La génesis del Movimiento de Cursillos ha de
buscarse en la repercusión que tuvo el conocimiento
del ambiente de entonces en el grupo de jóvenes
seglares que intentamos estudiarlo a fondo, allá por
los años cuarenta.
La inquietud que nos produjo, quedó plasmada en la estructura y desarrollo del rollo “Estudio del Ambiente”, que fue el primero de todos y el que originó y promovió el que se pensaran y estructuraran todos los demás.
Lo esencial de dicho Estudio es:
1) la identificación entre ambiente y relaciones interpersonales.
No son los elementos estructurales (cuya importancia es indudable) sino que es la comunicación entre personas lo que determina el ser, el estado y la dinámica de los ambientes.
2) que dichas relaciones interpersonales se establecen en tres planos claramente diferenciados, que en palabras de la moderna psicología social denominaríamos:
La inquietud que nos produjo, quedó plasmada en la estructura y desarrollo del rollo “Estudio del Ambiente”, que fue el primero de todos y el que originó y promovió el que se pensaran y estructuraran todos los demás.
Lo esencial de dicho Estudio es:
1) la identificación entre ambiente y relaciones interpersonales.
No son los elementos estructurales (cuya importancia es indudable) sino que es la comunicación entre personas lo que determina el ser, el estado y la dinámica de los ambientes.
2) que dichas relaciones interpersonales se establecen en tres planos claramente diferenciados, que en palabras de la moderna psicología social denominaríamos:
- un plano de identidad (relaciones entre
“nosotros”): que se centra en la relación de cada uno
consigo mismo y se desarrolla entre quienes por su
mútua identificación pueden realmente expresarse en
primera persona del plural (“nosotros pensamos,
decimos, nos proponemos”, etc.)
- un plano de alteridad (el de las relaciones con “quienes nos acompañan en la vida” nuestros - compañeros-), que expresa la proximidad sin identificación.
un tercer plano, el del entorno (los demás o el ambiente en general), cuya comunicación es esporádica o tiene lugar solamente a nivel de un clima colectivo.
3) que el trato adecuado dentro de cada plano, es y debe ser diverso, no tanto por “táctica” como por asumir con respeto la situación de cada persona con relación a uno mismo. Toda eficacia en la fermentación de ambiente se basa en la adecuada relación de cada uno consigo mismo y después en la relación “entre nosotros”. Pero tratar a “los que nos acompañan en la vida” como nos tratamos a nosotros o entre nosotros, o como tratamos al entorno impersonal, es la causa de la incomunicación existente entre quienes poseen el gozo de la fe y quienes aún no han tenido la suerte de descubrir el Evangelio.
- un plano de alteridad (el de las relaciones con “quienes nos acompañan en la vida” nuestros - compañeros-), que expresa la proximidad sin identificación.
un tercer plano, el del entorno (los demás o el ambiente en general), cuya comunicación es esporádica o tiene lugar solamente a nivel de un clima colectivo.
3) que el trato adecuado dentro de cada plano, es y debe ser diverso, no tanto por “táctica” como por asumir con respeto la situación de cada persona con relación a uno mismo. Toda eficacia en la fermentación de ambiente se basa en la adecuada relación de cada uno consigo mismo y después en la relación “entre nosotros”. Pero tratar a “los que nos acompañan en la vida” como nos tratamos a nosotros o entre nosotros, o como tratamos al entorno impersonal, es la causa de la incomunicación existente entre quienes poseen el gozo de la fe y quienes aún no han tenido la suerte de descubrir el Evangelio.
4 ) el desconocimiento que solemos tener de los
otros, aconsejó incluir en el rollo una descripción de
actitudes, una tipología, que indudablemente rompía
con las esquematizaciones al uso, que o se basaban
en juicios de valor o en circunstancias ajenas a la
persona.
Sin que pretendamos sacralizar esta tipología, incluída en el Estudio del Ambiente, lo cierto es que fué un salto para pasar de los esquemáticos “buenos y malos”, “creyentes y no creyentes”, “practicantes y no practicantes”, “cultos e incultos”, “ricos y pobres”, a un planteamiento que exigía conocer y acercarse a la persona -a cada persona- sin exclusiones ni juicios previos.
Sin que pretendamos sacralizar esta tipología, incluída en el Estudio del Ambiente, lo cierto es que fué un salto para pasar de los esquemáticos “buenos y malos”, “creyentes y no creyentes”, “practicantes y no practicantes”, “cultos e incultos”, “ricos y pobres”, a un planteamiento que exigía conocer y acercarse a la persona -a cada persona- sin exclusiones ni juicios previos.
Así identificábamos a los que creen en Dios, aman a Dios y quieren hacer el bien; y a los que creen en Dios, aman a Dios y quieren estar bien; a los que creen en Dios, pero nada más; a los que no creen porque ignoran a Dios; y a los que no creen porque rechazan a Dios.
No se trataba de etiquetar posturas, sino de dejar de valorar y enjuiciar a las personas más acá de sus intenciones, es decir, sin conocerlas.
Obsérvese que de los tres tratamientos diferenciados que proponíamos para cada uno de los “planos” de comunicación, nacen, por inducción, los tres elementos básicos del método de Cursillos. Lo que proponíamos para lo previsto para "los demás" o "el ambiente en general" da pie a la articulación del "Precursillo"; y lo previsto para "quienes nos acompañan en la vida" (nuestros compañeros, prójimos o próximos) no es ni más ni menos que lo que explica el Cursillo; y lo que preconizábamos en el frente del "nosotros" es la clave del Postcursillo.
No se trataba de etiquetar posturas, sino de dejar de valorar y enjuiciar a las personas más acá de sus intenciones, es decir, sin conocerlas.
Obsérvese que de los tres tratamientos diferenciados que proponíamos para cada uno de los “planos” de comunicación, nacen, por inducción, los tres elementos básicos del método de Cursillos. Lo que proponíamos para lo previsto para "los demás" o "el ambiente en general" da pie a la articulación del "Precursillo"; y lo previsto para "quienes nos acompañan en la vida" (nuestros compañeros, prójimos o próximos) no es ni más ni menos que lo que explica el Cursillo; y lo que preconizábamos en el frente del "nosotros" es la clave del Postcursillo.
Valga quizá recordar que en el segundo plano
(Cursillo) indicábamos que el camino lógico es la
aproximación de la persona, y el iniciar la relación
por "el corazón", para continuar por la inteligencia
("la cabeza", en los primeros escritos) y debiéndose
sólo después espolear su voluntad, para que ella, en
su integridad, pueda reconciliarse consigo, con la
realidad y con Dios. Compárese este itinerario, por
ejemplo con la trayectoria secuencial de los rollos
Seglares del Cursillo.
El hombre puede ser más y mejor.
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IDEAL
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Puede serlo donde está.
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SEGLAR CRISTIANO EN EL MUNDO
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Si descubre su corazón.
–con espontaneidad–
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PIEDAD
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Si asume su inteligencia
–con convicción–
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ESTUDIO
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Si orbita su voluntad
–con decisión–
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ACCIÓN
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Si descubre, asume y orbita su persona en su globalidad.
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DIRIGENTES
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Si acepta que su realidad está integrada por personas.
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ESTUDIO DEL AMBIENTE
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a las que puede ayudar.
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CRISTIANDAD EN ACCIÓN
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siempre que se realice de una forma personal.
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CURSILLISTA MAS ALLÁ DEL CURSILLO
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en amistad.
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REUNIÓN DE GRUPO
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Otro tanto podríamos hacer con lo que aquel primer rollo prefigura del precursillo y del poscursillo.
Lo esencial es captar que esta idea germinal,
motivada para acercarnos a las personas sin
manipularlas, en nada apunta a la mera presencia de
tales personas a unos actos, ni a su militancia en un
sector determinado, profano o intraeclesial. No
buscábamos que las personas asumieran nuevos
compromisos, sino que aceptaran a dar sentido al
propio compromiso, al que ya tienen en la realidad,
cuando no han sido manipuladas previamente. A ese
compromiso que nace de la vida, y singularmente de
la convivencia, deseábamos y seguimos deseando
convertirlo en un compromiso de amistad.
Nada más, pero también nada menos.
El estudio serio y la práctica inmediata y concreta de todo esto, nos llevó al conocimiento y al convencimiento de que la verdad de lo específicamente cristiano, no era encarnado en su vida por los que se consideraban cristianos: Lo esencialmente evangélico quedaba desdibujado en las realidades que se vivían, porque no era captado en su entraña viva, sino que tan sólo era dificultosamente visible en algunas connotaciones periféricas orientadas, sin duda, más al cumplimiento chato y sin nervio, que hacia su sentido iluminador y dinamizador de la vida de la persona.
Nada más, pero también nada menos.
El estudio serio y la práctica inmediata y concreta de todo esto, nos llevó al conocimiento y al convencimiento de que la verdad de lo específicamente cristiano, no era encarnado en su vida por los que se consideraban cristianos: Lo esencialmente evangélico quedaba desdibujado en las realidades que se vivían, porque no era captado en su entraña viva, sino que tan sólo era dificultosamente visible en algunas connotaciones periféricas orientadas, sin duda, más al cumplimiento chato y sin nervio, que hacia su sentido iluminador y dinamizador de la vida de la persona.
Esta visión que iba esclareciendo muchas cosas,
incluía el no pequeño riesgo de sentirse espectadores
lúcidos de ciertos acontecimientos, en lugar de
sabernos y sentirnos implicados en los mismos, en el
mismo mundo, y comprometidos en la misma
aventura.
La conciencia del serio peligro que siempre corre el cristiano cuando no acierta a captar el hondo sentido de la parábola de la buena y de la mala semilla, le hace amenudo constituirse en juez de vidas y conductas, cuyo juicio, sin duda alguna, evidentemente, pertenece tan sólo al Señor.
El asignar alegremente etiquetas de buenos y malos, no hace más que ahondar innecesariamente el imaginario abismo con que intentamos separar a unos de los otros, privándonos del bien mútuo y recíproco que un contacto humano y sincero, nos reportaría sin duda a todos.
Desde el principio del principio del Movimiento de Cursillos, se intentó un acercamiento cálido hacia los que no pensaban ni se portaban como se nos había enseñado tenía que comportarse la gente de Iglesia, y nos asombró ir comprobando, con contundentes evidencias sucesivas, que la buena noticia era mejor captada y mejor entendida y acogida en las áreas lejanas y ajenas a lo que normalmente se venía llamando cristiano. Y que ello y nos asombró ir comprobando, con contundentes evidencias sucesivas, que la buena noticia era mejor captada y mejor entendida y acogida en las áreas lejanas y ajenas a lo que normalmente se venía llamando cristiano desbordaba los límites del apostolado organizado. Había que pasar de la preocupación estructural a la personalista, de la tentación de un dirigismo profesionalizado, a la actitud de hacer camino en compañía.
La conciencia del serio peligro que siempre corre el cristiano cuando no acierta a captar el hondo sentido de la parábola de la buena y de la mala semilla, le hace amenudo constituirse en juez de vidas y conductas, cuyo juicio, sin duda alguna, evidentemente, pertenece tan sólo al Señor.
El asignar alegremente etiquetas de buenos y malos, no hace más que ahondar innecesariamente el imaginario abismo con que intentamos separar a unos de los otros, privándonos del bien mútuo y recíproco que un contacto humano y sincero, nos reportaría sin duda a todos.
Desde el principio del principio del Movimiento de Cursillos, se intentó un acercamiento cálido hacia los que no pensaban ni se portaban como se nos había enseñado tenía que comportarse la gente de Iglesia, y nos asombró ir comprobando, con contundentes evidencias sucesivas, que la buena noticia era mejor captada y mejor entendida y acogida en las áreas lejanas y ajenas a lo que normalmente se venía llamando cristiano. Y que ello y nos asombró ir comprobando, con contundentes evidencias sucesivas, que la buena noticia era mejor captada y mejor entendida y acogida en las áreas lejanas y ajenas a lo que normalmente se venía llamando cristiano desbordaba los límites del apostolado organizado. Había que pasar de la preocupación estructural a la personalista, de la tentación de un dirigismo profesionalizado, a la actitud de hacer camino en compañía.
Ello nos hizo pensar, reflexionar y seguir
profundizando en la potencia real e inaudita que, en
la realidad práctica que vivíamos, tenían las
afirmaciones del Señor:
“Los últimos serán los primeros”, “No he venido a buscar a los justos, sino a los pecadores”, y los que trabajaron menos, cobraron igual, etc.
Extracto del libro "MANIFIESTO, LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD REALIDAD AUN NO REALIZADA"
Extracto del libro "MANIFIESTO, LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD REALIDAD AUN NO REALIZADA"
Eduardo Bonnín y Francisco Forteza
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