Eduardo Bonnín
Al fluir del mismo vivir y al valor que el hombre de hoy valora, se pueden detectar en ella resonancias imperiales de un cristianismo trasnochado, que hoy por hoy tan sólo se creen sumisos y chatos “hombres de iglesia”, pero que no sirven para ser los que, una vez convencidos y entusiasmados por el Cursillo, pueden dar testimonio de una Iglesia viva entre los hombres que les potencie sus cualidades para vivir su vida en plenitud, mostrando en su actitud natural, humana y por natural y humana, atractiva y contagiosa para fermentar de Evangelio los ambientes donde es desconocido o mal conocido.
Hoy la realidad marca un rumbo distinto del que señala la definición.
Se tiene que partir del mundo real, no de abstracciones teológicas estratosféricas, que aunque muy verdaderas, solamente pueden llegar a la persona normal hechas vida viva en quien las vive.
El objetivo preferente, aunque no exclusivo, tienen que ser los alejados.
Se ha de procurar que a cada uno le llegue el mensaje, pero en manera alguna se tiene nadie que inmiscuir* en la personal reacción que el mensaje le produzca.
Se ha de procurar que a cada uno le llegue el mensaje, pero en manera alguna se tiene nadie que inmiscuir* en la personal reacción que el mensaje le produzca.
No se ha de intentar aturdir al Cursillista con “ofertas” apostólicas con el fin de hipotecarle unilateral y clericalmente su generosidad. No es bueno que los buenos de siempre les enderecen su generosidad hacia el cultivo de su parcela intra-eclesial preferida, porque ello les va restar arrestos y espontaneidad para saber ocupar su puesto en el mundo.
Hay que procurar que el Cristo heroico, no desplace al Cristo doméstico, al Cristo corriente, al Cristo cotidiano, al que se junta y se mezcla con el vivir de cada hombre, dando sentido a todas sus acciones y un brillo nuevo a la maravillosa realidad de su existir consciente y agradecido.
Hay que procurar que el Cristo heroico, no desplace al Cristo doméstico, al Cristo corriente, al Cristo cotidiano, al que se junta y se mezcla con el vivir de cada hombre, dando sentido a todas sus acciones y un brillo nuevo a la maravillosa realidad de su existir consciente y agradecido.
Todo en el Cursillo y después de él, tiene que arrancar de la realidad de un personal encuentro con uno mismo, que es lo único que hace posible a cada uno irse conociendo en sus cualidades y en sus limitaciones. Y lo único que propicia también el cultivo del espacio interior donde reside y se asienta el punto clave que codifica la intención que es lo que da dimensión de valor a las acciones.
Estas son algunas de las más importantes líneas de actuación del Movimiento de Cursillos que se vienen dando y prolongando en la trayectoria del vivir de los que se han acercado a ellos en
plan de comprenderlos y hacerlos realidad en su vivir,guardando el respeto y la fidelidad debida al carisma fundacional.
Donde no ha sido así, donde los secretariados han desenfocado su finalidad , creyéndose tal vez de buena fe, que su cometido consistía, ya que así se ha hecho muchas veces, en dedicarse a manipular, desactivar o a tergiversar las realidades coherentes y conjuntivas que constituyen la estructura del Cursillo, se ha logrado romper la unidad de mensaje y con ello muchas cosas más, que han dificultado, cuando no obstaculizado, la posibilidad de que mucha gente siguiera sin enterarse de que Dios en Cristo le ama.
plan de comprenderlos y hacerlos realidad en su vivir,guardando el respeto y la fidelidad debida al carisma fundacional.
Donde no ha sido así, donde los secretariados han desenfocado su finalidad , creyéndose tal vez de buena fe, que su cometido consistía, ya que así se ha hecho muchas veces, en dedicarse a manipular, desactivar o a tergiversar las realidades coherentes y conjuntivas que constituyen la estructura del Cursillo, se ha logrado romper la unidad de mensaje y con ello muchas cosas más, que han dificultado, cuando no obstaculizado, la posibilidad de que mucha gente siguiera sin enterarse de que Dios en Cristo le ama.
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