarea de desenredar entuertos que asfixian al movimiento.
Hay que dar a entender, de una buena vez, que la tarea es más fácil de lo que se piensa, pues. NO es planificar, desarrollar y ejecutar planes de salvación masiva que solo llevan a la frustración y al "cansancio de los buenos".
La finalidad es, desde un principio, la metanoia INDIVIDUAL y de ahí partir a propagar el Evangelio, pero no a través de rollos, charlas, seminarios, inclusive no a través del propio movimiento, sino la transmisión clara y diáfana debe ser a través del testimonio de vida cristiana, sin los embalajes que conlleva un tinglado de doble moral, solapados por la bendición clerical que empuja a una masificación estéril.
Dejemos atrás nuestra inercia apostólica y pongamos las manos en el arado.
No para hacer más grande y fuerte al movimiento, NO.
Sino para hacer que el Espíritu de Dios reine sobre todos y cada uno de nosotros sin distinción alguna.
Eduardo Bonnín intercede por nosotros para llevar a cabo esta tarea,
AMEN
José A. Sánchez
Port Richey, Florida 21 de agosto del 2016.
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